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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 160

RODÁN DE ALEJANDRÍA

 

2. EL ARTE DE VIVIR

1775:2  160:2.1 Los mortales sólo tienen dos maneras de vivir juntos: la manera material o animal y la manera espiritual o humana. Por medio de signos y sonidos, los animales pueden comunicarse entre ellos en una medida limitada, pero estas formas de comunicación no transmiten ni los significados, ni los valores ni las ideas. La única diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre puede comunicarse con sus semejantes por medio de símbolos que designan e identifican con precisión los significados, los valores, las ideas e incluso los ideales.
1775:3  160:2.2 Puesto que los animales no pueden comunicarse ideas, no pueden desarrollar una personalidad. El hombre desarrolla su personalidad, porque puede comunicar a sus semejantes tanto sus ideas como sus ideales.
1775:4  160:2.3 Esta aptitud para comunicar y compartir los significados es lo que constituye la cultura humana y permite al hombre, a través de las asociaciones sociales, construir civilizaciones. El conocimiento y la sabiduría se vuelven acumulativos debido a la aptitud del hombre para comunicar estas posesiones a las generaciones siguientes, surgiendo de esta manera las actividades culturales de la raza: el arte, la ciencia, la religión y la filosofía.
1775:5  160:2.4 La comunicación simbólica entre los seres humanos provoca la aparición de los grupos sociales. El grupo social más eficaz de todos es la familia, y más concretamente los dos padres. El afecto personal es el lazo espiritual que mantiene unidas estas asociaciones materiales. Una relación tan eficaz también es posible entre dos personas del mismo sexo, como lo ilustran tan abundantemente las devociones de las amistades auténticas.
1775:6  160:2.5 Estas asociaciones basadas en la amistad y el afecto mútuos son socializantes y ennoblecedoras, porque fomentan y facilitan los factores siguientes que son esenciales para los niveles superiores del arte de vivir:

1775:7  160:2.6 1. Expresarse y comprenderse mútuamente. Muchos nobles impulsos humanos perecen porque no hay nadie que escuche su expresión. En verdad, no es bueno que el hombre esté solo. Cierto grado de reconocimiento y cierta cantidad de aprecio son esenciales para el desarrollo del carácter humano. Sin el amor auténtico del hogar, ningún niño puede alcanzar el pleno desarrollo de un carácter normal. El carácter es algo más que simplemente la mente y la conducta. De todas las relaciones sociales adaptadas para desarrollar el carácter, la más eficaz e ideal es la amistad afectuosa y comprensiva de un hombre y una mujer reunidos por un lazo conyugal inteligente. El matrimonio, con sus múltiples relaciones, es el más apropiado para hacer surgir los preciosos impulsos y los motivos más elevados, indispensables para el desarrollo de un carácter fuerte. No dudo en glorificar así la vida familiar, porque vuestro Maestro ha elegido sabiamente la relación de padre a hijo y de hijo a padre como piedra angular de este nuevo evangelio del reino. Esta comunidad incomparable de relaciones entre un hombre y una mujer, en el abrazo afectuoso de los ideales superiores del tiempo, es una experiencia tan valiosa y satisfactoria, que vale cualquier precio, cualquier sacrificio que sea necesario para obtenerla.

1776:1  160:2.7 2. La unión de las almas —la movilización de la sabiduría. Todo ser humano adquiere, tarde o temprano, cierto concepto de este mundo y cierta visión del siguiente. Ahora bien, es posible, mediante una asociación de personalidades, unificar estos puntos de vista de la existencia temporal y de las perspectivas eternas. Y así, la mente de uno acrecienta sus valores espirituales asimilando una gran parte de la perspicacia del otro. De esta manera, los hombres enriquecen su alma poniendo en común sus posesiones espirituales respectivas. Y también de esta manera, el hombre consigue evitar la tendencia permanente de caer víctima de su visión distorsionada, de su punto de vista prejudicial y de su estrechez de juicio. El temor, la envidia y la vanidad sólo se pueden prevenir mediante el contacto íntimo con otras mentes. Llamo vuestra atención sobre el hecho de que el Maestro nunca os envía solos a trabajar para la expansión del reino; siempre os envía de dos en dos. Y puesto que la sabiduría es un superconocimiento, es lógico deducir que al unir su sabiduría, los miembros de un grupo social, grande o pequeño, comparten mútuamente todo el conocimiento.

1776:2  160:2.8 3. El entusiasmo de vivir. El aislamiento tiende a agotar la carga de energía del alma. La asociación con los semejantes es esencial para renovar el entusiasmo por la vida, e indispensable para conservar la valentía necesaria en las batallas que siguen a la ascensión a unos niveles superiores de vida humana. La amistad intensifica las alegrías y glorifica los triunfos de la vida. Las asociaciones humanas afectuosas e íntimas tienden a quitarle al sufrimiento su tristeza, y a las dificultades mucho de su amargura. La presencia de un amigo aumenta toda belleza y exalta toda bondad. Por medio de símbolos inteligentes, el hombre es capaz de vivificar y ampliar la capacidad de apreciación de sus amigos. Este poder y esta posibilidad de estimulación mútua de la imaginación es una de las glorias supremas de la amistad humana. Existe un gran poder espiritual inherente en la conciencia de estar consagrado de todo corazón a una causa común, de ser mútuamente fieles a una Deidad cósmica.

1776:3  160:2.9 4. La defensa creciente contra todo mal. Las asociaciones de personalidades y el afecto mútuo son un seguro eficaz contra el mal. Las dificultades, las tristezas, las decepciones y las derrotas son más dolorosas y desalentadoras cuando se soportan a solas. La asociación no transforma el mal en rectitud, pero ayuda mucho a mitigar la aflicción. Vuestro Maestro ha dicho: "Bienaventurados los que están de luto" —si hay un amigo cerca para consolarlos. Hay una fuerza positiva en el conocimiento de que vivís para el bienestar de los demás, y que los demás viven igualmente para vuestro bienestar y vuestro progreso. El hombre languidece en el aislamiento. Los seres humanos se desaniman infaliblemente cuando su punto de vista se limita a las transacciones transitorias del tiempo. Cuando el presente está separado del pasado y del futuro, se vuelve de una vulgaridad exasperante. Vislumbrar el círculo de la eternidad es lo único que puede inspirar al hombre para hacer lo máximo que pueda, y desafiar a lo mejor que hay en él para realizar lo imposible. Cuando el hombre se encuentra así en sus mejores disposiciones, vive de manera muy generosa para el bien de los demás, para sus semejantes que residen con él en el tiempo y en la eternidad.

1777:1  160:2.10 Repito que esta asociación inspiradora y ennoblecedora encuentra sus posibilidades ideales en las relaciones del matrimonio humano. Es verdad que muchos resultados se pueden obtener fuera del matrimonio, y que muchísimos matrimonios no logran producir en absoluto estos frutos morales y espirituales. Demasiadas veces contraen matrimonio parejas que buscan otros valores, inferiores a estas características superiores de la madurez humana. El matrimonio ideal debe estar fundado en algo más estable que las fluctuaciones del sentimiento y la inconstancia de la simple atracción sexual; debe estar basado en una devoción personal auténtica y mutua. Así pues, si se pueden construir estas pequeñas unidades fieles y eficaces de asociaciones humanas, cuando se reúnan en un todo colectivo, el mundo contemplará una gran estructura social glorificada, la civilización de la madurez mortal. Una raza así podría empezar a realizar una parte del ideal de vuestro Maestro de "paz en la tierra y buena voluntad entre los hombres". Aunque una sociedad así no sería perfecta ni estaría completamente libre del mal, al menos se acercaría a la estabilidad de la madurez.

 

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