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El libro de Urantia

Edición 1999

ESCRITO 191

LAS APARICIONES A Los APÓSTOLES
Y A OTROS DISCÍPULos PRINCIPALES

 

4. LA DÉCIMA APARICIÓN (EN FILADELFIA)

2041:4  191:4.1 La décima manifestación morontial de Jesús reconocida por los mortales tuvo lugar el martes 11 de abril, poco después de las ocho, en Filadelfia, donde se mostró a Abner, Lázaro y a unos ciento cincuenta de sus compañeros, incluídos más de cincuenta miembros del cuerpo evangélico de los setenta. Esta aparición se produjo en la sinagoga, poco después de la apertura de una reunión especial convocada por Abner para discutir la crucifixión de Jesús y la noticia más reciente de la resurrección, aportada por un mensajero de David. Puesto que el Lázaro resucitado ahora era miembro de este grupo de creyentes, no les resultaba difícil creer en la noticia de que Jesús había resucitado de entre los muertos.
2041:5  191:4.2 Abner y Lázaro, que estaban juntos en el púlpito, acababan de abrir la sesión en la sinagoga cuando toda la audiencia de creyentes vio aparecer repentinamente la forma del Maestro. Avanzó unos pasos desde donde había aparecido entre Abner y Lázaro, ninguno de los cuales lo había visto, saludó al grupo y dijo:

2041:6  191:4.3 "Que la paz sea con vosotros. Todos sabéis que tenemos un solo Padre en el cielo y que sólo hay un evangelio del reino —la buena nueva del don de la vida eterna que los hombres reciben por la fe. Mientras os regocijáis en vuestra lealtad al evangelio, rogad al Padre de la verdad que derrame en vuestro corazón un amor nuevo y más grande por vuestros hermanos. Debéis amar a todos los hombres como yo os he amado; debéis servir a todos los hombres como yo os he servido. Con una simpatía comprensiva y con un afecto fraternal, aceptad como compañeros a todos vuestros hermanos que se dedican a la proclamación de la buena nueva, ya sean judíos o gentiles, griegos o romanos, persas o etíopes. Juan proclamó el reino por adelantado; vosotros habéis predicado el evangelio con autoridad; los griegos enseñan ya la buena nueva; y yo voy a enviar pronto el Espíritu de la Verdad al alma de todos estos hermanos míos, que han dedicado su vida tan generosamente a iluminar a sus semejantes que están en las tinieblas espirituales. Todos sois los hijos de la luz; no tropecéis pues en los enredos de los malentendidos causados por la desconfianza y la intolerancia humana. Si la gracia de la fe os ennoblece para amar a los incrédulos, ¿no deberíais amar igualmente a aquellos que son vuestros compañeros creyentes en la gran familia de la fe? Recordad, en la medida en que os améis los unos a los otros, todos los hombres sabrán que sois mis discípulos.
2042:1  191:4.4 "Id pues a proclamar por todo el mundo, a todas las naciones y razas, este evangelio de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres, y sed siempre sabios en la elección de vuestros métodos para presentar la buena nueva a las diferentes razas y tribus de la humanidad. Habéis recibido gratuitamente este evangelio del reino, y aportaréis gratuitamente la buena nueva a todas las naciones. No temáis la resistencia del mal porque siempre estoy con vosotros, incluso hasta el fin de los tiempos. Mi paz os dejo."

2042:2  191:4.5 Después de haber dicho "Mi paz os dejo", desapareció de su vista. A excepción de una de sus apariciones en Galilea, donde más de quinientos creyentes lo vieron al mismo tiempo, este grupo de Filadelfia contenía la mayor cantidad de mortales que lo hubiera visto en una misma ocasión.
2042:3  191:4.6 A la mañana siguiente temprano, mientras los apóstoles permanecían en Jerusalén esperando que Tomás se recuperara emocionalmente, estos creyentes de Filadelfia salieron a proclamar que Jesús de Nazaret había resucitado de entre los muertos.
2042:4  191:4.7 El día siguiente, miércoles, Jesús lo pasó sin interrupción en compañía de sus asociados morontiales, y a media tarde recibió la visita de unos delegados morontiales procedentes de los mundos de las mansiones de todos los sistemas locales de esferas habitadas de toda la constelación de Norlatiadek. Y todos se regocijaron de reconocer a su Creador como miembro de su propia orden de inteligencias universales.

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