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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 137

EL TIEMPO DE ESPERA EN GALILEA

 

6. Los ACONTECIMIENTOS DE UN SÁBADO

1532:3  137:6.1 La primera aparición pública de Jesús, después de su bautismo, tuvo lugar en la sinagoga de Cafarnaum el sábado 2 de marzo del año 26. La sinagoga estaba atestada de gente. A la historia del bautismo en el Jordán se añadían ahora las recientes noticias de Caná sobre el agua y el vino. Jesús dio asientos de honor a sus seis apóstoles, y junto a ellos estaban sentados sus hermanos carnales Santiago y Judá. Su madre había regresado con Santiago a Cafarnaum la noche anterior, y también se hallaba presente, sentada en la sección de la sinagoga destinada a las mujeres. Todo el auditorio estaba en ascuas; esperaban contemplar alguna manifestación extraordinaria de poder sobrenatural que fuera un testimonio apropiado de la naturaleza y la autoridad de aquel que iba a hablarles aquel día. Pero estaban destinados a sufrir una desilusión.
1532:4  137:6.2 Cuando Jesús se levantó, el jefe de la sinagoga le tendió el rollo de las Escrituras, y leyó en el profeta Isaías: "Así dice el Señor: `El cielo es mi trono, y la tierra mi escabel. ¿Dónde está la casa que habéis construído para mí? ¿Y dónde está el lugar de mi morada? Todas estas cosas las han hecho mis manos', dice el Señor. `Pero me fijaré en el hombre que es humilde y de espíritu contrito, y que tiembla con mi palabra.' Oíd la voz del Señor, vosotros que tembláis y tenéis miedo: `Vuestros hermanos os han odiado y desechado a causa de mi nombre.' Pero el Señor sea glorificado. Él aparecerá ante vosotros con alegría y todos los demás serán avergonzados. Una voz de la ciudad, una voz del templo, una voz del Señor dice: `Antes de estar de parto, dio a luz; antes de venirle los dolores, dio a luz un hijo varón'. ¿Quién ha oído una cosa semejante? ¿Producirá la tierra en un solo día? ¿O puede una nación nacer de un golpe? Pero así dice el Señor: `He aquí que extenderé la paz como un río, e incluso la gloria de los gentiles se parecerá a un torrente que fluye. Como alguien a quien su madre consuela, así os consolaré yo. Seréis consolados incluso en Jerusalén. Y cuando veáis estas cosas, se alegrará vuestro corazón.'"
1533:1  137:6.3 Cuando terminó esta lectura, Jesús devolvió el rollo a su guardián. Antes de sentarse, dijo simplemente: "Sed pacientes y veréis la gloria de Dios; así es como será para todos aquellos que aguardan conmigo y aprenden así a hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos." Y la gente se fue a sus casas, preguntándose por el significado de todo esto.

1533:2  137:6.4 Aquella tarde, Jesús y sus apóstoles, con Santiago y Judá, se subieron en una barca y se alejaron un poco de la orilla, donde echaron el ancla mientras Jesús les hablaba del reino venidero. Y comprendieron más cosas de las que habían entendido la noche del jueves.
1533:3  137:6.5 Jesús les mandó que se ocuparan de sus deberes regulares hasta que "llegue la hora del reino." Y para animarlos, él mismo dio ejemplo volviendo a trabajar regularmente en el astillero. Al explicarles que deberían pasar tres horas cada noche estudiando y preparándose para su trabajo futuro, Jesús añadió: "Todos nos quedaremos por aquí hasta que el Padre me pida que os llame. Cada uno de vosotros debe regresar ahora a su trabajo de costumbre como si nada hubiera ocurrido. No habléis a nadie de mí y recordad que mi reino no ha de venir con estruendo y fascinación, sino más bien debe venir a través del gran cambio que mi Padre habrá efectuado en vuestro corazón y en el corazón de aquellos que serán llamados para unirse a vosotros en los consejos del reino. Ahora sois mis amigos; confío en vosotros y os amo; pronto os convertiréis en mis asociados personales. Sed pacientes, sed dulces. Obedeced siempre a la voluntad del Padre. Preparaos para la llamada del reino. Aunque experimentaréis una gran alegría al servicio de mi Padre, también debéis prepararos para las dificultades, porque os advierto que muchos sólo entrarán en el reino pasando por grandes tribulaciones. Para aquellos que han encontrado el reino, su alegría será completa, y serán llamados los bienaventurados de toda la tierra. Pero no alimentéis falsas esperanzas; el mundo tropezará con mis palabras. Incluso vosotros, mis amigos, no percibís plenamente lo que estoy revelando a vuestras mentes confusas. No os engañéis; saldremos a trabajar para una generación que busca signos. Exigirán la realización de prodigios como prueba de que soy el enviado de mi Padre, y serán lentos en reconocer, en la revelación del amor de mi Padre, las cartas credenciales de mi misión."
1533:4  137:6.6 Aquella noche, cuando volvieron a tierra y antes de separarse, Jesús oró de pie al borde del agua: "Padre mío, te doy las gracias por estos pequeños que ya creen, a pesar de sus dudas. Por amor a ellos, me he apartado para hacer tu voluntad. Ojalá aprendan ahora a ser uno, como nosotros somos uno."

 

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