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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 136

EL BAUTISMO Y Los CUARENTA DÍAS

 

5. LA PRIMERA GRAN DECISIÓN

1516:1  136:5.1 Al tercer día de empezar esta conversación consigo mismo y su Ajustador Personalizado, Jesús fue gratificado con la visión de las huestes celestiales de Nebadon, reunidas y enviadas por sus comandantes para aguardar los mandatos de su amado Soberano. Este ejército poderoso comprendía doce legiones de serafines y cantidades proporcionales de todas las órdenes de inteligencias del universo. La primera gran decisión de Jesús en su aislamiento consistió en determinar si utilizaría o no estas poderosas personalidades en el programa posterior de su obra pública en Urantia.
1516:2  136:5.2 Jesús decidió que no utilizaría ni una sola personalidad de esta vasta asamblea, a menos que resultara evidente que se trataba de la voluntad de su Padre. A pesar de esta decisión de tipo general, este enorme ejército permaneció con él durante el resto de su vida terrestre, siempre dispuesto a obedecer a la menor expresión de la voluntad de su Soberano. Jesús no contemplaba constantemente, con sus ojos humanos, estas personalidades asistentes, pero su Ajustador Personalizado asociado las veía permanentemente y podía comunicarse con todas ellas.

1516:3  136:5.3 Antes de descender de su retiro de cuarenta días en las montañas, Jesús confió el mando inmediato de esta hueste de personalidades universales asistentes a su Ajustador recientemente Personalizado. Durante más de cuatro años del tiempo de Urantia, estas personalidades seleccionadas de todas las divisiones de inteligencias universales, funcionaron con obediencia y respeto bajo la sabia dirección de este Monitor de Misterio Personalizado, exaltado y experimentado. Al asumir el mando de esta poderosa asamblea, el Ajustador, que había sido en otro tiempo parte y esencia del Padre del Paraíso, aseguró a Jesús que en ningún caso se permitiría a estos agentes superhumanos servir o manifestarse en conexión con su carrera terrestre, o a favor de ella, a menos que fuera patente que el Padre deseaba dicha intervención. Así pues, mediante una sola gran decisión, Jesús se privó voluntariamente de toda cooperación sobrehumana en todos los asuntos relacionados con el resto de su carrera como mortal, a menos que el Padre eligiera por su cuenta participar en un acto o episodio determinado de los trabajos terrestres del Hijo.
1516:4  136:5.4 Al aceptar el mando de las huestes universales al servicio de Cristo Miguel, el Ajustador Personalizado se esmeró en señalar a Jesús que, aunque las actividades espaciales de esta asamblea de criaturas universales podían ser limitadas por la autoridad delegada de su Creador, estas restricciones no tendrían efecto en cuanto a las funciones de estas criaturas en el tiempo. Esta limitación se debía al hecho de que los Ajustadores son seres independientes del tiempo, una vez que han sido personalizados. Por consiguiente, a Jesús se le advirtió que, aunque el control de todas las inteligencias vivientes colocadas bajo el mando del Ajustador sería completo y perfecto en todo lo relacionado con el espacio, no se podrían imponer unas limitaciones tan perfectas en lo concerniente al tiempo. El Ajustador le dijo: "Tal como has ordenado, impediré que esta hueste de inteligencias universales asistentes intervenga en cualquier cuestión relacionada con tu carrera terrestre, excepto en los casos en que el Padre del Paraíso me ordene dejar actuar a estos agentes para que se cumpla su voluntad divina, tal como tú la hayas escogido, y en aquellos otros casos en que tu voluntad divina y humana pueda emprender una elección o una acción que implique desviaciones del orden terrestre natural, relacionadas exclusivamente con el tiempo. En todos estos casos soy impotente, y tus criaturas aquí reunidas en perfección y unidad de poder son igualmente impotentes. Si tus dos naturalezas unidas albergan alguna vez tales deseos, esos mandatos tuyos serán ejecutados inmediatamente. En todos esos asuntos, tu deseo constituirá la abreviación del tiempo, y la cosa proyectada existirá. Bajo mi autoridad, esto constituye la mayor limitación que puede imponerse a tu soberanía potencial. En mi propia conciencia el tiempo no existe, y por esta razón no puedo limitar a tus criaturas en ninguna cuestión relacionada con el tiempo".

1517:1  136:5.5 Jesús fue así informado de las consecuencias de su decisión de seguir viviendo como un hombre entre los hombres. Mediante una sola decisión, había excluído a todas sus huestes universales asistentes de inteligencias diversas de participar en su próximo ministerio público, excepto en los asuntos relacionados exclusivamente con el tiempo. Es pues evidente que cualquier posible manifestación sobrenatural o supuestamente superhumana, que acompañara al ministerio de Jesús, sólo concerniría a la eliminación del tiempo, a menos que el Padre celestial dictaminara específicamente lo contrario. Ningún milagro, ningún ministerio de misericordia, ningún otro acontecimiento posible que ocurriera en relación con el resto de la obra terrestre de Jesús, podría tener la naturaleza o el carácter de una acción que trascendiera las leyes naturales establecidas, que rigen normalmente los asuntos de los hombres tal como viven en Urantia, excepto en esta cuestión expresamente mencionada del tiempo. Por supuesto, ningún límite podía ser impuesto a las manifestaciones de "la voluntad del Padre". La eliminación del tiempo, en conexión con el deseo expreso de este Soberano potencial de un universo, sólo podía evitarse mediante la acción directa y explícita de la voluntad de este hombre-Dios en el sentido de que el tiempo, relacionado con el acto o el acontecimiento en cuestión, no debía ser acortado o eliminado. A fin de impedir la aparición de milagros temporales aparentes, Jesús tenía que permanecer constantemente consciente del tiempo. Cualquier lapsus en su conciencia del tiempo, en conexión con el mantenimiento de un deseo concreto, equivaldría a hacer efectiva la cosa concebida en la mente de este Hijo Creador, y todo ello sin la intervención del tiempo.
1517:2  136:5.6 Gracias al control supervisor de su Ajustador Personalizado y asociado, Miguel podía limitar perfectamente sus actividades terrestres personales en lo relacionado con el espacio, pero no le era posible al Hijo del Hombre limitar así su nuevo estado terrestre como Soberano potencial de Nebadon en lo referente al tiempo. Este era el estado real de Jesús de Nazaret cuando salió para comenzar su ministerio público en Urantia.

 


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