ÍNDICE
previo      continuo
El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 174

EL MARTES POR LA MAÑANA EN EL TEMPLO

 

1. EL PERDÓN DIVINO

1898:1  174:1.1 Durante varios días, Pedro y Santiago habían estado discutiendo sus diferencias de opinión sobre la enseñanza del Maestro acerca del perdón de los pecados. Los dos habían acordado plantear el asunto a Jesús, y Pedro aprovechó esta ocasión como una oportunidad adecuada para obtener el consejo del Maestro. En consecuencia, Simón Pedro interrumpió la conversación sobre las diferencias entre la alabanza y la adoración, y preguntó: "Maestro, Santiago y yo no estamos de acuerdo sobre tus enseñanzas relacionadas con el perdón de los pecados. Santiago afirma que, según tu enseñanza, el Padre nos perdona incluso antes de que se lo pidamos, y yo sostengo que el arrepentimiento y la confesión deben preceder al perdón. ¿Quién de nosotros tiene razón? ¿Qué dices tú?"
1898:2  174:1.2 Después de un breve silencio, Jesús miró de manera significativa a los cuatro y contestó: "Hermanos míos, os equivocáis en vuestras opiniones porque no comprendéis la naturaleza de las relaciones íntimas y amorosas entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios. No lográis captar la simpatía comprensiva que un padre sabio alberga por su hijo inmaduro y a veces equivocado. En verdad es dudoso que unos padres inteligentes y afectuosos se vean nunca en la necesidad de perdonar a un hijo normal y corriente. Las relaciones comprensivas, asociadas con las actitudes amorosas, impiden eficazmente todos los distanciamientos que necesitan posteriormente un reajuste mediante el arrepentimiento del hijo y el perdón del padre.
1898:3  174:1.3 "En cada hijo vive una fracción de su padre. El padre disfruta de una prioridad y de una superioridad de comprensión en todas las cuestiones relacionadas con la relación entre padre e hijo. El padre es capaz de percibir la inmadurez del hijo a la luz de la madurez paternal más elevada, de la experiencia más madura que posee el compañero de más edad. En el caso del hijo terrestre y del Padre celestial, el padre divino posee, de una manera infinita y divina, la compasión y la capacidad para comprender con amor. El perdón divino es inevitable; es inherente e inalienable a la comprensión infinita de Dios, a su conocimiento perfecto de todo lo relacionado con el juicio erróneo y la elección equivocada del hijo. La justicia divina es tan eternamente equitativa que engloba infaliblemente una misericordia comprensiva.
1898:4  174:1.4 "Cuando un hombre sensato comprende los impulsos internos de sus semejantes, los ama. Y cuando amáis a vuestro hermano, ya lo habéis perdonado. Esta capacidad para comprender la naturaleza del hombre y para perdonar sus aparentes fechorías, es divina. Si sois unos padres sabios, así es como amaréis y comprenderéis a vuestros hijos, e incluso los perdonaréis cuando los malentendidos pasajeros os hayan separado aparentemente. El hijo es inmaduro y no comprende plenamente la profundidad de la relación entre padre e hijo; por eso experimenta con frecuencia un sentimiento de separación culpable cuando no tiene la plena aprobación de su padre, pero un verdadero padre nunca tiene conciencia de una separación semejante. El pecado es una experiencia de la conciencia de la criatura; no forma parte de la conciencia de Dios.
1898:5  174:1.5 "Vuestra incapacidad o vuestra mala disposición para perdonar a vuestros semejantes es la medida de vuestra inmadurez, de vuestro fracaso en alcanzar el nivel adulto de compasión, de comprensión y de amor. Vuestros rencores y vuestras ideas de venganza son directamente proporcionales a vuestra ignorancia de la naturaleza interior y de los verdaderos anhelos de vuestros hijos y de vuestros semejantes. El amor es la manifestación exterior del impulso de vida interior y divino. Está basado en la comprensión, alimentado por el servicio desinteresado y perfeccionado con la sabiduría."

 

previo      continuo