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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 171

EN EL CAMINO DE JERUSALÉN

 

5. EL CIEGO DE JERICÓ

1873:1  171:5.1 El jueves 30 de marzo al atardecer, Jesús y sus apóstoles, a la cabeza de un grupo de unos doscientos seguidores, se aproximaron a los muros de Jericó. Al acercarse a la puerta de la ciudad, se encontraron con una multitud de mendigos entre los que se hallaba un tal Bartimeo, un anciano que había estado ciego desde su juventud. Este mendigo ciego había oído hablar mucho de Jesús y lo sabía todo sobre la curación del ciego Josías en Jerusalén. No se había enterado de la última visita de Jesús a Jericó hasta que éste había partido hacia Betania. Bartimeo había decidido que nunca más permitiría que Jesús visitara Jericó sin recurrir a él para que le devolviera la vista.
1873:2  171:5.2 La noticia de la llegada de Jesús se había difundido por todo Jericó, y centenares de habitantes se habían congregado para salir a su encuentro. Cuando este gran gentío regresó escoltando al Maestro por la ciudad, Bartimeo escuchó el ruido de los pasos de la multitud y supo que ocurría algo fuera de lo normal, por lo que preguntó a los que estaban cerca de él qué era lo que sucedía. Uno de los mendigos le contestó: "Está pasando Jesús de Nazaret." Cuando Bartimeo escuchó que Jesús estaba cerca, elevó la voz y empezó a gritar: "¡Jesús, Jesús, ten piedad de mí!" Como continuaba gritando cada vez más fuerte, algunos de los que estaban cerca de Jesús fueron hacia él y le reprendieron, pidiéndole que guardara silencio. Pero fue en vano; se limitó a gritar aún más y más fuerte todavía.
1873:3  171:5.3 Cuando Jesús escuchó los gritos del ciego, se detuvo. Y cuando lo vio, dijo a sus amigos: "Traedme a ese hombre." Entonces se acercaron a Bartimeo, diciendo: "Alégrate y ven con nosotros, porque el Maestro te llama." Cuando Bartimeo escuchó estas palabras, tiró a un lado su manto y saltó hacia el centro de la carretera, mientras que los que estaban cerca lo guiaban hacia Jesús. Dirigiéndose a Bartimeo, Jesús dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" Entonces el ciego contestó: "Quisiera recobrar la vista." Cuando Jesús escuchó esta petición y vio su fe, dijo: "Recobrarás la vista; sigue tu camino, tu fe te ha curado." Bartimeo recuperó inmediatamente la vista y permaneció cerca de Jesús, glorificando a Dios, hasta que el Maestro partió al día siguiente para Jerusalén; entonces precedió a la multitud, proclamando a todo el mundo cómo le habían devuelto la vista en Jericó.

 


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