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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 156

LA ESTANCIA EN TIRO Y SIDÓN

 

5. LA ENSEÑANZA DE JESÚS EN TIRO

1737:5  156:5.1 En el transcurso de su alocución de este miércoles por la tarde, Jesús empezó contando a sus seguidores la historia del lirio blanco que alza su cabeza pura y nevada hacia la luz del sol, mientras que sus raíces están enterradas en el lodo y el estiércol del suelo tenebroso. "De la misma manera", dijo, "aunque el hombre mortal tiene las raíces de su origen y de su ser en el suelo animal de la naturaleza humana, mediante la fe puede elevar su naturaleza espiritual hacia la luz solar de la verdad celestial, y producir realmente los nobles frutos del espíritu."
1738:1  156:5.2 Fue durante este mismo sermón cuando Jesús utilizó la primera y única parábola relacionada con su propio oficio —la carpintería. En el transcurso de su recomendación sobre "construir bien los cimientos para el crecimiento de un carácter noble impregnado de dones espirituales", dijo: "Para producir los frutos del espíritu, tenéis que haber nacido del espíritu. El espíritu es el que debe enseñaros y conduciros si queréis vivir una vida de plenitud espiritual entre vuestros semejantes. Pero no cometáis el error del carpintero necio que derrocha un tiempo precioso cuadrando, midiendo y cepillando una madera de construcción carcomida por los gusanos y podrida en su interior, para después de haber consagrado todo su esfuerzo a esa viga podrida, tiene que rechazarla porque es inadecuada para formar parte de los cimientos del edificio que quería construir, y que deberán resistir los ataques del tiempo y de las tempestades. Que todo hombre se asegure de que los cimientos intelectuales y morales de su carácter tengan tal solidez que sostengan adecuadamente la superestructura de su naturaleza espiritual que aumenta y se ennoblece, la cual transformará así la mente mortal para después, en asociación con esa mente recreada, conseguir desarrollar el alma cuyo destino es inmortal. Vuestra naturaleza espiritual —el alma creada conjuntamente— es un producto viviente, pero la mente y la moral del individuo son el terreno del que deben brotar esas manifestaciones superiores del desarrollo humano y del destino divino. El suelo del alma evolutiva es humano y material, pero el destino de esta criatura compuesta de mente y de espíritu es espiritual y divino."
1738:2  156:5.3 Este mismo día por la tarde, Natanael le preguntó a Jesús: "Maestro, ¿por qué le pedimos a Dios que no nos induzca a la tentación, cuando sabemos muy bien, por tu revelación del Padre, que él nunca hace tales cosas?" Jesús contestó a Natanael:
1738:3  156:5.4 "No es de extrañar que hagas estas preguntas, puesto que estás empezando a conocer al Padre como yo lo conozco, y no como lo veían tan confusamente los antiguos profetas hebreos. Sabes bien que nuestros antepasados tenían la tendencia de ver a Dios en casi todas las cosas que sucedían. Buscaban la mano de Dios en todas los acontecimientos naturales y en cada episodio insólito de la experiencia humana. Asociaban a Dios tanto con el bien como con el mal. Pensaban que Dios había ablandado el corazón de Moisés y endurecido el del faraón. Cuando el hombre sentía un fuerte impulso de hacer algo, bueno o malo, tenía la costumbre de explicar estas emociones poco frecuentes diciendo: `El Señor me ha hablado para decirme: haz esto o haz aquello, ve aquí o ve allí.' En consecuencia, como los hombres caían tan a menudo y con tanta violencia en la tentación, nuestros antepasados cogieron la costumbre de creer que Dios les inducía a ella para probarlos, castigarlos o fortalecerlos. Pero tú, por supuesto, sabes ahora más cosas. Sabes que, con demasiada frecuencia, los hombres son inducidos a la tentación por el ímpetu de su propio egoísmo y los impulsos de su naturaleza animal. Cuando te sientas tentado de esta manera, te recomiendo que, al mismo tiempo que reconoces honrada y sinceramente la tentación exactamente por lo que es, reorientes de manera inteligente las energías espirituales, mentales y corporales que intentan expresarse, hacia unos canales superiores y unas metas más idealistas. De esta manera podrás transformar tus tentaciones en los tipos más elevados de servicio humano edificante, y al mismo tiempo evitarás casi por completo los conflictos destructivos y debilitantes entre la naturaleza animal y la naturaleza espiritual.
1738:4  156:5.5 "Pero déjame prevenirte contra la locura de intentar superar la tentación mediante el esfuerzo de reemplazar un deseo por otro deseo supuestamente superior, utilizando la simple fuerza de la voluntad humana. Si quieres triunfar realmente sobre las tentaciones de la naturaleza más baja e inferior, debes alcanzar esa posición de superioridad espiritual en la que habrás desarrollado, de manera real y sincera, un interés efectivo y un amor por esas formas de conducta superiores y más idealistas, que tu mente desea sustituir por los hábitos de comportamiento inferiores y menos idealistas que reconoces como tentaciones. De esta manera podrás liberarte gracias a la transformación espiritual, en lugar de sentirte cada vez más sobrecargado por la represión engañosa de los deseos humanos. Lo antiguo y lo inferior serán olvidados en el amor por lo nuevo y lo superior. La belleza siempre triunfa sobre la fealdad en el corazón de todos los que están iluminados por el amor a la verdad. Existe un enorme poder en la energía expulsiva de un afecto espiritual nuevo y sincero. Te lo repito de nuevo, no te dejes vencer por el mal, sino más bien vence al mal con el bien."
1739:1  156:5.6 Los apóstoles y los evangelistas continuaron haciendo preguntas hasta muy entrada la noche, y de las numerosas respuestas de Jesús, desearíamos presentar los pensamientos siguientes, que exponemos en un lenguaje moderno:
1739:2  156:5.7 Una ambición enérgica, un juicio inteligente y una sabiduría madura son los factores esenciales para conseguir el éxito material. Las dotes de mando dependen de la aptitud natural, la discreción, el poder de la voluntad y la determinación. El destino espiritual depende de la fe, el amor y la devoción a la verdad —el hambre y la sed de rectitud— el deseo entusiasta de encontrar a Dios y parecerse a él.
1739:3  156:5.8 No os desaniméis por el descubrimiento de que sois humanos. La naturaleza humana puede tender hacia el mal, pero no es pecaminosa de manera inherente. No os sintáis abatidos por vuestra incapacidad para olvidar completamente algunas de vuestras experiencias más lamentables. Los errores que no consigáis olvidar en el tiempo, serán olvidados en la eternidad. Aligerad las cargas de vuestra alma mediante la rápida adquisición de una visión a largo plazo de vuestro destino, de una expansión de vuestra carrera en el universo.
1739:4  156:5.9 No cometáis el error de apreciar el valor del alma según las imperfecciones de la mente o los apetitos del cuerpo. No juzguéis el alma ni evaluéis su destino sobre la base de un solo episodio humano desafortunado. Vuestro destino espiritual sólo está condicionado por vuestros anhelos e intenciones espirituales.
1739:5  156:5.10 La religión es la experiencia exclusivamente espiritual del alma inmortal evolutiva del hombre que conoce a Dios, pero el poder moral y la energía espiritual son unas fuerzas poderosas que se pueden utilizar para tratar situaciones sociales difíciles y para resolver problemas económicos complicados. Estos dones morales y espirituales enriquecen más todos los niveles de la vida humana, y los hacen más significativos.
1739:6  156:5.11 Si aprendéis a amar solamente a aquellos que os aman, estáis destinados a vivir una vida limitada y mediocre. Es cierto que el amor humano puede ser recíproco, pero el amor divino es extrovertido en toda su búsqueda de la satisfacción. Cuanto menos amor hay en la naturaleza de una criatura, más grande es su necesidad de amor, y más intenta el amor divino satisfacer esa necesidad. El amor nunca es egoísta, y no puede ser dirigido hacia uno mismo. El amor divino no puede estar encerrado en sí mismo; necesita darse generosamente.
1739:7  156:5.12 Los creyentes en el reino deben poseer una fe implícita, una creencia con toda el alma, en el triunfo seguro de la rectitud. Los constructores del reino no deben dudar de que el evangelio de la salvación eterna es verdadero. Los creyentes deben aprender cada vez más a apartarse de las precipitaciones de la vida —a huir de los agobios de la existencia material— mientras que vivifican su alma, inspiran su mente y renuevan su espíritu por medio de la comunión en la adoración.
1739:8  156:5.13 Los individuos que conocen a Dios no se desaniman por las desgracias ni se dejan abatir por las decepciones. Los creyentes están inmunizados contra la depresión que sigue a los cataclismos puramente materiales; los que llevan una vida espiritual no se inquietan por los episodios del mundo material. Los candidatos a la vida eterna practican una técnica vigorizante y constructiva para hacer frente a todas las vicisitudes y agobios de la vida mortal. Un verdadero creyente, cada día que vive, encuentra más fácil hacer lo que es justo.
1740:1  156:5.14 La vida espiritual acrecienta poderosamente la verdadera autoestima. Pero la autoestima no es la admiración de sí mismo. La autoestima siempre está coordinada con el amor y el servicio a los semejantes. No es posible estimarse más a sí mismo de lo que se ama al prójimo; lo uno mide la capacidad para hacer lo otro.
1740:2  156:5.15 A medida que pasan los días, todo verdadero creyente se vuelve más hábil en atraer a sus semejantes hacia el amor de la verdad eterna. ¿Sois hoy más ingeniosos que ayer en revelar la bondad a la humanidad? ¿Sabéis recomendar mejor la rectitud este año que el año pasado? ¿Os estáis volviendo cada vez más artistas en vuestra técnica para conducir a las almas hambrientas hacia el reino espiritual?
1740:3  156:5.16 ¿Son vuestros ideales lo suficientemente elevados como para garantizar vuestra salvación eterna, y vuestras ideas son al mismo tiempo tan prácticas como para convertiros en unos ciudadanos útiles que funcionan en la tierra en asociación con sus compañeros mortales? En el espíritu, vuestra ciudadanía está en los cielos; en la carne, todavía sois ciudadanos de los reinos de la tierra. Dad a los césares las cosas que son materiales, y a Dios las que son espirituales.
1740:4  156:5.17 La medida de la capacidad espiritual del alma evolutiva es vuestra fe en la verdad y vuestro amor por los hombres; pero la medida de vuestra fuerza de carácter humano es vuestra aptitud para resistir la influencia de los resentimientos y vuestra capacidad para soportar las cavilaciones en presencia de una pena profunda. La derrota es el verdadero espejo donde podéis contemplar honradamente vuestro yo real.
1740:5  156:5.18 A medida que tenéis más años y os volvéis más experimentados en los asuntos del reino, ¿empleáis más tacto en vuestras relaciones con los mortales inoportunos y más tolerancia en la convivencia con vuestros compañeros testarudos? El tacto es el punto de apoyo de la influencia social, y la tolerancia es el distintivo de un alma grande. Si poseéis estos dones raros y encantadores, a medida que pasan los días os volveréis más alertas y expertos en vuestros esfuerzos meritorios por evitar todos los malentendidos sociales inútiles. Estas almas sabias son capaces de evitar un buen número de dificultades que se abaten con seguridad sobre todos los que sufren una falta de adaptación emocional, los que se niegan a crecer, y los que no aceptan envejecer con elegancia.
1740:6  156:5.19 Evitad la falta de honradez y la injusticia en todos vuestros esfuerzos por predicar la verdad y proclamar el evangelio. No busquéis un reconocimiento no ganado y no anheléis una simpatía inmerecida. Recibid libremente el amor que os llegue tanto de fuentes divinas como humanas, independientemente de que lo merezcáis o no, y amad a cambio generosamente. Pero en todas las demás cosas relacionadas con el honor y la adulación, buscad sólo lo que os pertenezca honradamente.
1740:7  156:5.20 El mortal consciente de Dios está seguro de salvarse; no le teme a la vida; es honrado y consecuente. Sabe cómo soportar valientemente los sufrimientos inevitables; no se queja cuando se enfrenta con las penalidades ineludibles.
1740:8  156:5.21 El verdadero creyente no se cansa de hacer el bien, simplemente porque se sienta frustrado. Las dificultades estimulan el ardor de los amantes de la verdad, mientras que los obstáculos sólo sirven para desafiar los esfuerzos de los intrépidos constructores del reino.

1740:9  156:5.22 Y Jesús les enseñó otras muchas cosas antes de que se prepararan para marcharse de Tiro.
1740:10  156:5.23 El día antes de salir de Tiro para regresar a la región del Mar de Galilea, Jesús reunió a sus asociados y ordenó a los doce evangelistas que volvieran por una ruta diferente a la que él y los doce apóstoles iban a utilizar. Después de separarse aquí de Jesús, los evangelistas nunca más volvieron a estar tan íntimamente asociados con él.

 

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