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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 139

Los DOCE APÓSTOLES

 

11. SIMÓN EL CELOTE

1564:6  139:11.1 Simón Celotes, el undécimo apóstol, fue escogido por Simón Pedro. Era un hombre capacitado, de buen linaje, que vivía con su familia en Cafarnaum. Tenía veintiocho años cuando se unió a los apóstoles. Era un ardiente agitador y también un hombre que hablaba mucho sin reflexionar. Había sido comerciante en Cafarnaum antes de dirigir toda su atención a la organización patriótica de los celotes.

1564:7  139:11.2 A Simón Celotes lo encargaron de las diversiones y de la distracción del grupo apostólico, y fue un organizador muy eficaz del entretenimiento y las actividades recreativas de los doce.
1564:8  139:11.3 La fuerza de Simón radicaba en su lealtad inspiradora. Cuando los apóstoles se encontraban con un hombre o una mujer que vacilaba en la indecisión de entrar en el reino, enviaban a buscar a Simón. Habitualmente, este defensor entusiasta de la salvación mediante la fe en Dios sólo necesitaba unos quince minutos para aclarar todas las dudas y eliminar toda indecisión, para ver cómo nacía una nueva alma a la "libertad de la fe y la alegría de la salvación".

1565:1  139:11.4 La gran debilidad de Simón era su mentalidad materialista. Este judío nacionalista no podía convertirse rápidamente en un internacionalista con inclinaciones espirituales. Cuatro años eran insuficientes para efectuar una transformación intelectual y emocional semejante, pero Jesús siempre fue paciente con él.

1565:2  139:11.5 Lo que Simón más admiraba de Jesús era la calma del Maestro, su seguridad, su equilibrio y su inexplicable serenidad.

1565:3  139:11.6 Aunque Simón era un rabioso revolucionario, un agitador audaz, subyugó gradualmente su ardiente naturaleza hasta convertirse en un predicador poderoso y eficaz de "la paz en la tierra y de la buena voluntad entre los hombres". Simón era un gran polemista; le gustaba discutir. Cuando había que tratar con las mentes legalistas de los judíos cultos o con los sofismas intelectuales de los griegos, esta tarea siempre se asignaba a Simón.
1565:4  139:11.7 Era un rebelde por naturaleza y un iconoclasta por su formación, pero Jesús lo conquistó para los conceptos superiores del reino de los cielos. Siempre se había identificado con el partido de la protesta, pero ahora se unía al partido del progreso, el de la evolución ilimitada y eterna del espíritu y de la verdad. Simón era un hombre de lealtades intensas y de ardientes devociones personales, y amaba profundamente a Jesús.

1565:5  139:11.8 Jesús no tenía miedo de identificarse con los hombres de negocios, los obreros, los optimistas, los pesimistas, los filósofos, los escépticos, los publicanos, los políticos y los patriotas.

1565:6  139:11.9 El Maestro tuvo muchas conversaciones con Simón, pero nunca logró transformar plenamente a este ardiente nacionalista judío en un internacionalista. Jesús le dijo a menudo a Simón que era correcto desear la mejora del orden social, económico y político, pero siempre añadía: "Eso no es asunto del reino de los cielos. Debemos dedicarnos a hacer la voluntad del Padre. Nuestro trabajo consiste en ser los embajadores de un gobierno espiritual de arriba, y no debemos ocuparnos inmediatamente de otra cosa que no sea representar la voluntad y el carácter del Padre divino que dirige ese gobierno, cuyas cartas credenciales aportamos." Todo esto era difícil de comprender para Simón, pero empezó gradualmente a captar una parte del significado de la enseñanza del Maestro.

1565:7  139:11.10 Después de la dispersión ocasionada por las persecuciones en Jerusalén, Simón se retiró de forma temporal. Estaba literalmente deshecho. Había renunciado como patriota nacionalista por deferencia a las enseñanzas de Jesús; y ahora todo estaba perdido. Estaba desesperado, pero al cabo de unos años recobró sus esperanzas y salió a proclamar el evangelio del reino.
1565:8  139:11.11 Fue a Alejandría y después de trabajar Nilo arriba, penetró en el corazón de África, predicando por todas partes el evangelio de Jesús y bautizando a los creyentes. Así estuvo trabajando hasta que fue viejo y débil. Cuando murió fue enterrado en el corazón de África.

 

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