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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 176

EL MARTES POR LA NOCHE EN EL MONTE DE Los OLIVOS

 

3. LA CONVERSACIÓN POSTERIOR EN EL CAMPAMENTO

1916:1  176:3.1 Mientras unos veinte de ellos se reunían alrededor del fuego del campamento, Tomás preguntó: "Puesto que tienes que volver para terminar la obra del reino, ¿cuál ha de ser nuestra actitud mientras estás lejos, ocupado en los asuntos del Padre?" Jesús los miró a la luz del fuego y respondió:

1916:2  176:3.2 "Tomás, tú tampoco logras comprender lo que he estado diciendo. ¿No te he enseñado todo este tiempo que tu relación con el reino es espiritual e individual, que es totalmente un asunto de experiencia personal en el espíritu mediante la comprensión, por la fe, de que eres un hijo de Dios? ¿Qué puedo decir más? La caída de las naciones, el desplome de los imperios, la destrucción de los judíos incrédulos, el final de una era e incluso el fin del mundo, ¿qué tienen que ver estas cosas con alguien que cree en este evangelio, y que ha refugiado su vida en la seguridad del reino eterno? Vosotros que conocéis a Dios y que creéis en el evangelio, ya habéis recibido las seguridades de la vida eterna. Puesto que vuestra vida ha sido vivida en el espíritu y para el Padre, nada os puede preocupar seriamente. Los constructores del reino, los ciudadanos acreditados de los mundos celestiales, no deben inquietarse por los trastornos temporales o perturbarse por los cataclismos terrestres. A vosotros que creéis en este evangelio del reino, ¿qué os importa que se derrumben las naciones, que se termine la era o que estallen todas las cosas visibles, puesto que sabéis que vuestra vida es el don del Hijo, y que está eternamente segura en el Padre? Como habéis vivido la vida temporal por la fe, y habéis producido los frutos del espíritu con la rectitud del servicio amoroso por vuestros semejantes, podéis contemplar con confianza el siguiente paso de la carrera eterna, con la misma fe en la supervivenvia que os ha hecho atravesar vuestra primera aventura terrenal de filiación con Dios.
1916:3  176:3.3 "Cada generación de creyentes debería continuar su trabajo con vistas al posible regreso del Hijo del Hombre, exactamente como cada creyente individual lleva adelante el trabajo de su vida con vistas a la inevitable muerte natural siempre amenazante. Una vez que os habéis establecido por la fe como hijos de Dios, no importa ninguna otra cosa en lo que respecta a la seguridad de la supervivencia. ¡Pero no os engañéis! Esta fe en la supervivencia es una fe viva, y manifiesta cada vez más los frutos de ese espíritu divino que al principio la inspiró en el corazón humano. El hecho de que hayáis aceptado anteriormente la filiación en el reino celestial, no os salvará si rechazáis a sabiendas y de manera persistente las verdades relacionadas con la producción progresiva de los frutos espirituales de los hijos de Dios en la carne. Vosotros, que habéis estado conmigo en los asuntos terrestres del Padre, incluso ahora podéis abandonar el reino si descubrís que no amáis el camino del servicio del Padre para la humanidad.
1916:4  176:3.4 "Como individuos y como generación de creyentes, escuchadme mientras os cuento una parábola: Había un hombre importante que, antes de partir para un largo viaje a otro país, convocó a todos sus servidores de confianza y les entregó todos sus bienes. A uno le dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, y así sucesivamente a todo el grupo de fieles administradores. A cada uno le confió sus bienes según sus aptitudes variadas, y luego salió de viaje. Cuando este señor hubo partido, sus servidores se pusieron a trabajar para sacarle provecho a las riquezas que les habían confiado. El que había recibido cinco talentos empezó inmediatamente a negociar con ellos, y muy pronto obtuvo un beneficio de otros cinco talentos. De la misma manera, el que había recibido dos talentos pronto había ganado dos más. Y así, todos aquellos servidores consiguieron beneficios para su señor, excepto aquel que sólo había recibido un talento. Se marchó solo y cavó un hoyo en la tierra, donde escondió el dinero de su señor. Pronto, el señor de aquellos servidores regresó inesperadamente y llamó a sus administradores para que le rindieran cuentas. Cuando todos se encontraron delante de su amo, el que había recibido los cinco talentos se adelantó con el dinero que se le había confiado, y aportó cinco talentos adicionales, diciendo: `Señor, me diste cinco talentos para invertirlos, y me alegra entregarte otros cinco talentos que he ganado.' Entonces su señor le dijo: `Bien hecho, mi buen y fiel servidor, has sido fiel en las pocas cosas; ahora te estableceré como administrador de muchas cosas; comparte inmediatamente la alegría de tu señor.' Luego, el que había recibido los dos talentos se adelantó diciendo: `Señor, me entregaste dos talentos; mira, he ganado estos otros dos talentos.' Y su señor le dijo entonces: `Bien hecho, mi buen y fiel administrador; tú también has sido fiel en las pocas cosas y ahora te pondré a cargo de muchas; comparte la alegría de tu señor.' Entonces se presentó para rendir cuentas el que había recibido un solo talento. Este servidor se adelantó, diciendo: `Señor, yo te conocía y me daba cuenta de que eras un hombre astuto, en el sentido de que esperabas unos beneficios allí donde no habías trabajado personalmente; por eso tenía miedo de arriesgar algo de lo que se me había confiado. Escondí tu talento en un lugar seguro en la tierra; aquí está; ahora tienes lo que es tuyo.' Pero su señor respondió: `Eres un administrador indolente y perezoso. Confiesas con tus propias palabras que sabías que yo te exigiría una rendición de cuentas con unos beneficios razonables, como las que me han rendido hoy tus diligentes compañeros. Por lo tanto, sabiendo esto, al menos deberías haber entregado mi dinero a los banqueros para que, a mi regreso, pudiera recibir lo que es mío más los intereses.' Entonces este señor dijo al administrador principal: `Quítale ese único talento a este servidor inútil y dáselo al que tiene diez talentos.'
1917:1  176:3.5 "A todo el que tiene, se le dará más, y poseerá en abundancia; pero a aquel que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará. No podéis permanecer inmóviles en los asuntos del reino eterno. Mi Padre exige que todos sus hijos crezcan en la gracia y en el conocimiento de la verdad. Vosotros, que conocéis estas verdades, debéis producir cada vez más frutos del espíritu y manifestar una devoción creciente al servicio desinteresado de vuestros compañeros servidores. Y recordad que, en la medida en que ayudáis al más humilde de mis hermanos, ese servicio me lo habréis hecho a mí.
1917:2  176:3.6 "Así es como deberíais ocuparos de los asuntos del Padre, ahora y en el futuro, e incluso para siempre. Continuad hasta que yo regrese. Haced fielmente lo que se os ha confiado, y así estaréis preparados para la rendición de cuentas que acompaña a la muerte. Habiendo vivido así para la gloria del Padre y la satisfacción del Hijo, entraréis con alegría y un placer extremo al servicio eterno del reino perpétuo."

1917:3  176:3.7 La verdad es viviente; el Espíritu de la Verdad siempre está conduciendo a los hijos de la luz a unos nuevos dominios de realidad espiritual y de servicio divino. La verdad no se os da para que la cristalicéis en unas formas establecidas, seguras y veneradas. Vuestra revelación de la verdad debe ser tan realzada al pasar por vuestra experiencia personal, que ha de descubrir una nueva belleza y unos beneficios espirituales reales a todos aquellos que contemplan vuestros frutos espirituales, viéndose inducidos en consecuencia a glorificar al Padre que está en los cielos. Únicamente aquellos fieles servidores que crecen así en el conocimiento de la verdad, y que gracias a ello desarrollan la capacidad de apreciar divinamente las realidades espirituales, pueden esperar "compartir plenamente la alegría de su Señor". Es triste ver a las generaciones sucesivas de seguidores declarados de Jesús, decir a propósito de su administración de la verdad divina: "Maestro, he aquí la verdad que nos confiaste hace cien o mil años. No hemos perdido nada; hemos conservado fielmente todo lo que nos diste; no hemos permitido que se haga ningún cambio en lo que nos enseñaste; aquí está la verdad que nos diste." Pero este pretexto relativo a la indolencia espiritual no justificará, en presencia del Maestro, al administrador estéril de la verdad. El Maestro de la verdad os exigirá una rendición de cuentas de acuerdo con la verdad que os ha sido confiada.
1918:1  176:3.8 En el mundo siguiente se os pedirá que deis cuenta de vuestros dones y de vuestras gestiones en este mundo. Que vuestros talentos inherentes sean pocos o muchos, será necesario enfrentarse a una rendición de cuentas justa y misericordiosa. Si los dones sólo se utilizan con fines egoístas y no se presta ninguna atención al deber superior de obtener una producción creciente de los frutos del espíritu, tal como éstos se manifiestan en la expansión constante del servicio de los hombres y en la adoración de Dios, esos administradores egoístas deben aceptar las consecuencias de su elección deliberada.
1918:2  176:3.9 Cuánto se parece este servidor infiel provisto de un solo talento a todos los mortales egoístas, en el sentido de que acusó directamente a su señor de su propia pereza. Cuando un hombre se enfrenta con sus propios fracasos, ¡cuánta tendencia tiene a inculpar a los demás, con mucha frecuencia a quienes menos se lo merecen!
1918:3  176:3.10 Aquella noche, cuando se retiraban para descansar, Jesús les dijo: "Habéis recibido libremente; por eso deberíais dar libremente la verdad del cielo, y al darla, esta verdad se multiplicará y mostrará la luz creciente de la gracia salvadora, a medida que la prodiguéis."

 

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