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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 136

EL BAUTISMO Y Los CUARENTA DÍAS

 

4. Los PLANES PARA LA OBRA PÚBLICA

1514:2  136:4.1 Día tras día, en las colinas, Jesús elaboró los planes para el resto de su donación en Urantia. En primer lugar decidió que no enseñaría al mismo tiempo que Juan. Proyectó permanecer en un retiro relativo hasta que la obra de Juan consiguiera su propósito, o fuera interrumpida súbitamente por su encarcelamiento. Jesús sabía muy bien que los sermones de Juan, intrépidos y desprovistos de tacto, pronto suscitarían el temor y la enemistad de los gobernantes civiles. En vista de la situación precaria de Juan, Jesús empezó definitivamente a preparar su programa de trabajo público a favor de su pueblo y del mundo, a favor de cada mundo habitado de todo su vasto universo. La donación mortal de Miguel tuvo lugar en Urantia, pero para todos los mundos de Nebadon.
1514:3  136:4.2 Después de concebir el plan general para coordinar su programa con el movimiento de Juan, lo primero que hizo Jesús fue repasar mentalmente las instrucciones de Manuel. Reflexionó profundamente sobre los consejos que le habían dado relativos a sus métodos de trabajo, y a que no dejara escritos perdurables en el planeta. Jesús nunca más volvió a escribir salvo en la arena. En su visita posterior a Nazaret, y con gran pena por parte de su hermano José, Jesús destruyó todos los escritos suyos que se conservaban en las tablillas del taller de carpintería, o estaban colgados en las paredes de la vieja casa. Jesús también reflexionó mucho sobre los consejos de Manuel relacionados con su comportamiento en materia económica, social y política hacia el mundo que encontraría en esa época.

1514:4  136:4.3 Jesús no ayunó durante estos cuarenta días de aislamiento. El período más largo que estuvo sin alimentarse fue los dos primeros días que pasó en las colinas, pues estaba tan ensimismado en sus pensamientos que se olvidó por completo de comer. Pero al tercer día se puso a buscar alimentos. Durante este período, tampoco fue tentado por espíritus malignos ni por personalidades rebeldes estacionadas en este mundo, o procedentes de cualquier otro mundo.

1514:5  136:4.4 Estos cuarenta días fueron la ocasión para el diálogo final entre su mente humana y su mente divina, o más bien para el primer funcionamiento real de estas dos mentes reunidas ahora en una sola. Los resultados de este importante período de meditación demostraban de manera concluyente que su mente divina había dominado triunfal y espiritualmente a su intelecto humano. De ahora en adelante, la mente del hombre se ha convertido en la mente de Dios, y aunque la individualidad de la mente del hombre está siempre presente, esta mente humana espiritualizada dice siempre: "Que no se haga mi voluntad sino la tuya".
1514:6  136:4.5 Los acontecimientos de este período extraordinario no fueron las visiones fantásticas de una mente hambrienta y debilitada, ni tampoco fueron los simbolismos confusos y pueriles que más tarde se transmitieron como las "tentaciones de Jesús en el desierto". Fue más bien un período para meditar sobre toda la carrera memorable y variada de la donación en Urantia, y para preparar cuidadosamente los planes del ministerio ulterior que fuera más útil para este mundo, y a la vez contribuyera también un poco al mejoramiento de todas las otras esferas aisladas por la rebelión. Jesús examinó toda la historia de la vida humana en Urantia, desde los días de Andón y Fonta, pasando por la falta de Adán, hasta el ministerio de Melquisedec de Salem.
1514:7  136:4.6 Gabriel había recordado a Jesús que podía manifestarse al mundo de dos maneras diferentes, en el caso de que decidiera permanecer algún tiempo en Urantia. También se le indicó claramente a Jesús que su elección en esta materia no tendría nada que ver con su soberanía universal ni con el final de la rebelión de Lucifer. Las dos maneras de servir al mundo eran las siguientes:

1. Su propia vía —La vía que pudiera parecerle más agradable y útil, desde el punto de vista de las necesidades inmediatas de este mundo y de la edificación presente de su propio universo.
2. La vía del Padre —La demostración con el ejemplo de un ideal, a largo plazo, de vida como criatura, según lo ven las altas personalidades de la administración paradisíaca del universo de universos.

1515:3  136:4.7 Se le indicó claramente a Jesús que tenía dos maneras de ordenar el resto de su vida terrestre. Tal como se podían observar a la luz de la situación inmediata, cada una de ellas tenía puntos a su favor. El Hijo del Hombre vio claramente que su elección entre estas dos líneas de conducta no tendría ninguna repercusión sobre la atribución de la soberanía de su universo; éste era un asunto que ya estaba arreglado y sellado en los archivos del universo de universos y sólo estaba pendiente de su petición personal. Pero se le indicó a Jesús que su hermano paradisíaco, Manuel, sentiría una gran satisfacción si Jesús juzgara conveniente terminar su carrera terrenal de encarnación tan noblemente como la había empezado, siempre sometido a la voluntad del Padre. El tercer día de su aislamiento, Jesús se prometió a sí mismo que volvería al mundo para terminar su carrera terrenal, y que en cualquier situación que implicara los dos caminos, siempre escogería la voluntad del Padre. Y vivió el resto de su vida terrestre permaneciendo siempre fiel a esta resolución. Incluso hasta el amargo final, subordinó invariablemente su voluntad soberana a la de su Padre celestial.
1515:4  136:4.8 Los cuarenta días en el desierto montañoso no fueron un período de grandes tentaciones, sino más bien el período de las grandes decisiones del Maestro. Durante estos días de solitaria comunión consigo mismo y con la presencia inmediata de su Padre —el Ajustador Personalizado (pues ya no tenía un guardián seráfico personal)— tomó una tras otra las grandes decisiones que regirían su política y su conducta durante el resto de su carrera terrenal. La tradición de una gran tentación fue conectada posteriormente con este período de aislamiento, debido a una confusión con los relatos fragmentarios de las luchas en el Monte Hermón, y además porque era costumbre que todos los grandes profetas y líderes humanos empezaran su carrera pública sometiéndose a estos supuestos períodos de ayuno y oración. Cada vez que Jesús se enfrentaba con una decisión nueva o importante, siempre tenía la costumbre de retirarse para comulgar con su propio espíritu y tratar así de conocer la voluntad de Dios.
1515:5  136:4.9 En todos estos proyectos para el resto de su vida terrenal, Jesús siempre estuvo dividido, en su corazón humano, entre dos líneas opuestas de conducta:

1515:6  136:4.10 1. Sentía un intenso deseo de llevar a su pueblo —y al mundo entero— a creer en él y a aceptar su nuevo reino espiritual. Y conocía muy bien las ideas de sus compatriotas sobre el Mesías venidero.
1515:7  136:4.11 2. Vivir y actuar de la manera que sabía que su Padre aprobaría, llevar a cabo su trabajo a favor de otros mundos necesitados, y continuar, en el establecimiento del reino, revelando al Padre y manifestando su divino carácter de amor.

1515:8  136:4.12 Durante estos días extraordinarios, Jesús vivió en una antigua caverna rocosa, un refugio en la ladera de las colinas, cerca de una aldea llamada en otro tiempo Beit Adis. Bebía del pequeño manantial que brotaba en la falda de la colina cerca de este refugio rocoso.

 


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