ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 141 EL COMIENZO DE LA OBRA PÚBLICA
2. LA LEY DE DIOS Y LA VOLUNTAD DEL PADRE
1588:4 141:2.1 La noche antes de partir de Pella, Jesús dió a los apóstoles algunas enseñanzas adicionales sobre el nuevo reino. El Maestro dijo: "Se os ha enseñado a esperar la venida del reino de Dios, y ahora vengo para anunciar que este reino tanto tiempo esperado está cerca, que incluso ya está aquí, en medio de nosotros. En todo reino ha de haber un rey sentado en su trono, decretando las leyes del reino. Por eso habéis desarrollado un concepto del reino de los cielos consistente en el gobierno glorificado del pueblo judío sobre todos los pueblos de la tierra, con el Mesías sentado en el trono de David, promulgando, desde ese lugar de poder milagroso, las leyes del mundo entero. Pero, hijos míos, no veis con los ojos de la fe, y no oís con el entendimiento del espíritu. Declaro que el reino de los cielos es la comprensión y el reconocimiento del gobierno de Dios en el corazón de los hombres. Es verdad que hay un Rey en este reino, y ese Rey es mi Padre y vuestro Padre. Somos en verdad sus súbditos leales, pero mucho más allá de este hecho se encuentra la verdad transformadora de que somos sus hijos. En mi vida, esta verdad ha de volverse manifiesta para todos. Nuestro Padre también está sentado en un trono, pero ninguna mano lo ha hecho. El trono del Infinito es la residencia eterna del Padre en el cielo de los cielos; él llena todas las cosas y proclama sus leyes a unos universos tras otros. Y el Padre reina también en el corazón de sus hijos de la tierra por medio del espíritu que ha enviado a vivir dentro del alma de los hombres mortales.
1588:5 141:2.2 "Cuando sois los súbditos de este reino, debéis oír en verdad la ley del Soberano Universal; pero cuando, a causa del evangelio del reino que he venido a proclamar, descubrís por la fe que sois hijos, ya no seguís considerándoos como criaturas sujetas a la ley de un rey todopoderoso, sino como los hijos privilegiados de un Padre amoroso y divino. En verdad, en verdad os digo que cuando la voluntad del Padre es vuestra ley, difícilmente estáis en el reino. Pero cuando la voluntad del Padre se convierte realmente en vuestra voluntad, entonces estáis de verdad en el reino, porque el reino se ha vuelto así una experiencia establecida en vosotros. Cuando la voluntad de Dios es vuestra ley, sois unos nobles súbditos esclavos; pero cuando creéis en este nuevo evangelio de filiación divina, la voluntad de mi Padre se convierte en vuestra voluntad, y sois elevados a la alta posición de los hijos libres de Dios, los hijos liberados del reino."
1589:1 141:2.3 Algunos apóstoles captaron algo de esta enseñanza, pero ninguno de ellos comprendió el significado completo de esta formidable declaración, a excepción quizás de Santiago Zebedeo. Sin embargo, estas palabras se grabaron en su corazón y emergieron para alegrar su ministerio durante los años posteriores de servicio.