ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 189 LA RESURRECCIÓN
2020:1 189:0.1 POCO después de que Jesús hubiera sido enterrado el viernes por la tarde, el jefe de los arcángeles de Nebadon, en aquel momento presente en Urantia, convocó su consejo encargado de la resurrección de las criaturas volitivas dormidas y se puso a considerar una posible técnica para reconstruir a Jesús. Estos hijos reunidos del universo local, criaturas de Miguel, actuaban así bajo su propia responsabilidad; Gabriel no los había convocado. A medianoche, habían llegado a la conclusión de que la criatura no podía hacer nada para facilitar la resurrección del Creador. Estaban dispuestos a aceptar el consejo de Gabriel, el cual les indicó que, puesto que Miguel había "entregado su vida por su propio libre albedrío, también tenía el poder de recuperarla de acuerdo con su propia decisión." Poco después de que se suspendiera este consejo de arcángeles, de Portadores de Vida y de sus diversos asociados en la tarea de rehabilitación de la criatura y de la creación morontial, el Ajustador Personalizado de Jesús, que dirigía personalmente las huestes celestiales reunidas en ese momento en Urantia, dijo lo siguiente a estos observadores que esperaban con ansiedad:
2020:2 189:0.2 "Ninguno de vosotros puede hacer nada para ayudar a vuestro Creador-padre a volver a la vida. Como mortal del reino, ha experimentado la muerte humana; como Soberano de un universo, vive todavía. Lo que observáis es el tránsito humano de Jesús de Nazaret de la vida en la carne a la vida en la morontia. El tránsito espiritual de este Jesús concluyó el día en que me separé de su personalidad y me convertí en vuestro director temporal. Vuestro Creador-padre ha escogido atravesar toda la experiencia de sus criaturas mortales, desde el nacimiento en los mundos materiales hasta el estado de la verdadera existencia espiritual, pasando por la muerte natural y la resurrección de la morontia. Estáis a punto de observar una fase de esta experiencia, pero no podéis participar en ella. No podéis hacer por el Creador las cosas que habitualmente hacéis por la criatura. Un Hijo Creador posee en sí mismo el poder de donarse en la similitud de cualquiera de sus hijos creados; tiene en sí mismo el poder de abandonar su vida observable y de recuperarla de nuevo; tiene este poder a causa de la orden directa del Padre del Paraíso, y sé de lo que hablo."
2020:3 189:0.3 Cuando escucharon al Ajustador Personalizado decir esto, todos adoptaron una actitud de ansiosa expectativa, desde Gabriel hasta el más humilde querubín. Veían el cuerpo mortal de Jesús en la tumba; detectaban pruebas de la actividad de su amado Soberano en el universo; y como no comprendían estos fenómenos, esperaron pacientemente el desarrollo de los acontecimientos.