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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 139

Los DOCE APÓSTOLES

 

3. SANTIAGO ZEBEDEO

1552:5  139:3.1 Santiago, el mayor de los dos apóstoles hijos de Zebedeo, a quienes Jesús apodó "los hijos del trueno", tenía treinta años cuando se convirtió en apóstol. Estaba casado, tenía cuatro hijos y vivía cerca de sus padres en Betsaida, en las afueras de Cafarnaum. Era pescador, y ejercía su profesión en compañía de su hermano menor Juan, y en asociación con Andrés y Simón. Santiago y su hermano Juan disfrutaban de la ventaja de haber conocido a Jesús mucho antes que todos los demás apóstoles.

1552:6  139:3.2 Este apóstol competente tenía un temperamento contradictorio; parecía poseer realmente dos naturalezas, ambas activadas por fuertes sentimientos. Era particularmente vehemente cuando se despertaba toda su indignación. Tenía un genio furibundo cuando se le provocaba suficientemente, y cuando pasaba la tormenta, siempre tenía la costumbre de justificar y excusar su enfado con el pretexto de que sólo era una manifestación de justa indignación. Aparte de estos arrebatos periódicos de ira, la personalidad de Santiago se parecía mucho a la de Andrés. No poseía la discreción ni la perspicacia de Andrés para penetrar en la naturaleza humana, pero hablaba en público mucho mejor que él. Después de Pedro, o quizás de Mateo, Santiago era el mejor orador público de los doce.
1552:7  139:3.3 Aunque Santiago no era en ningún sentido voluble, un día podía estar callado y taciturno, y al día siguiente muy conversador y narrador. Habitualmente hablaba abiertamente con Jesús, pero era, de los doce, aquel que permanecía en silencio durante días seguidos. Estos períodos de silencio inexplicable constituían su gran debilidad.
1552:8  139:3.4 El aspecto más destacado de la personalidad de Santiago era su aptitud para ver todas las facetas de un problema. Él fue, de los doce, el que estuvo más cerca de captar la importancia y la significación reales de la enseñanza de Jesús. Al principio también fue lento en comprender lo que decía el Maestro, pero antes de finalizar su preparación, había adquirido un concepto superior del mensaje de Jesús. Santiago era capaz de entender un amplio abanico de la naturaleza humana. Se llevaba bien con el talentoso Andrés, con el impetuoso Pedro y con su reservado hermano Juan.
1553:1  139:3.5 Aunque Santiago y Juan tenían sus problemas cuando intentaban trabajar juntos, era inspirador observar lo bien que se llevaban. No les salía tan bien como a Andrés y Pedro, pero se llevaban mucho mejor de lo que se puede esperar habitualmente de dos hermanos, sobre todo de dos hermanos tan testarudos y decididos. Pero, por muy extraño que parezca, estos dos hijos de Zebedeo eran mucho más tolerantes el uno con el otro que con los desconocidos. Se tenían un gran afecto mútuo; siempre habían sido buenos compañeros de juego. Fueron estos "hijos del trueno" los que quisieron pedir que bajara fuego del cielo para aniquilar a los samaritanos que se habían atrevido a ser irrespetuosos con su Maestro. Pero la muerte prematura de Santiago modificó enormemente el temperamento vehemente de su hermano menor Juan.

1553:2  139:3.6 La característica que Santiago más admiraba en Jesús era el afecto compasivo del Maestro. El interés comprensivo de Jesús por los pequeños y los grandes, los ricos y los pobres, le llamaba poderosamente la atención.

1553:3  139:3.7 Santiago Zebedeo era un pensador y un planificador bien equilibrado. Junto con Andrés, era uno de los miembros más sensatos del grupo apostólico. Era una persona enérgica, pero nunca tenía prisa. Era un excelente contrapeso de Pedro.
1553:4  139:3.8 Era sencillo y poco dramático, un servidor cotidiano, un trabajador modesto, que no buscaba ninguna recompensa especial después de haber captado una parte del verdadero significado del reino. Incluso en la historia de la madre de Santiago y Juan, que pidió que se concediera un puesto a sus hijos a la derecha y a la izquierda de Jesús, no hay que olvidar que fue la madre quien efectuó esta petición. Cuando declararon que estaban preparados para asumir esas responsabilidades, hay que reconocer que estaban enterados de los peligros que acompañaban a la supuesta revuelta del Maestro contra el poder de Roma, y que también estaban dispuestos a pagar el precio. Cuando Jesús les preguntó si estaban preparados para beber la copa, respondieron que sí. En lo que se refiere a Santiago, esto fue literalmente cierto —bebió la copa con el Maestro, ya que fue el primer apóstol que sufrió el martirio, pues Herodes Agripa pronto lo hizo ejecutar con la espada. Santiago fue así el primero de los doce que sacrificó su vida en el nuevo frente de batalla del reino. Herodes Agripa temía más a Santiago que a todos los demás apóstoles. Sí, es verdad que a menudo permanecía tranquilo y silencioso, pero era valiente y decidido cuando despertaban y desafiaban sus convicciones.

1553:5  139:3.9 Santiago vivió su vida de manera plena, y cuando llegó el final, se comportó con tanta gracia y entereza que incluso su acusador y delator, que asistió a su juicio y ejecución, se conmovió hasta tal punto que abandonó precipitadamente el espectáculo de la muerte de Santiago para unirse a los discípulos de Jesús.

 

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