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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 137

EL TIEMPO DE ESPERA EN GALILEA

 

8. EL SERMÓN SOBRE EL REINO

1535:7  137:8.1 El sábado 22 de junio, poco antes de partir para su primera gira de predicación, y unos diez días después del arresto de Juan, Jesús ocupó el púlpito de la sinagoga por segunda vez desde que trajo a sus apóstoles a Cafarnaum.
1535:8  137:8.2 Unos días antes de predicar este sermón sobre "el Reino", mientras Jesús trabajaba en el astillero, Pedro le trajo la noticia del arresto de Juan. Jesús dejó sus herramientas una vez más, se quitó el delantal y le dijo a Pedro: "La hora del Padre ha llegado. Preparémonos para proclamar el evangelio del reino." "The Father's hour has come. Let us make ready to proclaim the gospel of the kingdom."
1535:9  137:8.3 Este martes 18 de junio del año 26 fue el último día que Jesús trabajó en un banco de carpintería. Pedro se precipitó fuera del taller, y hacia media tarde había reunido a todos sus compañeros; los dejó en un bosquecillo cercano a la costa, y fue en busca de Jesús. Pero no pudo encontrarlo, porque el Maestro había ido a otro bosquecillo para orar. No lo vieron hasta una hora avanzada de aquella noche, cuando regresó a la casa de Zebedeo y pidió de comer. Al día siguiente, envió a su hermano Santiago para que solicitara el privilegio de hablar en la sinagoga el sábado siguiente. El jefe de la sinagoga se alegró mucho de que Jesús estuviera dispuesto de nuevo a dirigir los oficios.
1536:1  137:8.4 Antes de que Jesús predicara este memorable sermón sobre el reino de Dios, el primer esfuerzo pretencioso de su carrera pública, leyó en las Escrituras los pasajes siguientes: "Seréis para mí un reino de sacerdotes, un pueblo santo. Yahvé es nuestro juez, Yahvé es nuestro legislador, Yahvé es nuestro rey; él nos salvará. Yahvé es mi rey y mi Dios. Él es un gran rey sobre toda la tierra. La misericordia está sobre Israel en este reino. Bendita sea la gloria del Señor, porque él es nuestro Rey."
1536:2  137:8.5 Cuando terminó de leer, Jesús dijo:

1536:3  137:8.6 "He venido para proclamar el establecimiento del reino del Padre. Este reino incluirá a las almas adoradoras de los judíos y de los gentiles, de los ricos y de los pobres, de los hombres libres y de los esclavos, porque mi Padre no hace acepción de personas; su amor y su misericordia son para todos.
1536:4  137:8.7 "El Padre que está en los cielos envía su espíritu para que habite en la mente de los hombres, y cuando yo haya terminado mi obra en la tierra, el Espíritu de la Verdad será igualmente derramado sobre todo el género humano. El espíritu de mi Padre y el Espíritu de la Verdad os establecerán en el reino venidero de comprensión espiritual y de rectitud divina. Mi reino no es de este mundo. El Hijo del Hombre no conducirá los ejércitos a la batalla para establecer un trono de poder o un reino de gloria terrenal. Cuando llegue mi reino, conoceréis al Hijo del Hombre como el Príncipe de la Paz, como la revelación del Padre eterno. Los hijos de este mundo luchan por establecer y ampliar los reinos de este mundo, pero mis discípulos entrarán en el reino de los cielos por medio de sus decisiones morales y de sus victorias espirituales; y una vez que hayan entrado, encontrarán la alegría, la rectitud y la vida eterna.
1536:5  137:8.8 "Aquellos que intentan en primer lugar entrar en el reino, y empiezan así a esforzarse por conseguir una nobleza de carácter semejante a la de mi Padre, pronto poseerán todas las demás cosas que necesitan. Pero os lo digo con toda sinceridad: a menos que tratéis de entrar en el reino con la fe y la dependencia confiada de un niño pequeño, no seréis admitidos de ninguna manera.
1536:6  137:8.9 "No os dejéis engañar por aquellos que vienen diciendo: el reino está aquí o el reino está allá, porque el reino de mi Padre no tiene nada que ver con las cosas visibles y materiales. Este reino ya se encuentra ahora entre vosotros, porque allí donde el espíritu de Dios enseña y dirige al alma del hombre, allí está en realidad el reino de los cielos. Y este reino de Dios es rectitud, paz y alegría en el Espíritu Santo.
1536:7  137:8.10 "Juan os ha bautizado verdaderamente en señal de arrepentimiento y para la remisión de vuestros pecados, pero cuando entréis en el reino celestial, seréis bautizados con el Espíritu Santo.
1536:8  137:8.11 "En el reino de mi Padre no habrá ni judíos ni gentiles, sino únicamente aquellos que buscan la perfección a través del servicio, porque declaro que aquel que quiera ser grande en el reino de mi Padre, deberá convertirse primero en el servidor de todos. Si estáis dispuestos a servir a vuestros semejantes, os sentaréis conmigo en mi reino, al igual que yo me sentaré dentro de poco con mi Padre en su reino por haber servido en la similitud de la criatura.
1536:9  137:8.12 "Este nuevo reino es igual a una semilla que crece en la tierra fértil de un campo. No alcanza rápidamente su plena fructificación. Hay un intervalo de tiempo entre el establecimiento del reino en el alma del hombre y el momento en que el reino madura hasta su plena fructificación de rectitud perpétua y de salvación eterna.
1536:10  137:8.13 "Este reino que os proclamo no es un reinado de poder y de abundancia. El reino de los cielos no es un asunto de comida y de bebida, sino más bien una vida de rectitud progresiva y de alegría creciente en el servicio cada vez más perfecto de mi Padre que está en los cielos. Porque no ha dicho el Padre refiriéndose a sus hijos del mundo: `es mi voluntad que sean finalmente perfectos, como yo soy perfecto'.
1537:1  137:8.14 "He venido a predicar la buena nueva del reino. No he venido a aumentar las cargas pesadas de los que quieran entrar en este reino. Proclamo un camino nuevo y mejor, y aquellos que sean capaces de entrar en el reino venidero disfrutarán del descanso divino. Todo lo que os cueste en cosas del mundo, cualquier precio que paguéis por entrar en el reino de los cielos, lo recibiréis multiplicado en alegría y en progreso espiritual en este mundo, y la vida eterna en la era por venir.
1537:2  137:8.15 "La entrada en el reino del Padre no depende de los ejércitos en marcha, de los reinos derrocados de este mundo, ni de la ruptura del yugo de los cautivos. El reino de los cielos está cerca, y todos los que entren en él encontrarán una libertad abundante y una gozosa salvación.
1537:3  137:8.16 "Este reino es un dominio perpétuo. Los que entren en el reino ascenderán hasta mi Padre; alcanzarán ciertamente la diestra de su gloria en el Paraíso. Todos los que entren en el reino de los cielos se convertirán en los hijos de Dios, y en la era venidera ascenderán hasta el Padre. No he venido a llamar a los supuestos justos, sino a los pecadores y a todos los que tienen hambre y sed de la rectitud de la perfección divina.
1537:4  137:8.17 "Juan ha venido a predicar el arrepentimiento para prepararos para el reino; ahora vengo yo para proclamar que la fe, el regalo de Dios, es el precio para entrar en el reino de los cielos. Con que sólo creáis que mi Padre os ama con un amor infinito, ya estáis en el reino de Dios."

1537:5  137:8.18 Cuando terminó de hablar así, Jesús se sentó. Todos los que le oyeron se quedaron asombrados con sus palabras. Sus discípulos se maravillaron. Pero la gente no estaba preparada para recibir la buena nueva de labios de este Dios-hombre. Aproximadamente un tercio de sus oyentes creyó en el mensaje, aun cuando no pudieron comprenderlo por completo; otro tercio aproximadamente se preparó en su fuero interno para rechazar este concepto puramente espiritual del reino esperado, mientras que el tercio restante no pudo captar su enseñanza, y muchos de éstos creyeron sinceramente que "había perdido el juicio".

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