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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 136

EL BAUTISMO Y Los CUARENTA DÍAS

 

7. LA TERCERA DECISIÓN

1519:5  136:7.1 Después de tomar sus decisiones respecto a los asuntos relacionados con el alimento y la provisión física para las necesidades de su cuerpo material, el cuidado de su salud y la de sus asociados, aún quedaban otros problemas por resolver. ¿Cómo se comportaría ante un peligro personal?. Decidió ejercer una vigilancia normal sobre su seguridad física, y tomar precauciones razonables para evitar el fin prematuro de su carrera en la carne, pero decidió abstenerse de toda intervención superhumana cuando sobreviniera la crisis de su vida en la carne. Mientras tomaba esta decisión, Jesús estaba sentado a la sombra de un árbol en un saliente rocoso, con un precipicio que se abría ante él. Se daba perfectamente cuenta que desde este saliente podía arrojarse al vacío sin sufrir ningún daño, siempre que revocara su primera gran decisión de no invocar la intervención de sus inteligencias celestiales para continuar la obra de su vida en Urantia, y siempre que anulara su segunda decisión sobre su comportamiento respecto a la preservación de su vida.
1519:6  136:7.2 Jesús sabía que sus compatriotas esperaban un Mesías que estuviera por encima de las leyes naturales. Le habían enseñado bien aquel pasaje de las Escrituras: "No te sucederá ningún mal, y ninguna plaga se acercará a tu morada. Pues te confiará al cuidado de sus ángeles para que te guarden en todos tus caminos. Te llevarán en sus manos, para que tu pie no tropiece contra una piedra". Esta especie de presunción, este desafío a las leyes de la gravedad de su Padre, ¿estarían justificados para protegerse de un posible daño, o quizás para ganarse la confianza de su pueblo mal enseñado y desorientado?. Esta línea de conducta, por muy satisfactoria que fuera para los judíos en busca de signos, no sería una revelación de su Padre, sino una dudosa manipulación de las leyes establecidas en el universo de universos.

1519:7  136:7.3 Comprendiendo todo esto, y sabiendo que el Maestro se negaba a trabajar desafiando las leyes de la naturaleza establecidas por él, en lo que se refiere a su conducta personal, sabéis con certidumbre que nunca caminó sobre las aguas y que nunca hizo nada que violara su orden material de administración del mundo. Por supuesto, recordad siempre que aún no se había encontrado la manera de librarlo por completo de la falta de control sobre el elemento tiempo, en conexión con los asuntos entregados a la jurisdicción del Ajustador Personalizado.
1520:1  136:7.4 Durante toda su vida terrenal, Jesús permaneció constantemente fiel a esta decisión. Aunque los fariseos lo provocaron pidiéndole un signo, y los espectadores en el Calvario le desafiaron a que descendiera de la cruz, mantuvo firmemente la decisión que tomó en esta hora en la ladera de la montaña.

 


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