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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 164

EN LA FIESTA DE LA CONSAGRACIÓN

 

5. LA ENSEÑANZA EN EL PÓRTICO DE SALOMÓN

1815:2  164:5.1 Mientras esta sesión del sanedrín, que violaba el sábado, se estaba celebrando en una de las cámaras del templo, Jesús estaba paseándose cerca de allí, enseñando a la gente en el Pórtico de Salomón; tenía la esperanza de ser citado ante el sanedrín, donde podría anunciarles la buena nueva de la libertad y la alegría de la filiación divina en el reino de Dios. Pero tenían miedo de enviar a buscarlo. Siempre se sentían desconcertados por estas repentinas apariciones públicas de Jesús en Jerusalén. Jesús les ofrecía ahora la oportunidad que habían buscado con tanto ardor, pero tenían miedo de traerlo ante el sanedrín, aunque fuera como testigo, y tenían aún mucho más miedo de arrestarlo.
1815:3  164:5.2 Se encontraban a mitad del invierno en Jerusalén, y la gente trataba de refugiarse parcialmente en el Pórtico de Salomón; mientras Jesús se demoraba allí, las multitudes le hicieron muchas preguntas, y él les enseñó durante más de dos horas. Algunos educadores judíos intentaron hacerlo caer en una trampa, preguntándole públicamente: "¿Cuánto tiempo nos tendrás en la incertidumbre? Si eres el Mesías, ¿por qué no nos lo dices claramente?" Jesús dijo: "Os he hablado muchas veces de mí y de mi Padre, pero no queréis creerme. ¿No podéis ver que las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio por mí? Pero muchos de vosotros no creéis porque no pertenecéis a mi rebaño. El instructor de la verdad atrae solamente a los que tienen hambre de verdad y sed de rectitud. Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Y a todos los que siguen mi enseñanza, les concedo la vida eterna; nunca perecerán, y nadie los arrebatará de mis manos. Mi Padre, que me ha dado estos hijos, es más grande que todos, de manera que nadie puede arrebatarlos de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos uno." Algunos judíos incrédulos se precipitaron hacia el lugar donde aún estaban construyendo el templo para coger piedras y arrojárselas a Jesús, pero los creyentes se lo impidieron.
1815:4  164:5.3 Jesús continuó su enseñanza: "Os he mostrado muchas obras amantes que provienen del Padre, y ahora quisiera preguntaros ¿por cuál de ésas buenas obras pensáis apedrearme?" Entonces, uno de los fariseos respondió: "No queremos apedrearte por ninguna buena obra, sino por blasfemia, porque tú, que eres un hombre, te atreves a igualarte con Dios." Y Jesús contestó: "Acusáis al Hijo del Hombre de blasfemia porque os habéis negado a creerme cuando os he afirmado que Dios me ha enviado. Si no hago las obras de Dios, no me creáis, pero si hago las obras de Dios, aunque no creáis en mí, pensaba que creeríais en las obras. Pero para que estéis seguros de lo que proclamo, dejadme afirmar de nuevo que el Padre está en mí y yo en el Padre, y que de la misma manera que el Padre reside en mí, yo residiré en cada uno de los que creen en este evangelio." Cuando la gente escuchó estas palabras, muchos de ellos salieron precipitadamente a coger piedras para arrojárselas, pero él salió por los recintos del templo; se reunió con Natanael y Tomás, que habían asistido a la sesión del sanedrín, y esperó con ellos, cerca del templo, hasta que Josías saliera de la cámara del consejo.
1816:1  164:5.4 Jesús y los dos apóstoles no fueron a buscar a Josías a su casa hasta que se enteraron de que había sido expulsado de la sinagoga. Cuando llegaron a su casa, Tomás lo llamó para que saliera al patio, y Jesús le dijo: "Josías, ¿crees en el Hijo de Dios?" Y Josías contestó: "Dime quién es, para que pueda creer en él." Jesús dijo: "Lo has visto y oído, es el que te habla en este momento." Y Josías dijo: "Señor, yo creo", y cayendo de rodillas, le adoró.
1816:2  164:5.5 Cuando Josías se enteró de que había sido expulsado de la sinagoga, al principio se deprimió enormemente, pero se animó mucho cuando Jesús le ordenó que se preparara inmediatamente para acompañarlos al campamento de Pella. Este hombre sencillo de Jerusalén había sido expulsado en verdad de una sinagoga judía, pero he aquí que el Creador de un universo se lo llevaba para asociarlo con la nobleza espiritual de aquel tiempo y de aquella generación.
1816:3  164:5.6 Jesús salió entonces de Jerusalén para no regresar allí hasta poco antes del momento en que se preparó para dejar este mundo. El Maestro volvió a Pella con Josías y los dos apóstoles. Josías demostró ser uno de los que recibieron el ministerio milagroso del Maestro y dió frutos, pues se convirtió en un predicador del evangelio del reino durante el resto de su vida.

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