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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 184

ANTE EL TRIBUNAL DEL SANEDRÍN

 

5. LA SEGUNDA REUNIÓN DEL TRIBUNAL

1985:2  184:5.1 El tribunal se reunió de nuevo a las cinco y media de la mañana, y Jesús fue conducido a la habitación contigua donde estaba esperando Juan. Aquí, el soldado romano y los guardias del templo vigilaron a Jesús, mientras el tribubal empezaba a formular las acusaciones que se iban a presentar a Pilatos. Anás indicó claramente a sus asociados que la acusación de blasfemia no tendría ningún peso ante Pilatos. Judas estaba presente durante esta segunda reunión del tribunal, pero no prestó ninguna declaración.
1985:3  184:5.2 Esta sesión de la corte sólo duró media hora, y cuando levantaron la sesión para presentarse ante Pilatos, habían redactado la acusación contra Jesús estimando que merecía la muerte por tres razones:

1. Que pervertía a la nación judía; que engañaba al pueblo y lo incitaba a la rebelión.
2. Que enseñaba al pueblo a que se negara a pagar el tributo al césar.
3. Que como pretendía ser rey y el fundador de un nuevo tipo de reino, incitaba a la traición contra el emperador.

1985:7  184:5.3 Todo este procedimiento era irregular y totalmente contrario a las leyes judías. No había dos testigos que se hubieran puesto de acuerdo en ninguna cuestión, excepto los que habían testificado en relación con la declaración de Jesús de que destruiría el templo y lo levantaría de nuevo en tres días. E incluso en este punto, ningún testigo había hablado en nombre de la defensa, y tampoco se le pidió a Jesús que explicara lo que había querido decir.
1985:8  184:5.4 El único punto sobre el que el tribunal podría haberlo juzgado coherentemente era el de la blasfemia, y hubiera estado basado enteramente en el propio testimonio del acusado. Incluso en lo que concierne a la blasfemia, no consiguieron votar oficialmente la pena de muerte.
1985:9  184:5.5 Y ahora, para presentarse ante Pilatos, se atrevían a formular tres cargos sobre los cuales ningún testigo había sido interrogado, y sobre los que se habían puesto de acuerdo en ausencia del acusado. Cuando todo estuvo hecho, tres de los fariseos se marcharon; querían que Jesús fuera aniquilado, pero no querían formular cargos contra él sin testigos y en su ausencia.

1986:1  184:5.6 Jesús no volvió a aparecer ante el tribunal de los sanedristas. Éstos no querían volver a contemplar su rostro mientras juzgaban su vida inocente. Jesús no se enteró (como hombre) de las acusaciones oficiales hasta que las escuchó de boca de Pilatos.
1986:2  184:5.7 Mientras Jesús estaba en la habitación con Juan y los guardias, y el tribunal celebraba su segunda sesión, algunas mujeres del palacio del sumo sacerdote vinieron con sus amigas para contemplar al extraño preso, y una de ellas le preguntó: "¿Eres el Mesías, el Hijo de Dios?" Y Jesús respondió: "Si te lo digo, no me creerás; y si te lo pregunto, no contestarás."
1986:3  184:5.8 A las seis de aquella mañana, Jesús fue sacado de la casa de Caifás para aparecer ante Pilatos, a fin de que éste confirmara la sentencia de muerte que el tribunal de los sanedristas había decretado de manera tan injusta e irregular.

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