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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 137

EL TIEMPO DE ESPERA EN GALILEA

 

2. LA ELECCIÓN DE FELIPE Y DE NATANAEL

1526:1  137:2.1 El domingo por la mañana 24 de febrero del año 26, Jesús se despidió de Juan el Bautista al borde del río cerca de Pella, para no volverlo a ver nunca más en la carne.
1526:2  137:2.2 Aquel día, mientras Jesús y sus cuatro discípulos-apóstoles partían para Galilea, un gran alboroto tuvo lugar en el campamento de los seguidores de Juan. La primera gran división estaba a punto de producirse. El día anterior, Juan había dicho explícitamente a Andrés y a Esdras que Jesús era el Libertador. Andrés decidió seguir a Jesús, pero Esdras rechazó al apacible carpintero de Nazaret, proclamando a sus asociados: "El profeta Daniel afirma que el Hijo del Hombre vendrá con las nubes del cielo, lleno de poder y gran gloria. Este carpintero galileo, este constructor de barcas de Cafarnaum, no puede ser el Libertador. Un don semejante de Dios, ¿puede salir de Nazaret? Ese Jesús es un pariente de Juan, y nuestro maestro se ha dejado engañar por la gran bondad de su corazón. Mantengámonos apartados de ese falso Mesías." Cuando Juan le regañó por estas declaraciones, Esdras se retiró llevándose a muchos discípulos y se dirigió apresuradamente hacia el sur. Este grupo continuó bautizando en nombre de Juan y fundó finalmente una secta con aquellos que creían en Juan pero rehusaban aceptar a Jesús. Un resto de este grupo aún sobrevive en Mesopotamia en la actualidad.

1526:3  137:2.3 Mientras estos disturbios se fraguaban entre los seguidores de Juan, Jesús y sus cuatro discípulos-apóstoles avanzaban a buen paso hacia Galilea. Antes de cruzar el Jordán para ir a Nazaret por el camino de Naín, Jesús miró hacia adelante y vio por la carretera a un tal Felipe de Betsaida que venía hacia ellos con un amigo. Jesús había conocido a Felipe anteriormente, y los cuatro nuevos apóstoles también lo conocían bien. Iba de camino con su amigo Natanael para ver a Juan en Pella, a fin de informarse mejor sobre la llegada anunciada del reino de Dios, y se sintió encantado de saludar a Jesús. Felipe había admirado a Jesús desde que vino por primera vez a Cafarnaum. Pero Natanael, que vivía en Caná de Galilea, no conocía a Jesús. Felipe se adelantó para saludar a sus amigos, mientras Natanael descansaba a la sombra de un árbol al borde del camino.
1526:4  137:2.4 Pedro llevó aparte a Felipe y procedió a explicarle que todos ellos, refiriéndose a él mismo, Andrés, Santiago y Juan, se habían vuelto compa eros de Jesús en el nuevo reino, e incitó vivamente a Felipe a que se ofreciera para este servicio. Felipe se encontró en un aprieto. ¿Qué debía hacer? Aquí, sin el menor preaviso —al borde del camino cerca del Jordán— había surgido la cuestión más importante de toda una vida, y tenía que tomar una decisión inmediata. Mientras Felipe conversaba seriamente con Pedro, Andrés y Juan, Jesús describía a Santiago el camino a seguir a través de Galilea hasta Cafarnaum. Finalmente, Andrés sugirió a Felipe: "¿Por qué no le preguntas al Maestro?".
1526:5  137:2.5 Felipe se dio cuenta repentinamente de que Jesús era realmente un gran hombre, posiblemente el Mesías, y decidió atenerse a lo que Jesús decidiera en este asunto. Fue directamente hacia él y le preguntó: "Maestro, ¿debo ir hasta Juan o unirme a mis amigos que te siguen?" Y Jesús respondió: "Sígueme." Felipe se emocionó con la certidumbre de haber encontrado al Libertador.

1526:6  137:2.6 Entonces Felipe le hizo señas al grupo para que permanecieran donde estaban, mientras se apresuraba a revelar su decisión a su amigo Natanael, que aún continuaba debajo de la morera reflexionando sobre todas las cosas que había oído respecto a Juan el Bautista, el reino por venir y el Mesías esperado. Felipe interrumpió esta meditación, exclamando: "He encontrado al Libertador, aquel de quien han escrito Moisés y los profetas y a quien Juan ha proclamado." Natanael levantó la vista e inquirió: "¿De dónde viene ese maestro?" Y Felipe replicó: "Es Jesús de Nazaret, el hijo de José, el carpintero, que reside desde hace poco en Cafarnaum." Entonces Natanael, un poco sobresaltado, preguntó: "¿Una cosa tan buena puede salir de Nazaret?" Pero Felipe, cogiéndolo por el brazo, le dijo: "Ven a ver."
1527:1  137:2.7 Felipe condujo a Natanael hasta Jesús, el cual, mirando bondadosamente de frente a este hombre sincero que dudaba, dijo: "He aquí a un auténtico israelita, en quien no hay falsedad. Sígueme." Y Natanael, volviéndose hacia Felipe, le dijo: "Tienes razón. Es en verdad un maestro de hombres. Yo también le seguiré, si soy digno". Jesús hizo un gesto afirmativo con la cabeza a Natanael, diciéndole de nuevo: "Sígueme."

1527:2  137:2.8 Jesús ya había reunido a la mitad de su futuro cuerpo de asociados íntimos, cinco que lo conocían desde hacía algún tiempo más un extraño, Natanael. Sin más dilación, atravesaron el Jordán, pasaron por el pueblo de Naín y llegaron al final de la tarde a Nazaret.
1527:3  137:2.9 Todos pasaron la noche con José, en la casa de la infancia de Jesús. Los compañeros de Jesús no entendieron muy bien por qué su maestro recién descubierto estaba tan preocupado por destruir completamente todos los vestigios de su escritura que permanecían en la casa, tales como los Diez Mandamientos y otras sentencias y refranes. Pero esta conducta, unida al hecho de que nunca más lo vieron escribir —excepto en el polvo o en la arena— hizo una profunda impresión en sus mentes.

 

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