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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 166

LA ÚLTIMA VISITA A PEREA DEL NORTE

 

3. EL SERMÓN EN GERASA

1828:5  166:3.1 Mientras Jesús y los doce conversaban con los mensajeros del reino en Gerasa, uno de los fariseos que creían en él hizo la pregunta siguiente: "Señor, ¿en realidad se salvarán pocas o muchas personas?" Y Jesús contestó:

1828:6  166:3.2 "Os han enseñado que sólo los hijos de Abraham serán salvados, que sólo los gentiles de adopción pueden esperar la salvación. Como las Escrituras indican que de todas las multitudes que salieron de Egipto, sólo Caleb y Josué vivieron para entrar en la tierra prometida, algunos de vosotros habéis deducido que sólo un número relativamente pequeño de aquellos que buscan el reino de los cielos conseguirá entrar en él.
1828:7  166:3.3 "También tenéis otro dicho entre vosotros, y es un dicho que contiene mucha verdad: El camino que conduce a la vida eterna es recto y estrecho, y la puerta de acceso es igualmente estrecha, de manera que, de aquellos que buscan la salvación, pocos son los que logran entrar por esa puerta. También tenéis una enseñanza que dice que el camino que conduce a la destrucción es amplio, que su entrada es ancha, y que muchos escogen seguir ese camino. Este proverbio no está desprovisto de significado. Pero yo declaro que la salvación es, en primer lugar, una cuestión de elección personal. Aunque la puerta que conduce al camino de la vida sea estrecha, es lo suficientemente ancha como para recibir a todos los que intentan entrar sinceramente, porque yo soy esa puerta. Y el Hijo nunca le negará la entrada a ningún hijo del universo que aspira, por la fe, a encontrar al Padre a través del Hijo.
1829:1  166:3.4 "Pero he aquí el peligro para todos los que quisieran aplazar su entrada en el reino, a fin de continuar buscando los placeres de la inmadurez y permitirse las satisfacciones del egoísmo: Al haberse negado a entrar en el reino como experiencia espiritual, quizás intenten más tarde entrar en él cuando la gloria del mejor camino sea revelada en la era por venir. Por consiguiente, aquellos que despreciaron el reino cuando yo vine en la similitud de la humanidad, tratarán de encontrar una entrada cuando sea revelado en la similitud de la divinidad; pero entonces diré a todos esos egoístas: No sé de dónde venís. Tuvisteis la oportunidad de prepararos para esta ciudadanía celestial, pero rehusasteis todas estas ofertas de misericordia; rechazasteis todas las invitaciones para venir mientras que la puerta estaba abierta. Ahora, para vosotros que habéis rechazado la salvación, la puerta está cerrada. Esta puerta no está abierta para aquellos que quieren entrar en el reino para glorificarse egoistamente. La salvación no es para los que no están dispuestos a pagar el precio de una dedicación entusiasta a hacer la voluntad de mi Padre. Cuando en vuestro espíritu y en vuestra alma le habéis dado la espalda al reino del Padre, es inútil permanecer mental y corporalmente delante de esta puerta, y llamar diciendo: `Señor, ábrenos; nosotros también queremos ser grandes en el reino.' Entonces declararé que no pertenecéis a mi redil. No os recibiré para que estéis con los que han librado el buen combate de la fe y han ganado la recompensa del servicio desinteresado en el reino en la tierra. Y cuando digáis: `¿No comimos y bebimos contigo, y no enseñaste en nuestras calles?', entonces declararé de nuevo que sois unos extranjeros espirituales; que no servimos juntos en el ministerio de misericordia del Padre en la tierra; que no os conozco; y entonces, el Juez de toda la tierra os dirá: `Apartaos de nosotros, todos los que habéis disfrutado con las obras de la iniquidad.'
1829:2  166:3.5 "Pero no temáis; todo el que desee sinceramente encontrar la vida eterna entrando en el reino de Dios, hallará con seguridad esa salvación eterna. Pero vosotros, que rechazáis esta salvación, algún día veréis a los profetas de la semilla de Abraham sentarse en este reino glorificado con los creyentes de las naciones gentiles, para compartir el pan de la vida y refrescarse con el agua de la vida. Aquellos que se apoderen así del reino mediante el poder espiritual y los asaltos perseverantes de la fe viviente, vendrán del norte y del sur, del este y del oeste. Y mirad, muchos que son los primeros serán los últimos, y aquellos que son los últimos serán muchas veces los primeros."
1829:3  166:3.6 Ésta fue, en verdad, una versión nueva e insólita del viejo proverbio bien conocido sobre el camino recto y estrecho.
1829:4  166:3.7 Lentamente, los apóstoles y muchos discípulos aprendían el significado de la declaración inicial de Jesús: "A menos que nazcáis de nuevo, que nazcáis del espíritu, no podréis entrar en el reino de Dios." Sin embargo, para todos los que son honrados de corazón y tienen una fe sincera, es eternamente cierto que: "Mirad, permanezco en la puerta del corazón de los hombres y llamo; si alguien me abre, entraré, cenaré con él y lo alimentaré con el pan de la vida; seremos uno solo en espíritu y tendremos una sola finalidad, y así seremos siempre hermanos en el largo y fructífero servicio de buscar al Padre del Paraíso." Así pues, si los que se van a salvar son muchos o pocos, eso depende enteramente de que muchos o pocos hagan caso de la invitación: "Yo soy la puerta, yo soy el camino nuevo y viviente, y cualquiera que lo desee puede entrar para embarcarse en la búsqueda interminable de la verdad, que durará la vida eterna."
1829:5  166:3.8 Los mismos apóstoles eran incapaces de comprender plenamente su enseñanza sobre la necesidad de utilizar la fuerza espiritual a fin de vencer todas las resistencias materiales, y para superar todos los obstáculos terrenales que casualmente pudieran impedir la comprensión de los valores espirituales, sumamente importantes, de la nueva vida en el espíritu, como hijos liberados de Dios.

 

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