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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 177

EL MIÉRCOLES, DÍA DE DESCANSO

 

1. UN DÍA A SOLAS CON DIOS

1920:5  177:1.1 Cuando Jesús estaba a punto de coger la cesta del almuerzo de las manos de Juan, el joven se aventuró a decir: "Pero, Maestro, quizás dejes la cesta en el suelo mientras te alejas para orar y te vayas sin ella. Además, si te acompaño para llevar el almuerzo, estarás más libre para adorar, y permaneceré callado con toda seguridad. No haré ninguna pregunta, y me quedaré con la cesta cuando te apartes para orar a solas."
1920:6  177:1.2 Mientras daba este discurso, cuya temeridad sorprendió a algunos oyentes que se encontraban cerca, Juan tuvo la audacia de retener la cesta. Allí estaban los dos, Juan y Jesús, agarrados a la cesta. Enseguida el Maestro la soltó, bajó la mirada hacia el muchacho, y le dijo: "Puesto que anhelas acompañarme con todo tu corazón, no te será negado. Nos marcharemos juntos y tendremos una buena conversación. Podrás hacerme todas las preguntas que surjan en tu corazón, y nos confortaremos y nos consolaremos mútuamente. Puedes empezar llevando el almuerzo, y cuando te canses, te ayudaré. Sígueme pues."
1921:1  177:1.3 Aquella noche, Jesús no regresó al campamento hasta después de la puesta del sol. El Maestro pasó este último día de tranquilidad en la tierra charlando con este joven hambriento de verdad, y hablando con su Padre del Paraíso. Este acontecimiento se conoce en las alturas como "el día que un joven pasó con Dios en las colinas". Este suceso ejemplifica para siempre la buena voluntad del Creador para fraternizar con la criatura. Hasta un adolescente, si el deseo de su corazón es realmente supremo, puede atraer la atención y disfrutar de la compañía amorosa del Dios de un universo, experimentar realmente el éxtasis inolvidable de estar a solas con Dios en las colinas, y todo ello durante un día entero. Y ésta fue la extraordinaria experiencia de Juan Marcos durante este miércoles en las colinas de Judea.
1921:2  177:1.4 Jesús charló mucho con Juan, y habló libremente sobre los asuntos de este mundo y del siguiente. Juan le dijo a Jesús que lamentaba mucho no haber tenido la edad suficiente como para ser uno de los apóstoles, y expresó su gran reconocimiento porque se le había permitido seguir al grupo apostólico desde su primera predicación en el vado del Jordán cerca de Jericó, a excepción del viaje a Fenicia. Jesús le advirtió al joven que no se desanimara por los acontecimientos inminentes, y le aseguró que viviría para convertirse en un poderoso mensajero del reino.
1921:3  177:1.5 Juan Marcos estaba emocionado por el recuerdo de este día con Jesús en las colinas, pero nunca olvidó la recomendación final del Maestro. Cuando estaban a punto de regresar al campamento de Getsemaní, Jesús le dijo: "Bien, Juan, hemos tenido una buena conversación, un verdadero día de descanso, pero procura no contarle a nadie las cosas que te he dicho." Y Juan Marcos nunca reveló nada de lo que había sucedido este día que pasó con Jesús en las colinas.
1921:4  177:1.6 Durante las pocas horas que le quedaban a Jesús por vivir en la tierra, Juan Marcos nunca dejó que el Maestro estuviera lejos de su vista durante mucho tiempo. El muchacho siempre estaba oculto cerca de él; sólo durmió cuando Jesús dormía.

 

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