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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 140

LA ORDENACIÓN DE Los DOCE

 

6. LA NOCHE DE LA ORDENACIÓN

1576:1  140:6.1 El domingo por la noche, al llegar de las tierras altas del norte de Cafarnaum a la casa de Zebedeo, Jesús y los doce compartieron una cena sencilla. Más tarde, mientras Jesús se fue a pasear por la playa, los doce hablaron entre ellos. Después de una breve conversación, mientras los gemelos encendían un pequeño fuego para calentarse y tener más luz, Andrés salió a buscar a Jesús; cuando le dió alcance, le dijo: "Maestro, mis hermanos son incapaces de comprender lo que has dicho sobre el reino. No nos sentimos en condiciones de empezar este trabajo hasta que nos hayas dado más enseñanzas. He venido para pedirte que te reúnas con nosotros en el jardín y nos ayudes a comprender el significado de tus palabras." Y Jesús fue con Andrés para reunirse con los apóstoles.
1576:2  140:6.2 Cuando hubo entrado en el jardín, congregó a los apóstoles a su alrededor y continuó enseñándoles, diciendo: "Encontráis difícil recibir mi mensaje porque quisierais construir la nueva enseñanza directamente sobre la antigua, pero os afirmo que tenéis que renacer. Tenéis que comenzar de nuevo como niños pequeños y estar dispuestos a confiar en mi enseñanza y a creer en Dios. El nuevo evangelio del reino no se puede amoldar a lo que existe. Tenéis ideas equivocadas sobre el Hijo del Hombre y su misión en la tierra. Pero no cometáis el error de pensar que he venido para rechazar la ley y los profetas; no he venido para destruir, sino para completar, ampliar e iluminar. No he venido para transgredir la ley, sino más bien para escribir estos nuevos mandamientos en las tablas de vuestro corazón.
1576:3  140:6.3 "Exijo de vosotros una rectitud que sobrepasará a la de aquellos que intentan obtener el favor del Padre con la limosna, la oración y el ayuno. Si queréis entrar en el reino, habréis de tener una rectitud que consiste en el amor, la misericordia y la verdad —el deseo sincero de hacer la voluntad de mi Padre que está en los cielos."
1576:4  140:6.4 Entonces, Simón Pedro dijo: "Maestro, si tienes un nuevo mandamiento, quisiéramos oírlo. Revélanos el nuevo camino." Jesús le contestó a Pedro: "Habéis oído decir a los que enseñan la ley: `No matarás; y cualquiera que mate estará sujeto a juicio'. Pero yo miro más allá del acto para descubrir el móvil. Os declaro que todo aquel que está irritado contra su hermano está en peligro de ser condenado. El que alimenta el odio en su corazón y planea la venganza en su mente, corre el peligro de ser juzgado. Tenéis que juzgar a vuestros compañeros por sus actos; el Padre que está en los cielos juzga según las intenciones.
1576:5  140:6.5 "Habéis oído decir a los maestros de la ley: `No cometerás adulterio'. Pero yo os digo que todo hombre que mira a una mujer con intenciones de lujuria, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón. Sólo podéis juzgar a los hombres por sus actos, pero mi Padre mira dentro del corazón de sus hijos y los juzga con misericordia según sus intenciones y deseos reales."
1576:6  140:6.6 Jesús estaba dispuesto a continuar examinando los otros mandamientos, cuando Santiago Zebedeo le interrumpió para preguntar: "Maestro, ¿qué vamos a enseñar a la gente sobre el divorcio? ¿Hemos de permitir que un hombre se divorcie de su mujer como Moisés lo ordenó?" Cuando Jesús escuchó esta pregunta, dijo: "No he venido para legislar, sino para iluminar. No he venido para reformar los reinos de este mundo, sino más bien para establecer el reino de los cielos. No es voluntad del Padre que ceda a la tentación de enseñaros reglas de gobierno, de comercio o de conducta social; aunque pudieran ser buenas para hoy, estarían lejos de ser convenientes para la sociedad de otra época. Estoy en la tierra únicamente para confortar la mente, liberar el espíritu y salvar el alma de los hombres. Pero sobre esta cuestión del divorcio os diré que, aunque Moisés consideraba favorablemente estas cosas, no era así en los tiempos de Adán ni en el Jardín."
1577:1  140:6.7 Después de que los apóstoles hubieron hablado entre ellos durante unos momentos, Jesús continuó diciendo: "Tenéis que reconocer siempre los dos puntos de vista de toda conducta de los mortales —el humano y el divino; los caminos de la carne y la senda del espíritu; la opinión del tiempo y el punto de vista de la eternidad." Aunque los doce no podían comprender todo lo que les enseñaba, esta instrucción les ayudó realmente mucho.
1577:2  140:6.8 Entonces Jesús dijo: "Pero vais a tropezar con mis enseñanzas porque estáis acostumbrados a interpretar mi mensaje literalmente; sois lentos en discernir el espíritu de mi enseñanza. Debéis recordar otra vez que sois mis mensajeros; estáis obligados a vivir vuestra vida como yo he vivido la mía en espíritu. Sois mis representantes personales; pero no cometáis el error de esperar que todos los hombres vivan como vosotros en todos los aspectos. También debéis recordar que tengo ovejas que no pertenecen a este rebaño, y que también estoy en deuda con ellos, ya que he de proporcionarles el modelo para hacer la voluntad de Dios, mientras vivo la vida de la naturaleza mortal."
1577:3  140:6.9 Entonces Natanael preguntó: "Maestro, ¿no vamos a dejar ningún lugar para la justicia? La ley de Moisés dice: `ojo por ojo y diente por diente'. ¿Qué vamos a decir nosotros?" Y Jesús contestó: "Vosotros devolveréis el bien por el mal. Mis mensajeros no deben luchar con los hombres, sino ser dulces con todos. Vuestra regla no será medida por medida. Los gobernantes de los hombres pueden tener tales leyes, pero no es así en el reino; la misericordia determinará siempre vuestro juicio, y el amor, vuestra conducta. Y si estas afirmaciones os parecen duras, aun podéis echaros atrás. Si los requisitos del apostolado los encontráis demasiado duros, podéis volver al camino menos riguroso de los discípulos."
1577:4  140:6.10 Al escuchar estas palabras sorprendentes, los apóstoles se alejaron entre ellos un momento, pero no tardaron en volver, y Pedro dijo: "Maestro, queremos seguir contigo; ninguno de nosotros quiere volverse atrás. Estamos plenamente preparados para pagar el precio adicional; beberemos la copa. Queremos ser apóstoles, no simplemente discípulos."
1577:5  140:6.11 Cuando Jesús oyó esto, dijo: "Estad dispuestos entonces a asumir vuestras responsabilidades y a seguirme. Haced vuestras buenas acciones en secreto; cuando deis una limosna, que la mano izquierda no sepa lo que hace la mano derecha. Cuando oréis, hacedlo a solas y no utilicéis vanas repeticiones y frases sin sentido. Recordad siempre que el Padre sabe lo que necesitáis incluso antes de que se lo pidáis. Y no os pongáis a ayunar con un aspecto triste para que os vean los hombres. Como mis apóstoles escogidos, reservados ahora para el servicio del reino, no acumuléis tesoros en la tierra, sino que, mediante vuestro servicio desinteresado, guardad tesoros en el cielo, porque allí donde están vuestros tesoros, también estará vuestro corazón.
1577:6  140:6.12 "El ojo es la lámpara del cuerpo; por lo tanto, si vuestro ojo es generoso, todo vuestro cuerpo estará lleno de luz. Pero si vuestro ojo es egoísta, todo vuestro cuerpo estará lleno de tinieblas. Si la luz misma que está en vosotros se convierte en tinieblas, ¡cuán profundas serán esas tinieblas!"
1577:7  140:6.13 Entonces Tomás preguntó a Jesús si debían "continuar teniéndolo todo en común." El Maestro contestó: "Sí, hermanos míos, quisiera que viviéramos juntos como una familia comprensiva. Una gran obra se os ha confiado, y deseo vuestro servicio indiviso. Sabéis que se ha dicho muy bien: `Nadie puede servir a dos señores a la vez'. No podéis adorar sinceramente a Dios, y al mismo tiempo servir al Dinero de todo corazón. Ahora que os habéis enrolado sin reservas en el trabajo del reino, no os inquietéis por vuestra vida, y preocupaos mucho menos por lo que vais a comer o a beber, o con qué vestiréis vuestro cuerpo. Ya habéis aprendido que unas manos serviciales y unos corazones diligentes no pasan hambre. Ahora que os estáis preparando para consagrar todas vuestras energías al trabajo del reino, estad seguros de que el Padre no se olvidará de vuestras necesidades. Buscad primero el reino de Dios, y cuando hayáis encontrado la entrada, todas las cosas necesarias las recibiréis por añadidura. Por eso, no os preocupéis indebidamente por el mañana. A cada día le basta su propio afán."
1578:1  140:6.14 Cuando vio que estaban dispuestos a permanecer levantados toda la noche para hacerle preguntas, Jesús les dijo: "Hermanos míos, sois vasijas de barro; es mejor que vayáis a descansar con el fin de estar dispuestos para el trabajo de mañana." Pero el sueño se había alejado de sus párpados. Pedro se atrevió a pedir a su Maestro "sólo una breve conversación privada contigo. No es que yo tenga secretos para mis hermanos, pero estoy confundido y, si acaso mereciera una reprimenda de mi Maestro, podría soportarla mejor a solas contigo." Jesús le dijo: "Ven conmigo, Pedro" —mostrando el camino hacia la casa. Cuando Pedro regresó de encontrarse con su Maestro, muy alentado y bastante estimulado, Santiago decidió entrar para hablar con Jesús. Y así sucesivamente, hasta las primeras horas de la mañana, los demás apóstoles entraron de uno en uno para hablar con el Maestro. Cuando todos hubieron conversado personalmente con él, salvo los gemelos, que se habían dormido, Andrés entró a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, los gemelos se han dormido cerca del fuego en el jardín; ¿debo despertarlos para preguntarles si quieren hablar también contigo?" Y Jesús le dijo a Andrés, sonriendo: "Hacen bien —no los molestes." La noche ya había pasado y despuntaba la luz de un nuevo día.

 


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