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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 145

CUATRO DÍAS MEMORABLES EN CAFARNAUM

 

4. LA NOCHE SIGUIENTE

1634:1  145:4.1 Durante toda la noche que siguió a esta gran explosión de curaciones, la multitud alegre y feliz invadió la casa de Zebedeo, y el entusiasmo emotivo de los apóstoles de Jesús alcanzó los niveles más altos. Desde el punto de vista humano, éste fue probablemente el día más grande de todos los días inolvidables de su asociación con Jesús. En ningún momento anterior ni posterior se elevaron sus esperanzas hasta tales alturas de expectativa confiada. Sólo unos días antes, cuando aún se encontraban en el interior de las fronteras de Samaria, Jesús les había dicho que había llegado la hora en que el reino debía ser proclamado con poderío, y ahora sus ojos habían contemplado lo que suponían que era la realización de esta promesa. Estaban emocionados con la idea de lo que vendría después, si esta asombrosa manifestación de poder curativo no era más que el principio. Habían desterrado sus dudas prolongadas sobre la divinidad de Jesús. Estaban literalmente embriagados con el éxtasis de su aturdido encantamiento.
1634:2  145:4.2 Pero cuando buscaron a Jesús, no pudieron encontrarlo. El Maestro estaba muy perturbado por lo que había sucedido. Estos hombres, mujeres y niños que habían sido curados de diversas enfermedades se quedaron hasta horas avanzadas de la noche, esperando que Jesús regresara para poder expresarle su gratitud. A medida que pasaban las horas y el Maestro permanecía recluído, los apóstoles no podían comprender su conducta; su alegría hubiera sido completa y perfecta si no hubiera sido por esta ausencia continuada. Cuando Jesús regresó entre ellos, ya era tarde, y prácticamente todos los beneficiarios del episodio curativo se habían ido a sus casas. Jesús rehusó las felicitaciones y la adoración de los doce y de los demás que se habían quedado para saludarlo, limitándose a decir: "No os regocijéis porque mi Padre tenga el poder de curar el cuerpo, sino más bien porque tiene la fuerza de salvar el alma. Vamos a descansar, pues mañana tenemos que ocuparnos de los asuntos del Padre."
1634:3  145:4.3 Una vez más, doce hombres decepcionados, perplejos y con el corazón entristecido se fueron a descansar; pocos de ellos, exceptuando a los gemelos, durmieron mucho aquella noche. Tan pronto como el Maestro hacía algo que alegraba el alma y regocijaba el corazón de sus apóstoles, parecía que inmediatamente hacía añicos sus esperanzas y demolía completamente los fundamentos de su coraje y entusiasmo. Cuando estos pescadores desconcertados se miraban entre sí a los ojos, sólo tenían un pensamiento: "No podemos comprenderlo. ¿Qué significa todo esto?"

 

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