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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 142

LA PASCUA EN JERUSALÉN

 

7. LA LECCIÓN SOBRE LA FAMILIA

1603:2  142:7.1 Después del activo período de enseñanza y de trabajo personal durante la semana pascual en Jerusalén, Jesús pasó el miércoles siguiente descansando con sus apóstoles en Betania. Aquella tarde, Tomás hizo una pregunta que atrajo una respuesta larga e instructiva. Tomás dijo: "Maestro, el día que fuimos seleccionados como embajadores del reino, nos dijiste muchas cosas; nos instruiste sobre nuestra manera personal de vivir, pero, ¿qué le enseñaremos a la multitud? ¿Cómo deberá vivir esa gente después de que el reino llegue más plenamente? ¿Tus discípulos poseerán esclavos? ¿Tus fieles buscarán la pobreza y huirán de la riqueza? ¿Prevalecerá solamente la misericordia, de tal manera que ya no tendremos ni ley ni justicia?" Jesús y los doce pasaron toda la tarde y toda aquella noche, después de la cena, discutiendo las preguntas de Tomás. Para los propósitos de esta narración, presentamos el siguiente resumen de las instrucciones del Maestro:
1603:3  142:7.2 En primer lugar, Jesús intentó aclarar a sus apóstoles que él mismo estaba en la tierra viviendo una vida excepcional en la carne, y que ellos doce habían sido llamados para participar en esta experiencia donadora del Hijo del Hombre; como tales colaboradores, también tenían que compartir muchas de las restricciones y obligaciones especiales de toda esta experiencia de donación. Hubo una insinuación velada de que el Hijo del Hombre era la única persona que había vivido en la tierra, capaz de ver simultáneamente dentro del corazón mismo de Dios y en las profundidades del alma humana.
1603:4  142:7.3 Jesús explicó muy claramente que el reino de los cielos era una experiencia evolutiva que empezaba aquí en la tierra, y progresaba por medio de etapas sucesivas de vida hasta el Paraíso. En el transcurso de la noche indicó con precisión que en alguna fase futura del desarrollo del reino, volvería a visitar este mundo con poder espiritual y gloria divina.
1603:5  142:7.4 Luego explicó que la "idea del reino" no era la mejor manera de ilustrar la relación del hombre con Dios; que empleaba esta metáfora porque el pueblo judío estaba esperando el reino, y porque Juan había predicado refiriéndose al reino por venir. Jesús dijo: "La gente de otra época comprenderá mejor el evangelio del reino cuando éste sea presentado en unos términos que expresen la relación familiar —cuando el hombre comprenda la religión como la enseñanza de la paternidad de Dios y la fraternidad de los hombres, la filiación con Dios." Después, el Maestro disertó con cierta amplitud sobre la familia terrenal, como una ilustración de la familia celestial, exponiendo de nuevo las dos leyes fundamentales de la vida: el primer mandamiento de amor por el padre, el cabeza de familia, y el segundo mandamiento de amor mútuo entre los hijos, el de amar al hermano como a sí mismo. Luego explicó que esta cualidad del afecto fraternal se manifestaría invariablemente en el servicio social desinteresado y amoroso.
1603:6  142:7.5 A esto le siguió el debate memorable sobre las características fundamentales de la vida familiar, y su aplicación a la relación existente entre Dios y el hombre. Jesús declaró que una verdadera familia está fundada en los siete hechos siguientes:

1604:1  142:7.6 1. El hecho de la existencia. Las relaciones de la naturaleza y los fenómenos del parecido físico están ligados en la familia: los niños heredan ciertos rasgos de sus padres. Los hijos tienen su origen en sus padres. La existencia de su personalidad depende del acto de los padres. La relación de padre a hijo es inherente en toda la naturaleza e impregna todas las existencias vivientes.

1604:2  142:7.7 2. La seguridad y el placer. Los padres auténticos experimentan un gran placer satisfaciendo las necesidades de sus hijos. Muchos padres no se contentan con abastecer simplemente las necesidades de sus hijos, sino que disfrutan también asegurándoles sus placeres.

1604:3  142:7.8 3. La educación y la preparación. Los padres sabios planean cuidosamente la educación y la preparación adecuada de sus hijos e hijas. Se les prepara desde que son jóvenes para las responsabilidades mayores de la vida adulta.

1604:4  142:7.9 4. La disciplina y la restricción. Los padres previsores también toman medidas para la disciplina, la dirección, la corrección y a veces la restricción necesarias de sus descendientes jóvenes e inmaduros.

1604:5  142:7.10 5. La camaradería y la lealtad. El padre afectuoso mantiene una relación íntima y amorosa con sus hijos. Siempre está dispuesto a escuchar sus peticiones; siempre está preparado para compartir sus penalidades y ayudarlos en sus dificultades. El padre se interesa de manera suprema por el bienestar progresivo de su descendencia.

1604:6  142:7.11 6. El amor y la misericordia. Un padre compasivo perdona espontáneamente; los padres no alimentan ideas de venganza contra sus hijos. Los padres no son como los jueces, los enemigos o los acreedores. Las familias verdaderas están construidas sobre la tolerancia, la paciencia y el perdón.

1604:7  142:7.12 7. Las disposiciones para el futuro. A los padres temporales les gusta dejar una herencia para sus hijos. La familia continúa de una generación a la siguiente. La muerte sólo acaba con una generación para marcar el comienzo de la siguiente. La muerte termina una vida individual, pero no necesariamente la familia.

1604:8  142:7.13 El Maestro examinó durante horas la aplicación de estas características de la vida familiar a las relaciones del hombre —el hijo terrestre— con Dios —el Padre del Paraíso. Y ésta fue su conclusión: "Conozco a la perfección la totalidad de esta relación de un hijo con el Padre, porque ya he alcanzado ahora, en el terreno de la filiación, todo lo que tendréis que alcanzar en el eterno futuro. El Hijo del Hombre está preparado para ascender a la diestra del Padre, de manera que, en mí, el camino está ahora aún más abierto para que todos vosotros veáis a Dios y, antes de que hayáis terminado la gloriosa progresión, os volváis perfectos como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto."
1604:9  142:7.14 Cuando los apóstoles escucharon estas palabras sorprendentes, recordaron las declaraciones que Juan había hecho en la época del bautismo de Jesús; también se acordaron vívidamente de esta experiencia en conexión con sus predicaciones y enseñanzas, después de la muerte y resurrección del Maestro.
1604:10  142:7.15 Jesús es un Hijo divino que cuenta con toda la confianza del Padre Universal. Había estado con el Padre y lo comprendía plenamente. Ahora había vivido su vida terrestre a la entera satisfacción del Padre, y esta encarnación en la carne le había permitido comprender plenamente al hombre. Jesús era la perfección del hombre; había alcanzado la misma perfección que todos los verdaderos creyentes están destinados a alcanzar en él y a través de él. Jesús reveló al hombre un Dios de perfección, y presentó a Dios, en su propia persona, al hijo perfeccionado de los mundos.
1605:1  142:7.16 Aunque Jesús estuvo hablando durante varias horas, Tomás aún no estaba satisfecho, puesto que dijo: "Pero, Maestro, no nos parece que el Padre que está en los cielos nos trate siempre con bondad y misericordia. Muchas veces sufrimos enormemente en la tierra, y nuestras oraciones no siempre son contestadas. ¿En qué punto no conseguimos captar el significado de tu enseñanza?"
1605:2  142:7.17 Jesús replicó: "Tomás, Tomás, ¿cuánto tiempo necesitarás para adquirir la aptitud de escuchar con el oído del espíritu? ¿Cuánto tiempo pasará antes de que disciernas que este reino es un reino espiritual, y que mi Padre es también un ser espiritual? ¿No comprendes que os enseño como hijos espirituales de la familia espiritual del cielo, cuyo jefe paterno es un espíritu infinito y eterno? ¿No me permitiréis que utilice la familia terrestre para ilustrar las relaciones divinas, sin aplicar mi enseñanza tan literalmente a los asuntos materiales? ¿No podéis separar en vuestra mente las realidades espirituales del reino, de los problemas materiales, sociales, económicos y políticos de esta época? Cuando hablo el lenguaje del espíritu, ¿por qué insistís en traducir mi intención al lenguaje de la carne, simplemente porque me tomo la libertad de emplear las relaciones vulgares y literales con una finalidad ilustrativa? Hijos míos, os ruego que dejéis de aplicar la enseñanza del reino del espíritu a los sórdidos asuntos de la esclavitud, la pobreza, las casas y las tierras, y a los problemas materiales de la equidad y la justicia humanas. Esas cuestiones temporales interesan a los hombres de este mundo, y aunque en cierto modo afectan a todos los hombres, habéis sido llamados para representarme en el mundo como yo represento a mi Padre. Sois los embajadores espirituales de un reino espiritual, los representantes especiales del Padre del espíritu. A estas alturas, ya debería poder instruiros como hombres maduros del reino del espíritu. ¿Tendré que seguir hablándoos como si fuerais niños? ¿No creceréis nunca en percepción espiritual? Sin embargo, os amo y seré indulgente con vosotros hasta el fin de nuestra asociación en la carne. E incluso entonces, mi espíritu os precederá en el mundo entero."

 


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