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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 165

COMIENZA LA MISIÓN EN PEREA

 

3. EL SERMÓN DEL SÁBADO EN PELLA

1819:9  165:3.1 A finales de enero, las multitudes de los sábados por la tarde sumaban casi tres mil personas. El sábado 28 de enero, Jesús predicó el memorable sermón sobre "La confianza y el estado de preparación espiritual". Después de unas observaciones preliminares de Simón Pedro, el Maestro dijo:

1820:1  165:3.2 "Lo que he dicho muchas veces a mis apóstoles y a mis discípulos, ahora lo proclamo a esta multitud: Guardaos de la influencia de los fariseos, que es la hipocresía nacida de los prejuicios y cultivada en la esclavitud a la tradición; sin embargo, muchos de esos fariseos son honrados de corazón y algunos de ellos permanecen aquí como discípulos míos. Dentro de poco todos comprenderéis mi enseñanza, porque no hay nada que ahora esté oculto que no pueda ser revelado. Lo que ahora está escondido para vosotros, será plenamente conocido cuando el Hijo del Hombre haya concluído su misión en la tierra y en la carne.
1820:2  165:3.3 "Pronto, muy pronto, las cosas que nuestros enemigos están tramando ahora en secreto y en la oscuridad, saldrán a la luz y serán proclamadas desde los tejados. Pero yo os digo, amigos míos, que no les tengáis miedo cuando traten de destruir al Hijo del Hombre. No temáis a aquellos que, aunque puedan ser capaces de matar el cuerpo, después ya no tienen ningún poder sobre vosotros. Os exhorto a que no temáis a nadie, ni en el cielo ni en la tierra, sino que os regocijéis en el conocimiento de Aquel que tiene el poder de liberaros de toda injusticia, y de presentaros intachables ante el tribunal de un universo.
1820:3  165:3.4 "¿No se venden cinco gorriones por dos céntimos? Y sin embargo, cuando esos pájaros revolotean buscando su alimento, ni uno de ellos existe sin que lo sepa el Padre, el origen de toda vida. Para los guardianes seráficos, los cabellos mismos de vuestra cabeza están contados. Si todo esto es verdad, ¿por qué tenéis que vivir con el temor a las muchas pequeñeces que surgen en vuestra vida diaria? Os lo digo: No tengáis miedo; vosotros valéis mucho más que un gran número de gorriones.
1820:4  165:3.5 "A todos los que habéis tenido el valor de confesar vuestra fe en mi evangelio delante de los hombres, yo os reconoceré dentro de poco delante de los ángeles del cielo; pero cualquiera que niegue a sabiendas la verdad de mis enseñanzas delante de los hombres, será renegado por el guardián de su destino hasta delante de los ángeles del cielo.
1820:5  165:3.6 "Decid lo que queráis sobre el Hijo del Hombre, que eso os será perdonado; pero el que se atreva a blasfemar contra Dios, difícilmente encontrará perdón. Cuando los hombres llegan hasta el extremo de atribuir a sabiendas los actos de Dios a las fuerzas del mal, esos rebeldes deliberados difícilmente buscarán el perdón de sus pecados.
1820:6  165:3.7 "Cuando nuestros enemigos os lleven delante de los jefes de las sinagogas y delante de otras altas autoridades, no os preocupéis por lo que tendréis que decir, y no os inquietéis por la manera en que deberéis contestar a sus preguntas, porque el espíritu que reside dentro de vosotros os enseñará sin duda, en esa misma hora, lo que deberéis decir en honor del evangelio del reino.
1820:7  165:3.8 "¿Cuánto tiempo estaréis detenidos en el valle de la decisión? ¿Por qué vaciláis entre dos opiniones? ¿Por qué un judío o un gentil dudaría en aceptar la buena nueva de que es un hijo del Dios eterno? ¿Cuánto tiempo necesitaremos para persuadiros de que entréis con alegría en vuestra herencia espiritual? He venido a este mundo para revelaros el Padre y para conduciros hacia el Padre. Lo primero ya lo he hecho, pero no puedo hacer lo segundo sin vuestro consentimiento; el Padre nunca obliga a nadie a entrar en el reino. La invitación siempre ha sido, y será siempre: Cualquiera que quiera, que venga y comparta libremente el agua de la vida."

1820:8  165:3.9 Cuando Jesús hubo terminado de hablar, muchos salieron para ser bautizados por los apóstoles en el Jordán, mientras Jesús escuchaba las preguntas de los que se habían quedado con él.

 


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