ÍNDICEEl libro de Urantia Edición1999
ESCRITO 192 LAS APARICIONES EN GALILEA
2045:1 192:0.1 CUANDO Los apóstoles salieron de Jerusalén hacia Galilea, los dirigentes judíos se habían tranquilizado considerablemente. Puesto que Jesús sólo se aparecía a su familia de creyentes en el reino, y como los apóstoles estaban escondidos y no hacían ninguna predicación pública, los jefes de los judíos concluyeron que, después de todo, el movimiento del evangelio estaba eficazmente aplastado. Por supuesto, estaban desconcertados por la creciente difusión de los rumores de que Jesús había resucitado de entre los muertos, pero contaban con los guardias sobornados para contrarrestar eficazmente todas estas noticias repitiendo la historia de que una pandilla de seguidores de Jesús se había llevado el cuerpo.
2045:2 192:0.2 A partir de este momento y hasta que los apóstoles fueron dispersados por la marea creciente de las persecuciones, Pedro fue reconocido de manera general como jefe del cuerpo apostólico. Jesús nunca le confirió esta autoridad, y sus compañeros apóstoles nunca lo eligieron oficialmente para este puesto de responsabilidad; Pedro lo asumió de manera natural y lo conservó por consentimiento general, y también porque era el principal predicador de todos ellos. Desde ahora en adelante, la predicación pública se convirtió en la tarea fundamental de los apóstoles. Después de regresar de Galilea, Matías, a quien habían escogido para sustituir a Judas, se convirtió en su tesorero.
2045:3 192:0.3 Durante la semana que permanecieron en Jerusalén, María la madre de Jesús pasó mucho tiempo con las mujeres creyentes que estaban alojadas en la casa de José de Arimatea.
2045:4 192:0.4 Cuando los apóstoles partieron para Galilea este lunes por la mañana temprano, Juan Marcos salió tras ellos. Los siguió fuera de la ciudad, y cuando se encontraban mucho más allá de Betania, se presentó audazmente entre ellos, confiando en que no lo enviarían para atrás.
2045:5 192:0.5 Los apóstoles se detuvieron varias veces en el camino de Galilea para contar la historia de su Maestro resucitado, y por eso no llegaron a Betsaida hasta el miércoles por la noche muy tarde. Ya era mediodía del jueves cuanto todos se despertaron y se prepararon para tomar el desayuno.