EL
MATRIMONIO Y LA VIDA FAMILIAR
EN LA VIDA DE JESÚS
12.
EL AÑO DECIMOQUINTO (Año 9 d. de J.C.)
Anotaciones bibliográficas de referencias selectas de El libro de Urantia
( Las
anotaciones fueron seleccionadas por Julia Fenderson)
Traducción elaborada por José manuel Rodríguez vargas,
Grupo CORDESAES
Bogotá de Colombia
enero 2001
Contenidos:
1. INTRODUCCIÓN
2. LA FAMILIA Y EL HOGAR
3. LA GUARDERÍA DEL PERIODO DE PRUEBA
4. Los IDEALES DE LA VIDA FAMILIAR
5. LA CAPACITACIÓN ADÁNICA DE Los SERES
ASCENDENTES
6. LA EVOLUCIÓN DEL MATRIMONIO
7. MATRIMONIO Y VIDA FAMILIAR
8. Los IDEALES DE LA VIDA FAMILIAR
9. Los PELIGROS DE LA AUTOGRATIFICACIÓN
10. Los ANGELES GUARDIANES
11. LA VIDA HOGAREÑA DE Los PRIMEROS AÑOS
12. EL AÑO DECIMOQUINTO
13. EL AÑO DECIMONOVENO
14. LA VIDA ADULTA DE JESÚS
12.
EL AÑO DECIMOQUINTO (Año 9 d. de J.C.)
1389§4
126:3.1
A
mediados de este quinceavo año estamos computando el tiempo según el calendario
del siglo veinte, no de acuerdo con el calendario judío Jesús había tomado
firmemente en sus manos la administración de los asuntos de su familia. Antes
de finalizar el año ya casi habían desaparecido los ahorros de la familia,
y tuvo que enfrentarse pues con la necesidad de vender una de las casas de
Nazaret que José y su vecino Jacobo poseían en sociedad.
1389§5
126:3.2
El
miércoles 17 de abril del año 9 d. de J.C., por la noche, nació Rut, la más
pequeña de la familia; Jesús hizo todo lo que pudo por tomar el lugar de su
padre, siendo el sostén y consuelo de su madre en estos momentos particularmente
difíciles y colmados de tristeza. Durante casi veinte años (hasta que comenzó
su ministerio público) ningún padre pudo haber amado y educado a su hija más
afectuosa y fielmente de lo que Jesús cuidó a la pequeña Rut. Fue un padre
igualmente bueno para con los demás miembros de la familia.
1389§6
126:3.3
Durante
este año compuso Jesús la oración que posteriormente enseñaría a sus apóstoles,
y que muchos conocen como «El Padre Nuestro». En cierto modo fue ésta algo
que evolucionó antes del altar familiar, pues tenían ellos muchas formulas
de alabar y varias oraciones formales. Después de la muerte de su padre, Jesús
intentó enseñar a los niños mayores que podían expresarse individualmente
en sus oraciones -así como le gustaba a él hacerlo- pero no alcanzaban a entender
su pensamiento e invariablemente volvían a caer en la repetición de las oraciones
aprendidas de memoria. Para estimular a los
mayores entre sus hermanos y hermanas a que se expresaran espontáneamente
en sus rezos, Jesús trataba de mostrarles el camino con palabras y frases
sugestivas; de manera tal que, sin intención alguna por su parte, resultó
que todos ellos utilizaban oraciones basadas casi enteramente en lo que Jesús
les había sugerido.
1389§7
126:3.4
Finalmente,
Jesús renunció a la idea de que cada uno de los miembros de su familia formule
sus oraciones espontáneas, y una noche de octubre, sentando junto a la mesa
baja de piedra, escribió a la luz de la pequeña lámpara en una tablilla de
cedro de unos cincuenta centímetros de cada lado, con un pedazo de carbón,
la oración que desde ese momento sería la que habría de pronunciar normalmente
toda su familia.
1389§8
126:3.5
Durante
este año Jesús estuvo atormentado por pensamientos confusos. La responsabilidad
familiar le había quitado por el momento toda intención de dedicarse de inmediato
a «los asuntos de su Padre» según se le había mandado durante la visitación
que ocurriera en Jerusalén. Con justicia razonaba Jesús que el cuidado de
la familia de su padre terrenal tenía prioridad sobre todos los demás deberes,
que mantener a su familia debía ser su primera obligación.