ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 148 LA PREPARACIÓN DE Los EVANGELISTAS EN BETSAIDA
6. EL MALENTENDIDO SOBRE EL SUFRIMIENTO —EL DISCURSO SOBRE JOB
1662:3 148:6.1 Aquella misma tarde, en Betsaida, Juan también le preguntó a Jesús por qué tanta gente aparentemente inocente sufría tantas enfermedades y experimentaba tantas aflicciones. Al responder a las preguntas de Juan, entre otras muchas cosas, el Maestro dijo:
1662:4 148:6.2 "Hijo mío, no comprendes el significado de la adversidad ni la misión del sufrimiento. ¿No has leído esa obra maestra de la literatura semita —la historia que está en las Escrituras sobre las aflicciones de Job? ¿No recuerdas que esta maravillosa parábola empieza con la narración de la prosperidad material del servidor del Señor? Recuerdas bien que Job gozaba de la bendición de tener hijos, riqueza, dignidad, posición, salud y todas las demás cosas que los hombres valoran en esta vida temporal. Según las enseñanzas tradicionalmente aceptadas por los hijos de Abraham, esta prosperidad material era una prueba más que suficiente del favor divino. Sin embargo, las posesiones materiales y la prosperidad temporal no indican el favor de Dios. Mi Padre que está en los cielos ama a los pobres tanto como a los ricos; él no hace acepción de personas.
1663:1 148:6.3 "Aunque a la transgresión de la ley divina le sigue, tarde o temprano, la cosecha del castigo, y aunque los hombres terminan sin duda por recoger aquello que han sembrado, sin embargo deberías saber que el sufrimiento humano no siempre es un castigo por un pecado anterior. Tanto Job como sus amigos no lograron encontrar la verdadera respuesta a sus perplejidades. Con los conocimientos que disfrutas en la actualidad, difícilmente atribuirías a Satanás o a Dios los papeles que interpretan en esta parábola singular. Job no encontró, por medio del sufrimiento, la explicación de sus problemas intelectuales ni la solución de sus dificultades filosóficas, pero sí consiguió grandes victorias. Incluso en presencia misma del derrumbamiento de sus defensas teológicas, se elevó a unas alturas espirituales en las que pudo decir con sinceridad: `Me aborrezco a mí mismo'; entonces se le concedió la salvación de una visión de Dios. Así pues, incluso a través de un sufrimiento mal comprendido, Job se elevó a un plano sobrehumano de comprensión moral y de perspicacia espiritual. Cuando el servidor que sufre obtiene una visión de Dios, se produce una paz en el alma que sobrepasa toda comprensión humana.
1663:2 148:6.4 "El primer amigo de Job, Elifaz, exhortó al sufridor a que mostrara en sus aflicciones la misma entereza que había recomendado a otras personas en la época de su prosperidad. Este falso consolador dijo: `Confía en tu religión, Job; recuerda que son los perversos los que sufren, no los justos. Debes merecer este castigo, pues de lo contrario no estarías afligido. Sabes bien que ningún hombre puede ser justo a los ojos de Dios. Sabes que los malvados nunca prosperan realmente. De cualquier forma, el hombre parece predestinado a sufrir, y quizás el Señor sólo te castiga por tu propio bien.' No es de extrañar que el pobre Job no se sintiera muy consolado con esta interpretación del problema del sufrimiento humano.
1663:3 148:6.5 "Pero el consejo de su segundo amigo, Bildad, fue aun más deprimente, a pesar de su acierto desde el punto de vista de la teología aceptada en aquella época. Bildad dijo: `Dios no puede ser injusto. Tus hijos han debido ser unos pecadores, puesto que han perecido; debes estar en un error, pues de lo contrario no estarías así de afligido. Si eres realmente justo, Dios te liberará seguramente de tus aflicciones. La historia de las relaciones de Dios con el hombre debería enseñarte que el Todopoderoso sólo destruye a los perversos.'
1663:4 148:6.6 "A continuación, recuerdas cómo Job respondió a sus amigos, diciendo: `Sé bien que Dios no escucha mi llamada de auxilio. ¿Cómo Dios puede ser justo y al mismo tiempo no hacer caso en absoluto de mi inocencia? Estoy aprendiendo que no puedo obtener satisfacción apelando al Todopoderoso. ¿No podéis percibir que Dios tolera la persecución de los buenos por parte de los malos? Y puesto que el hombre es tan débil, ¿qué posibilidades tiene de encontrar consideración entre las manos de un Dios omnipotente? Dios me ha hecho como soy, y cuando se vuelve así contra mí, estoy sin defensa. ¿Por qué Dios me ha creado, simplemente para sufrir de esta manera miserable?'
1663:5 148:6.7 "¿Quién puede criticar la actitud de Job, en vista de los consejos de sus amigos y de las ideas erróneas sobre Dios que ocupaban su propia mente? ¿No ves que Job deseaba ardientemente un Dios humano, que tenía sed de comunicarse con un Ser divino que conociera la condición mortal del hombre y comprendiera que los justos han de sufrir a menudo, siendo inocentes, como parte de esta primera vida en la larga ascensión al Paraíso? Por eso el Hijo del Hombre ha venido desde el Padre para vivir una vida tal en la carne, que sea capaz de consolar y socorrer a todos aquellos que de aquí en adelante van a ser llamados a soportar las aflicciones de Job.
1663:6 148:6.8 "El tercer amigo de Job, Zofar, pronunció entonces unas palabras aun menos confortantes cuando dijo: `Eres un necio al pretender que eres justo, puesto que estás así de afligido. Pero admito que es imposible comprender los caminos de Dios. Quizás haya un designio oculto en todos tus sufrimientos.' Después de haber escuchado a sus tres amigos, Job apeló directamente a Dios para que lo ayudara, alegando el hecho de que `el hombre, nacido de mujer, vive pocos días y está lleno de problemas.'
1664:1 148:6.9 "Entonces empezó la segunda sesión con sus amigos. Elifaz se volvió más severo, acusador y sarcástico. Bildad se indignó por el desprecio de Job por sus amigos. Zofar reiteró sus consejos melancólicos. A estas alturas, Job se había disgustado con sus amigos y apeló de nuevo a Dios; ahora apelaba a un Dios justo, contra el Dios de injusticia incorporado en la filosofía de sus amigos e incluído también en su propia actitud religiosa. A continuación, Job buscó refugio en el consuelo de una vida futura, en la que las injusticias de la existencia mortal pudieran ser rectificadas de manera más justa. A falta de recibir la ayuda de los hombres, Job es impulsado hacia Dios. Luego sobreviene en su corazón la gran lucha entre la fe y la duda. Finalmente, el humano afligido empieza a percibir la luz de la vida. Su alma torturada se eleva a nuevas alturas de esperanza y valentía; puede ser que continúe sufriendo e incluso que muera, pero su alma iluminada pronuncia ahora este grito de triunfo, `¡Mi Protector vive!'
1664:2 148:6.10 "Job tenía totalmente razón cuando desafió la doctrina de que Dios aflige a los hijos para castigar a sus padres. Job estaba preparado para admitir que Dios es justo, pero anhelaba una revelación del carácter personal del Eterno que satisfaciera su alma. Y ésa es nuestra misión en la tierra. A los mortales que sufren ya no se les volverá a negar el consuelo de conocer el amor de Dios y de comprender la misericordia del Padre que está en los cielos. El discurso de Dios pronunciado desde el torbellino era un concepto majestuoso para la época en que fue expresado, pero tú ya has aprendido que el Padre no se revela de esa manera, sino que habla más bien dentro del corazón humano como una vocecita suave, que dice: `Éste es el camino; síguelo.' ¿No comprendes que Dios reside dentro de ti, que se ha vuelto como tú eres para poder hacerte como él es?"
1664:3 148:6.11 Luego, Jesús hizo su declaración final: "El Padre que está en los cielos no aflige voluntariamente a los hijos de los hombres. El hombre sufre, en primer lugar, por los accidentes del tiempo y las imperfecciones de la desdicha de una existencia física desprovista de madurez. En segundo lugar, sufre las consecuencias inexorables del pecado —de la transgresión de las leyes de la vida y de la luz. Y finalmente, el hombre recoge la cosecha de su propia persistencia inícua en la rebelión contra la justa soberanía del cielo sobre la tierra. Pero las miserias del hombre no son un azote personal del juicio divino. El hombre puede hacer, y hará, muchas cosas para disminuir sus sufrimientos temporales. Pero libérate de una vez por todas de la superstición de que Dios aflige al hombre a instancias del maligno. Estudia el Libro de Job sólo para descubrir cuántas ideas erróneas sobre Dios pueden albergar honradamente incluso unos hombres de bien; y luego observa cómo el mismo Job, dolorosamente afligido, encontró al Dios del consuelo y de la salvación, a pesar de estas enseñanzas erróneas. Al final, su fe traspasó las nubes del sufrimiento para discernir la luz de la vida derramada por el Padre como misericordia curativa y rectitud eterna."
1664:4 148:6.12 Juan meditó estas afirmaciones en su corazón durante muchos días. Esta conversación con el Maestro en el jardín provocó un cambio considerable en toda su vida posterior, y más tarde contribuyó mucho a que los otros apóstoles cambiaran su punto de vista en cuanto al origen, la naturaleza y la finalidad de las aflicciones humanas comunes. Pero Juan no habló nunca de esta conversación hasta después de la partida del Maestro.