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El libro de Urantia
Edición1999

ESCRITO 190

LAS APARICIONES MORONTIALES DE JESÚS

 

1. Los ANUNCIADORES DE LA RESURRECCIÓN

2029:6  190:1.1 Los apóstoles no querían que Jesús los dejara; por eso no habían hecho caso de todas sus declaraciones sobre su muerte, así como de sus promesas de resucitar. No esperaban que la resurrección se produjera tal como ocurrió, y se negaron a creer hasta que tuvieron que hacer frente al apremio de una evidencia indiscutible y de la prueba absoluta de sus propias experiencias.
2030:1  190:1.2 Cuando los apóstoles se negaron a creer en el relato de las cinco mujeres que manifestaban que habían visto a Jesús y hablado con él, María Magdalena regresó al sepulcro, y las demás volvieron a la casa de José, donde relataron sus experiencias a la hija de José y a las otras mujeres. Y las mujeres creyeron en sus declaraciones. Poco después de las seis, la hija de José de Arimatea y las cuatro mujeres que habían visto a Jesús fueron a la casa de Nicodemo, donde contaron todos estos sucesos a José, Nicodemo, David Zebedeo y a los otros hombres que estaban allí reunidos. Nicodemo y los demás dudaron de esta historia, dudaron de que Jesús hubiera resucitado de entre los muertos; supusieron que los judíos habían trasladado el cuerpo. José y David estaban dispuestos a creer en el relato, de tal manera que se apresuraron a ir a inspeccionar la tumba, y lo encontraron todo tal como las mujeres lo habían descrito. Fueron los últimos en ver así el sepulcro, porque a las siete y media el sumo sacerdote envió al capitán de los guardias del templo a la tumba para que se llevara los lienzos fúnebres. El capitán los envolvió en la sábana de lino y los tiró por un barranco cercano.
2030:2  190:1.3 Desde la tumba, David y José fueron inmediatamente a la casa de Elías Marcos, donde mantuvieron una conferencia con los diez apóstoles en la habitación de arriba. Sólo Juan Zebedeo estaba dispuesto a creer, aunque débilmente, que Jesús había resucitado de entre los muertos. Pedro había creído al principio, pero como no logró encontrar al Maestro, empezó a tener grandes dudas. Todos estaban dispuestos a creer que los judíos se habían llevado el cuerpo. David no quiso discutir con ellos, pero en el momento de irse, dijo: "Vosotros sois los apóstoles, y deberíais comprender estas cosas. No discutiré con vosotros; no obstante, ahora regreso a la casa de Nicodemo, donde he indicado a los mensajeros que nos reuniremos esta mañana. Cuando se hayan reunido, los enviaré a realizar su última misión, la de anunciar la resurrección del Maestro. Escuché decir al Maestro que, después de su muerte, resucitaría al tercer día, y yo le creo." Después de hablar así a los abatidos y desamparados embajadores del reino, este joven que se había nombrado a sí mismo jefe de las comunicaciones y de la información se despidió de los apóstoles. Al salir de la habitación de arriba, dejó caer la bolsa de Judas, que contenía todos los fondos apostólicos, en el regazo de Mateo Leví.
2030:3  190:1.4 Eran aproximadamente las nueve y media cuando el último de los veintiséis mensajeros de David llegó a la casa de Nicodemo. David los reunió enseguida en el espacioso patio y se dirigió a ellos, diciendo:

2030:4  190:1.5 "Amigos y hermanos, me habéis servido todo este tiempo de acuerdo con vuestro juramento hacia mí y entre vosotros mismos, y os tomo por testigos de que hasta ahora nunca he enviado una falsa información por medio de vosotros. Estoy a punto de enviaros a vuestra última misión como mensajeros voluntarios del reino, y al hacer esto os libero de vuestro juramento, y con ello disuelvo este cuerpo de mensajeros. Amigos, os manifiesto que hemos terminado nuestra tarea. El Maestro ya no tiene necesidad de mensajeros mortales; ha resucitado de entre los muertos. Antes de que lo arrestaran nos dijo que moriría y que resucitaría al tercer día. Yo he visto la tumba —está vacía. He hablado con María Magdalena y con otras cuatro mujeres que han conversado con Jesús. Ahora disuelvo este grupo, me despido de vosotros y os envío a vuestras misiones respectivas con el siguiente mensaje que llevaréis a los creyentes: `Jesús ha resucitado de entre los muertos; la tumba está vacía.'"

2030:5  190:1.6 La mayoría de los que estaban presentes trataron de persuadir a David para que no hiciera esto. Pero no pudieron influir sobre él. Entonces intentaron disuadir a los mensajeros, pero éstos no quisieron prestar atención a sus palabras de duda. Y así, poco antes de las diez de este domingo por la mañana, estos veintiséis corredores salieron como primeros anunciadores del hecho y de la verdad poderosos de la resurrección de Jesús. Y partieron para esta misión como lo habían hecho para tantas otras, para cumplir el juramento realizado a David Zebedeo y entre ellos mismos. Estos hombres tenían una gran confianza en David. Partieron para efectuar esta tarea sin detenerse siquiera para hablar con las mujeres que habían visto a Jesús; aceptaron la palabra de David. La mayoría de ellos creía en lo que David les había dicho, e incluso aquellos que dudaban un poco, llevaron el mensaje con la misma certeza y la misma rapidez que los demás.

2031:1  190:1.7 Este día, los apóstoles —el cuerpo espiritual del reino— están reunidos en la sala de arriba donde manifiestan su temor y expresan sus dudas, mientras que estos mensajeros laicos, que representan el primer intento de socialización del evangelio de la fraternidad de los hombres del Maestro, bajo las órdenes de su jefe audaz y eficiente, salen para proclamar que el Salvador de un mundo y de un universo ha resucitado. Y emprenden este servicio extraordinario antes de que los representantes escogidos del Maestro estén dispuestos a creer en su palabra o a aceptar el testimonio de los testigos oculares.

2031:2  190:1.8 Estos veintiséis fueron enviados a la casa de Lázaro en Betania y a todos los centros de creyentes, desde Beerseba en el sur hasta Damasco y Sidón en el norte, y desde Filadelfia en el este hasta Alejandría en el oeste.
2031:3  190:1.9 Cuando David se hubo despedido de sus hermanos, fue a buscar a su madre a la casa de José, y partieron entonces para Betania a fin de reunirse con la familia de Jesús que les estaba esperando. David permaneció en Betania con Marta y María hasta que éstas vendieron sus bienes terrenales, y luego las acompañó en su viaje para reunirse con su hermano Lázaro en Filadelfia.
2031:4  190:1.10 Cerca de una semana más tarde, Juan Zebedeo llevó a María la madre de Jesús a la casa que él tenía en Betsaida. Santiago, el hermano mayor de Jesús, permaneció con su familia en Jerusalén. Rut se quedó en Betania con las hermanas de Lázaro. El resto de la familia de Jesús regresó a Galilea. David Zebedeo salió de Betania con Marta y María hacia Filadelfia a primeros de junio, al día siguiente de casarse con Rut, la hermana menor de Jesús.

 

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