El Libro de Urantia
TEXTO COMPLETO

Un estudio del
universo maestro

ESTUDIO AVANZADO



Escrito por Larry Mullins con la colaboración del Rev. Dr. Meredith Sprunger;
traducción y adaptation del Rev. Dr. Ángel F. Sanchez-Escobar





 

 
CAPÍTULO X

"El bautismo de penas y alegrías"

            Tras la euforia inicial por la publicación de The Urantia Book, la decepción se adueñó de los primeros urantianos. El tan esperado impacto de la quinta revelación de los tiempos no había ocurrido. Las "personas famosas" [203] a las que se les habían mandado los libros o no habían contestado o lo habían hecho con escuetas notas. Ningún periódico importante se había hecho eco de su publicación. Sir Hurbert Wilkins [204] , el ya citado científico y explorador que había ayudado al Dr. Sadler en sus primeros días en referencia al sujeto dormido, mandó doce ejemplares a amigos especiales, pero sólo había recibido repuesta de alguna persona interesada. Esto comentó al respecto:

            La gente parece pensar que es algún tipo de broma -una novela- o algo de ese tipo. De cualquier forma, la respuesta es un buen criterio para medir su verdadera capacidad mental [205] .

            En 1958, Vern Grimsley, un universitario de diecinueve años interesado en llegar a ser ministro eclesíastico, que había conocido The Urantia Book a través de Sprunger, contactó con la Fundación Urantia y posteriormente facilitó ejemplares del libro a sus compañeros de fraternidad en la Univesidad de Kansas, entre los que estaban Hoite Caston, Richard Keeler y Martin Myers. En 1963, tras un carteo entre Vern y Nancy Grimsley y Sadler, la pareja acudió a Chicago invitada por Sadler. Sobre la misma época, el joven Martin W. Myers, que en 1962 había ido junto con Richard Keeler a conocer personalmente a Sadler, comenzó a tener una significativa influencia en el 533 de Diversey Parkway. Myers se había convertido en un entusiasta lector del libro y esto impresionó particularmente a Christy.

            A medida que poco a poco se fueron tranquilizando las cosas, Sadler y Christy se empezaron a preocupar por la casi total ausencia de jóvenes interesados en el libro a quienes pasar la antorcha. Tras la segunda impresión en julio de 1968, Myers, que había estudiado Derecho, se alojó temporalmente en el 533 de Diversey Parkway mientras buscaba un apartamento; sin embargo, pronto se convirtió en un residente permanente de la casa. Él ayudaba al anciano doctor y a Christy, y les atendía de muchas formas. También aconsejaba legalmente a Christy sobre los asuntos relacionados con el libro. Tras la muerte de Sadler en abril de 1969, Myers se acercó incluso más a Christy [206] .

            Tras la muerte de Alvin Kulieke, presidente de la Hermandad, en 1973, Christy escribió una carta a los fideicomisarios y a otras importantes personas titulada: "La Hermandad está en crisis." En ella, expresando una gran preocupación por la falta de gente nueva que se sintiera atraída al movimiento, decía: "No podemos permitir que ganen Caligastia y esos enemigos de The Urantia Book" [207] .  Ese mismo año, se nombró fideicomisario a Myers, que contaría con poco más de treinta años. Myers, inmediatamente, comenzó a dirigir la revelación con un enfoque legalista y draconiano.

Ilustración: El joven Martin Myers seleccionado para la Primera Asamblea Trienal de Delegados en 1964.  Lucille Kulieke aparece sentada delante de él.

Ilustración: El joven Vern Bennom Grimsley en el 533 de Diversey en julio de 1964.


Cambio hacia un liderazgo autoritario

            El 29 de junio de 1973, Martin Myers dio una sorprendente charla en un congreso en los Ángeles con el título de "Unity not Uniformity" [208] (Unidad no uniformidad). Myers subrayó la necesidad de controlar la revelación mediante la obtención de la propiedad intelectual del libro y de sus marcas registradas, e hizo referencias a una política de crecimiento lento para el siguiente milenio. En esta charla, Myers asombró a los asistentes porque por primera vez se hacían públicos los mandatos o instrucciones que los reveladores habían dado a la comisión de contacto, los cuales iban a servir de guía a los fideicomisarios, en aquel momento sus depositarios, para dirigir la diseminación de la revelación. Este fue uno de los pasajes que citó en relación a su política de crecimiento lento:

            Nos encontramos ante una revelación de la verdad que forma parte de la evolución natural de la religión en este mundo. El crecimiento rápido sería una locura. Este libro se le da a aquéllos que están listos para él mucho antes de llevarse a cabo su misión en el mundo.

            Las citas de Myers no eran sino extractos, intencionadamente sacados y revisados, de una serie de recomendaciones que acompañaban al mandato de publicación de The Urantia Book, como se observa claramente en el artículo del Dr. Sadler "Consideration of Some Criticisms", escrito en 1958, casi dos décadas antes de que Myers se convirtiera en fideicomisario. Hay que aclarar que no eran mandatos en el sentido de instrucciones para propagar el libro. Además, Myers se había centrado en las advertencias descartando por completo las recomendaciones positivas a las que también Sadler se refería en dicho articulo.

            Sin duda, Myers, apoyándose en esos y otros supuestos mensajes secretos, llevó a la Fundación Urantia hacia una postura de autoritarismo, anteponiéndose entre lectores y la revelación. En los años siguientes, esos mensajes llegarían a ser reverenciados por muchos de los seguidores de la Fundación como si fueran algún tipo de información privilegiada. Tenemos que recordar que los reveladores habían ordenado quemarlos inmediatamente tras haberse efectuado dicha publicación. Al conservar  copias de los mensajes, que sólo se habían desvelado a los lectores de forma parcial, se estaba contraviniendo el deseo de los reveladores, y mucho más cuando se intentaba usarlas para establecer la autoridad de un reducido grupo de personas.

            Hay que hacer igualmente hincapié en que esos mandatos no se deben tomar sino como curiosidades apócrifas que deberían tranquilamente desaparecer en el olvido, porque no son sino muestras de lo que los reveladores querían precisamente evitar. Está claro que conocían muy bien la naturaleza humana y lo fácil que iba a ser que un círculo reducido de personas, supuestamente especiales, usaran esta información con el fin de controlar a otras personas. Como manifestó Bill Sadler, en un memorándum interno, posiblemente escrito en abril de 1955: "Es muy difícil evitar que nuestro pasajero ego no sucumba a la tentación de traicionar la información secreta que poseemos."

            Desde el momento en que Myers dio a conocer públicamente dichos mandatos, éstos han ejercido una enorme influencia sobre muchos urantianos. Tras su citada charla, Myers cambió de forma definitiva la política de la Fundación Urantia, desde la protección, conservación y publicación del texto original, tal como requería la declaración de fideicomiso, hasta la conservación y protección a ultranza de la propiedad intelectual y de la llamadas "marcas registradas": los tres círculos concéntricos y el nombre "Urantia". La comisión de contacto nunca fue la propietaria de ninguno de estos tres elementos y, por tanto, no podían habérseles confiado a la Fundación. Ninguno forma parte de la mencionada propiedad sustantiva y, como consecuencia, no se establecen en la declaración de fideicomiso.

            Con todo esto, al convertirse Myers en fideicomisario, no tardaría en producirse un largo período de litigios contra los urantianos que contravinieran las  nuevas normas impuestas por la Fundación, coartando lógicamente la sincera expresión religiosa de muchos de éstos por miedo a esos mismos pleitos. A esto también siguió una política de crecimiento lento. Además, el precio del libro aumentó de una manera considerable hasta el punto que Clyde Bedell dijo que The Urantia Book se estaba convirtiendo en "la Biblia del hombre rico". Se limitó su distribución. Había que solicitar permiso por escrito a la Fundación para citar o imprimir incluso pasajes cortos del libro. Se llegó a prohibir el uso de las marcas registradas sin autorización escrita. Hasta el 2000 las demandas continuaron hasta que en 2001, a partir del litigio contra la Fundación de McMullan, el libro ha vuelto a ser de dominio público. 

El permiso de utilización de los tres círculos concéntricos: el estandarte de Miguel

            Cuando conocí a Berkeley Elliott en 1975 y comencé a involucrarme en el movimiento urantiano, era algo común usar los tres círculos concéntricos azules que se citan en los escritos de Urantia; había cojines, pegatinas para el parachoques, anillos e insignias con los tres círculos concéntricos. Pero bajo la nueva política de la Fundación iniciada por Martin Myers durante la segunda mitad de los setenta, con el total apoyo de Christy, a sociedades de la Hermandad Urantia, como la First Society of Oklahoma, se les negó el uso de las citadas marcas registradas [209] sin autorización y sin ser "una sociedad autorizada con buen comportamiento". Esto originó muchas protestas porque una de las marcas, la de los tres círculos concéntricos, era el estandarte de nuestro Hijo Creador, Miguel de Nebadón y el símbolo material de la Trinidad del Paraíso. De todos modos, muchas personas ignoraron este tipo de restricciones y continuaron usando el estandarte de Miguel en su expresión religiosa.

            Ya en 1964 había comenzado a emerger en el 533 la actitud de propiedad de Christy respecto al estandarte de Miguel. Jacques Weiss había pedido permiso para comprar tres alfileres de solapa con el estandarte para su equipo de traductores. Habían acabado de traducir todo el libro de Urantia al francés, sin ninguna remuneración. Sin embargo, Christy se opuso a este permiso aduciendo que se debía posponer hasta que conocieran mejor el libro. Estas personas protestaron y finalmente consiguieron sus alfileres.

Ilustración: Carta de Christy limitando el uso de los tres círculos concéntricos.

Ilustración: En los sesenta y al comienzo de los setenta el uso de los tres círculos concéntricos era algo común.


Ilustración: En el 2000 cumpleaños de Jesús, 21 de agosto de 1994, un grupo de urantianos ondearon el estandarte de Miguel sobre Jerusalén.


Ilustración: Se han usado los tres círculos concéntricos de diversas manera. En esta fotografía está en combinación con una cruz.

            Durante la demanda de la Fundación a Eric Schaveland en los noventa, esta actitud de propiedad comenzó a cambiar.

            Los escritos de Urantia explícitamente señalan que los tres círculos concéntricos azules ni fueron diseñados por la Fundación ni son propiedad ni de ésta ni de ningún mortal:

            [.] Gabriel convocó a su séquito personal en Edentia y, por consejo de los Altísimos, decidió asumir el mando de la huestes leales de Satania. Miguel permaneció en Ciudad de Salvación mientras que Gabriel prosiguió a Jerusem, y estableciéndose en la esfera dedicada al Padre -el mismo Padre Universal cuyo ser personal Lucifer y Satanás habían cuestionado-, en la presencia de las huestes reunidas de los seres personales leales, izó el estandarte de Miguel, el emblema material del gobierno trinitario de toda la creación, los tres círculos concéntricos azules sobre un fondo blanco (p. 605, pár. 8).

            En su "Special Report to the Readers of The Urantia Book", enviado a miles de lectores en abril de 1990, Myers aclara su postura:

Aquí, en una Urantia desgarrada por la rebelión y marcada por el pecado, la Fundación es propietaria de las marcas registradas: la palabra "Urantia" y los tres círculos concéntricos a perpetuidad.

            La Hermandad Urantia había tenido libertad para usar los tres círculos concéntricos durante décadas, sin embargo, no sin reticencias, a finales de los setenta, prácticamente todos los directivos de la Hermandad, tuvieron que aceptar, con efecto retroactivo, un acuerdo con el que la Fundación les autorizaría a usar este emblema. A aquéllos que se negaron se les aisló y amenazó con acciones legales. A la directiva de  la Hermandad se le aseguró que el acuerdo era para beneficio de la revelación  y no mecanismo de control de sus organizaciones filiales.

            Si bien esto resultó no ser cierto, según los acontecimientos que siguieron. En noviembre de 1979, Clyde Bedell escribió una carta a Martin Myers advirtiéndole que las restricciones que imponía la Fundación a los urantianos estaban coartando la expresión de su libertad personal:

            No me están permitiendo la libertad que todos los urantianos deben tener. Al contrario, están asumiendo el papel de propietarios de la Revelación y del Nuevo Evangelio, que no tolera su exposición excepto desde su perspectiva, la cual posiblemente sea una luz centrípeta anquilosada en una pequeña isla habitada por un pequeño y determinado grupo de autoritarios jerárquicos [.] Martin, creo que estáis, como  grupo, pisando un terreno que amenaza a nuestro movimiento con una división y un gran peligro. La historia enseña que un poder que se perpetúa a sí mismo en las manos de cualquier "grupo religioso", al que no tienen acceso las personas a las que intentan servir, se convierte en tiranía. Vosotros os estremecéis al oír esa palabra -"nosotros no", decís dicen. Pero todo autoritarismo jerárquico estuvo antes donde vosotros estáis, afirmando la "bondad del movimiento" [210] .

            Se hizo caso omiso de la preocupación de Bedell sobre los peligros de un poder que se perpetúa a sí mismo. Desafortunadamente, en unos pocos años, tuvo lugar una división en el movimiento urantiano incluso más aguda que la que Bedell nunca podía haber imaginado. Comenzó en California, y la provocó un "agente especial" de la Fundación Urantia, 

Grimsley y sus "mensajes" sobre la Tercera Guerra Mundial

            Quizás podamos considerar lo sucedido en relación con Grimsley como uno de los episodios más penosos de la historia de los escritos de Urantia. Para algunas personas esto no deja de ser sino un suceso más, pero a medida que profundizamos en el tema y abrimos algunas puertas hasta ahora selladas, resulta evidente que el caso de Grimsley está íntimamente relacionado con lo relatado en el capítulo IX, que acabó por hacer peligrar la declaración de fideicomiso y el texto original de The Urantia Book. Lo acontecido con Grimsley puede explicar por qué se mantuvo en secreto, durante tanto tiempo, lo que sucedió al texto original. Además, tuvo consecuencias negativas para la revelación.

            Puesto que éste es un tema delicado, que se ha banalizado, para mi análisis de estos acontecimientos me he basado casi totalmente en la documentación y en la información cercana al punto de vista de la Fundación, evitando, en todo lo posible, la especulación, permitiendo que sean los hechos y sus protagonistas los que hablen por sí mismos. He tratado este episodio con cierta extensión porque, como escribió Hoite Caston, un antiguo fideicomisario, sobre el caso de Grimsley: 

            Este suceso es demasiado amplio para simplemente barrerlo debajo de la alfombra. Formaría un bulto tan grande que pronto tropezaríamos con él de nuevo [211] .

            Efectivamente, al igual que tenían que sacarse a la luz los acontecimientos que llevaron a los cambios de la segunda impresión, no podíamos esconder esta historia bajo ninguna alfombra.

            En los años ochenta, Vern Bennom Grimsley, compañero de fraternidad de Martin Myers, se había convertido en el chico dorado del movimiento urantiano. Había conseguido ser alguien prominente dentro de la Fundación Urantia y de la Hermandad Urantia. Grimsley se las había arreglado para acercarse a Christy y ser bastante apreciado como ponente en conferencias urantianas. En 1967, él había fundado la mencionada Familia de Dios, una organización espiritual sin ánimo de lucro, a la que llegarían a pertenecer algunos fideicomisarios. En 1971, la Fundación le había concedido la condición de "agente especial". Yo asistí en 1981 a una excelente ponencia presentada en el Congreso Internacional de Urantia, en Snowmass. Cuando terminó de hablar, hizo una petición a la unidad en el movimiento urantiano y se bajó del estrado. Una música de gaitas invadió la carpa de la convención. Vern se quedó de pie ante la multitud con un fingido rasgo de cansancio, aparentando no darse demasiada cuenta de la aclamación de los casi mil asistentes que se levantaron, aplaudieron y ovacionaron. Nunca había brillado tanto la estrella de Vern Bennom Grimsley.

Ilustración: Los compañeros de fraternidad de la Universidad de Kansas dando una serenata a Christy.

Ilustración: Un elegante Vern Grismley en el servicio religioso en memoria de Christy el 22 de mayo de 1982.

Ilustración: El segundo desde la izquierda es Clyde Bedell, en el servicio religioso en memoria de Christy.

Ilustración 11: El nº 533 de Diversey Parkway, Chicago.

            Según Carolyn y Thomas Kendall, en enero de 1983, unos ocho meses tras el servicio religioso en memoria de Christy, Vern Grimsley llamó a Martin Myers y a los Kendall con un sorprendente anuncio: el 16 de diciembre de 1982 había comenzado a recibir mensajes de los medianos en forma audible. Les dijo que le habían pedido que comprara un terreno de 25 acres en Clayton, California, para alojar a los aproximadamente 40 miembros del personal de su Familia de Dios. Myers de inmediato se dirigió a California donde se unió a los Caston y a los Keeler para inspeccionar los terrenos [212] . Uno se pregunta cómo es que no se rechazaran sin más esos extraños mensajes. Es posible, como algunos piensan, que se debiera al carisma de Grimsley. Por otro lado, no es de extrañar que Myers, al menos en un principio, pudiera creer en los mensajes de Grimsley considerando que, según Thomas Kendall, ya había dado credibilidad a los de Christy.

            Paul Knott confirma la existencia de estos supuestos mensajes en una entrevista realizada a Grimsley en 1983, en la que le había comentado que Christy le había dicho que él era un reservista de destino. Knott le preguntó por la razones de Christy para hacer esta afirmación, y él respondió. "No sé, pero creo que ella recibe los mismos mensajes que yo recibo." Con posterioridad Knott, aunque sin revelar sus identidades, entrevistó a varias personas en relación a este asunto, pero ninguna de ellas sabía nada de estas afirmaciones de Christy de que estaba recibiendo mensajes desde 1955 [213] . Los Kendall insisten, no obstante, en lo contrario.

            En febrero de 1983, Grimsley anunció que había recibido un nuevo mensaje: "Todavía no ha llegado el momento de darle publicidad al Libro". En su relato, los Kendall dicen también que, el 26 de febrero de 1983, Martin Myers expresó su deseo de invitar aquella tarde a Grimsley al comité ejecutivo de la Hermandad Urantia, comentando: "Seguro que tomarán algunas medidas importantes que impidan la publicidad [del libro] cuando oigan las palabras de Vern." En mayo de 1983, murió el padre de Myers y éste invitó a Grimsley a oficiar el servicio religioso en su memoria. El 4 de septiembre de 1983, siete meses después, Myer dio una charla en un congreso en Los Ángeles, en la que hizo un largo y encendido tributo a Grimsley y a su organización:

            [...] en este momento es adecuado hacer una mención especial de otro grupo [...] la Fundación Familia de Dios. Bajo el incansable e infatigable liderato de Vern Grimsley  [...] [ésta] ha establecido nuevos niveles de eficacia en el servicio al planeta [...] su inquebrantable lealtad a los propósitos y objetivos de la Fundación Urantia y a la Hermandad Urantia ha ayudado materialmente a la inauguración de una nueva era en Urantia [...] se puede anticipar de los signos que se vislumbran en el horizonte que su verdadera labor acaba de empezar [214] .

            Por esta fecha, el comité ejecutivo de la Hermandad Urantia comenzó a tratar el tema de la publicación del libro en rústica. Harry McMullan, consejero general de la Hermandad, trajo una maqueta en tres volúmenes. En esto muchos creyeron percibir que se intentaba dividir en libro y hacer una publicación separada de los escritos de Jesús, algo que había sido objeto de un largo debate entre los urantianos. Había consejeros que creían que una publicación por separado de la parte de Jesús, como un evangelio nuevo y engrandecido, alcanzaría a un gran número de cristianos que no se sintieran atraídos de inmediato por la versión completa del libro. Hay que recordar que Meredith J. Sprunger se sintió impulsado a leer el libro completo tras leer los escritos de Jesús. Otros consejeros, aparentemente ajenos al hecho de que el texto original ya había sido modificado, creían que tal acción pondría en peligro lo que la Fundación llama ahora, de manera eufemística, el "texto inalterado".

            En medio de este debate en la Hermandad, de forma repentina, de las sombras del círculo interior mencionado, surgieron el tema de las comunicaciones paranormales y la cuestión de la continuada ayuda especial celestial. El 19 de septiembre de 1983, cuando Grimsley estaba tomándose un baño, recibió al parecer un mensaje, en apoyo de la política de la Fundación, que decía con rotundidad: "No dividan el Libro." [215] Fue el mismo Grimsley quien personalmente comunicó este mensaje en el comité ejecutivo, que posteriormente se filtró a los oídos de muchos desconcertados urantianos. El mensaje impresionó vivamente a los dirigentes del comité ejecutivo con algunas notables excepciones como Harry McMullan. Junto con Berkeley Elliott, McMullan representaba a la Oklahoma Society en el consejo que instó a sus compañeros consejeros a que no aceptaran pasivamente las palabras de Grimsley como si fueran instrucciones de los medianos. 

            Sin embargo un gran número de líderes de la Hermandad y de la Fundación sí dieron crédito a los mensajes de Grimsley. Algunos, incluso comentaban haber oído  a la misma Christy decir alguna vez que Vern Grimsley era miembro del colectivo de reserva de destino. Algunos recordaban que en la oración realizada en el servicio religioso en memoria de la fallecida Christy, Grimsley había revelado que ella antes de morir le había "encargado" que llevara a cabo, de forma urgente, la labor especial de proteger y preservar la revelación con "particular atención a la propiedad intelectual y a las marcas registradas", y de fomentar la unidad espiritual del movimiento urantiano: 

            Christy me ha dado instrucciones claras y explícitas para que os dé este mensaje de unidad espiritual y de prioridades espirituales, pero no solo en este servicio religioso realizado en su memoria aquí hoy, sino en todo el conjunto del movimiento urantiano en el futuro. Y le juré: "Haré esto hasta que muera." Me pidió que nos encargáramos de rededicar nuestras vidas a Dios [.] y de trabajar con valentía por la unificación espiritual del movimiento urantiano" [216] .

            Hubo muchos líderes urantianos, en particular aquéllos que creían que Christy había estado recibiendo una guía celestial, que opinaban que el "testigo" había pasado a manos de Vern Grimsley. Pero Grimsley perdería toda su inusitada prestancia ante los líderes urantiano cuando sus propios "mensajes" tomaron un sombrío y escalofriante rumbo. El 6 de octubre de 1983, supuestamente unas voces anónimas le dijeron: "Preparaos  para la Tercera Guerra Mundial." [217] Grimsley advirtió de las convulsiones que se estaban dando en todo el mundo, y la Familia de Dios comenzó a almacenar provisiones. A mediados de octubre, Grimsley envió unas 100 cartas a líderes urantianos avisándoles de la inminente guerra mundial y les instó a que se reunieran con él para analizar la situación. Las catastróficas predicciones horrorizaron a la comunidad urantiana. Además, ayudado de otros "mensajes", Grimsley pidió que los archivos de la Fundación e inventarios del libro se llevaran para su seguridad a Clayton, un centro de operaciones fortificado [218] .

            Hacia el 30 de octubre de 1983, tras diez años como agente especial, la mayoría de los fideicomisarios revocó a Grimsley esta condición, con la oposición de Thomas Kendall que se negó a firmar la carta de notificación. Sobre esta misma fecha, un preocupado Hoite Caston visitó a Grimsley. Caston, Myers y Keeler tenían en ese momento una estrecha relación, y para muchos urantianos sus acciones parecían encaminadas hacia el propósito común de distanciarse a sí mismos de Grimsley y destituir a Thomas Kendall, Presidente de la Fundación Urantia, su más importante apoyo. A los compañeros de la fraternidad universitaria les había preocupado especialmente el hecho de que Grimsley se hubiese dirigido directamente a la comunidad urantiana, horrorizándola con sus catastróficos mensajes.

            Desde el comienzo, sin embargo, Meredith J. Sprunger se había resistido con energía a la apocalíptica ola de miedo y había cuestionado abiertamente aquellos  mensajes, considerándolos un engaño. Viajó a Oklahoma City para calmar el miedo y todos nos beneficiamos de sus nervios templados, de sus conocimientos profesionales y de su sabiduría espiritual. En Boulder, Clyde Bedell instó a los lectores a serenarse, lamentándose del hecho de que los líderes de la Hermandad hubiesen empezado a construir un refugio contra la lluvia radioactiva, y corriesen "de un lado para otro como pollos a los que se le hubiese cortado la cabeza." El 27 de octubre de 1983, Morris Siegel ("Mo"), representante de la extensión nacional de la Familia de Dios, se dirigió a un grupo de estudio de Boulder durante media hora, advirtiendo a aquellos ya asustados urantianos del holocausto nuclear de la Tercera Guerra Mundial que se avecinaba y de sus terribles consecuencias. Con un considerable coste, Siegel, que llegaría a ser fideicomisario de la Fundación, había construido y acondicionado un refugio antinuclear para su familia, y había advertido que se esperaba que cualquier ataque podría sobrevenir sin previo aviso.

            Entonces, Clyde se pronunció al respecto:

            Si hay extrañas voces y gemidos de noche para algunos urantianos y los sonidos de inquietantes advertencias, serán posiblemente de nuestros amigos de "arriba" [.] o quizás sean, y en mi opinión es lo más probable, los confusos ecos, miedos, dudas y confusiones -espero-que nacen de dobles lealtades, lealtades a nuestra condición espiritualmente inmadura y a nuestra creciente -espero- pero incompletas lealtad a Jesús y al Padre [.] Los extremadamente activistas urantianos que son leales a la política oficial [urantiana] a la luz de los requerimientos del Libro de lealtad sobre todo a los gobernantes del universo, ponen una "tremenda tensión en el alma [.] la mente humana no resiste bien el conflicto de una doble lealtad" [.] Ahora, si la guerra no viene, seremos, no la "sociedad casi secreta" que hemos sido debido a la política represiva del 533, sino una  desacreditada muchedumbre digna de risa [219] .

            El miércoles, 6 de noviembre de 1983, Grimsley dio instrucciones a Richard Keeler, su mayor contribuidor y director ejecutivo de la Familia de Dios, para liquidar las cuentas de la organización y ordenó que el dinero, una cantidad de 1.300.000 dólares, se le mandara inmediatamente. Grimsley dijo a Keeler que unas "voces" le habían dicho que la alerta roja y la Tercera Guerra Mundial empezaría el fin de semana del 18 al 20 de noviembre. También le dijo a Keeler que quería convertir el dinero en oro para la catástrofe que se aproximaba. El dinero se envió por giro telegráfico el día siguiente [220] . Ese mismo día, Hoite Caston envió a Grimsley por correo urgente un informe inicial evaluando aquellos supuestos mensajes celestiales y solicitándole su respuesta. Este informe, que obviamente había sido preparado con antelación para usarse en el momento oportuno, criticaba a Grismley con acritud y ponía al descubierto muchas de las falacias de sus reivindicaciones, pero también presentaba a un Martin Myers en completo desacuerdo con los mensajes de Grimsley. Ese mismo día envió copias de este informe a todos los miembros del comité ejecutivo de la Hermandad para guiarles en su toma de decisión respecto a Grimsley [221] . El domingo 20 de noviembre, tras disfrutar de un fin de semana desaparecido, Richard Keeler mandó una carta renunciando al puesto de director financiero de la Familia de Dios a Vern y a Nancy Grimsley. En su carta, el multimillonario Keeler también anunció a los Grimsley que había legado toda su fortuna personal a la Familia de Dios, pero que ahora les había desheredado [222] .

            Entretanto, en el círculo de poder interno, Myers empezó con su postura de rechazo a los mensajes. De forma confidencial comentaba que estaba preocupado por la imagen pública que se estaba dando: "No quiero que se conozca este movimiento como el grupo del juicio final y que lo dirigen personas que dicen recibir mensajes." Pero los Kendall defendieron a Grimsley diciendo que los mensajes anteriores eran verdaderos, en cierto sentido confirmando lo que había sido una política de aceptación de este tipo de mensajes. Thomas Kendall tomó entonces una fatídica decisión. Tras reunirse con otros fideicomisarios, decidió ir con su esposa Carolyn a Clayton para comentar todo aquello con Grimsley, aunque sin representar a la Fundación, como uno de los fideicomisarios le había pedido [223] .

            Antes de su mensaje apocalíptico sobre el estallido de la Tercera Guerra Mundial, Grimsley había tenido de su lado no sólo a líderes del movimiento urantiano como Thomas y Carolyn Kendall, sino a los cinco fideicomisarios, dos de los cuales, Gard Jameson y Philip Rolnick, habían estado colaborando con él, como voluntarios, en las oficinas centrales de Clayton. Ya se ha comentado que Mo Siegel y Richard Keeler, fideicomisarios en la actualidad, también le habían apoyado: el primero como representante de la extensión nacional de la Familia de Dios con sede en Boulder y el segundo como director ejecutivo de inversiones financieras de esta misma organización. Sin embargo, Martin Myers había conseguido minar este respaldo.

            En el momento en que los Kendall regresaron de California, ya Myers había tramado algunos drásticos cambios para ellos. Cuando Thomas Kendall se dio cuenta de lo que estaba pasando entre bastidores era muy tarde y se lamentó:

            Empecé a darme cuenta de que Martin creía que él, no yo, debía ser el presidente de la junta de fideicomisarios [...] Sospeché que estaba esperando alguna excusa que le resultara convincente para hacerse con el puesto de presidente y la tuvo en la polémica suscitada por Vern Grimsley. El 31 de diciembre de 1983 se me informó de mi destitución como presidente y de los pasos que se estaban dando para hacerlo también de la junta [224] .

            Considerando el apoyo inicial de Martin Myers a Grimsley y su supuesto apoyo a los "mensajes" de Christy, los cargos contra Kendall eran de lo más singulares. Se le acusó de estar "bajo la influencia de fenómenos paranormales", los cuales "resultaban una distorsión de las enseñanzas de The Urantia Book por el hecho de que el libro recalca la función de la sabiduría evolutiva y la lucidez de juicio desarrollados a partir de la propia vivencia espiritual para resolver problemas y retos [...]" [225] .

            Kendall cuestionó aquellos cargos, y recordó a los fideicomisarios que en noviembre de 1980, el tema de la traducción del libro al francés se había resuelto por la creencia en un "mensaje". Kendall se refiere a esto: 

TAK [Thomas Kendall]: Tras la Junta de fideicomisarios que se reunió el siguiente sábado Christy y Martin leyeron un mensaje supuestamente recibido unos días antes esa semana, que decía: "No participéis en largas e interminables conversaciones con el Sr. Weis [226] . Leer página 840". Yo interpreté el mensaje como hicieron los auxiliares administrativos, Scott Forsythe y Michael Painter, en el sentido de que no deberíamos enredarnos en largas negociaciones. Se puede concluir que los otros fideicomisarios interpretaron el mensaje como que no deberían implicarse en ningún tipo de negociación. La página 840 trata de la conspiración de Caligastia. El significado de esta referencia está también abierto a discusión [227] .

            De este pasaje escrito de Thomas y Carolyn Kendall podemos razonablemente llegar a dos sorprendentes conclusiones: primero, que Martin Myers creyó, y aparentemente incentivó los mensajes que Christy "comunicaba" y, segundo que, como se ha mencionado, no solamente sirvieron de base para las modificaciones hechas en el texto a partir de la impresión de 1967, sino que la Fundación los aceptaba de forma rutinaria y los tenía en cuenta a la hora de establecer su política de actuación. Pero, la llamada de Kendall a la coherencia en la Fundación no tuvo resultado y, tras 20 años como fideicomisario (y 10 como presidente de la Fundación), se le expulsó y humilló, y Myers fue rápidamente elegido nuevo presidente de la Fundación Urantia. Él acabaría por nombrar fideicomisarios a dos compañeros de fraternidad, a Hoite Caston, en junio de 1986, y a Richard Keeler, en junio de 1989. Al preguntársele después por qué los había elegido cuando ambos habían apoyado a Grimsley, Myers contestó que eran hombres "a prueba de rebelión" [228] .

            Cuando las predicciones de Grimsley respecto al estallido de la Tercera Guerra Mundial fallaron en la fecha que había preconizado, el movimiento de la Familia de Dios perdió su empuje y acabó por desaparecer, dejando atrás a muchos avergonzados líderes prominentes y permanentes cicatrices. En junio de 1984, Hoite Caston  produjo su informe final, de unas 250 páginas más apéndices, relacionado con el tema de Grimsley, que Richard Keeler revisó. Nancy Grimsley lo calificó de "difamatorio" añadiendo que contenía "muchos errores, distorsión y falsedad" [229] y pidió en vano a Caston que no lo distribuyera. Este voluminoso informe atacaba virtualmente cada aspecto de la actividad de Grimsley, su comportamiento, su carácter, y no dejaba títere con cabeza. Contenía pasajes de los "mensajes" en los que las supuestas "voces celestiales" hacían bromas bobas y comentarios subidos de tono. El repugnante contenido de algunos de estos "mensajes" acabó por convencer a todos los indecisos a dejar de apoyar a la Familia de Dios. A pesar de su tono, en gran parte sensacionalista, el informe contenía puntos de mucha claridad mental y enseñaba los peligros de prácticas carismáticas y, en especial, de comunicaciones paranormales.

            Más que nunca, tras el engaño de aquellos mensajes de Grimsley, quizás eran los de Christy y la alteración del texto original el secreto mejor guardado del 533 de Diversey Parkway. Caston, evidentemente inconsciente de esto, comenta en su informe:

            ¿Puede el movimiento urantiano permitirse tener en posición de liderato a  personas que [sic] aceptan la guía de voces alucinatorias, visiones y otras formas de fenómenos paranormales? En mi opinión, este comportamiento es sumamente cuestionable si estas personas mismas están experimentando los fenómenos, pero cuando los líderes aceptan y promulgan estos no fundamentados "contactos" y afirmaciones de otras personas, ¿qué dice esto de su criterio y responsabilidad? [230]

            Las comunicaciones paranormales de Christy resultaban muy desconcertantes, puesto que una de las más citadas "instrucciones" entre los textos apócrifos aceptados por la Fundación Urantia advierte de estas mismas cosas. La misma Christy, como presidente de la Hermandad Urantia, las usó en una carta a los "líderes" urantianos:

            Muchos extraños "ismos" y grupos buscarán adherirse a The Urantia Book y a su inmensa influencia. Nuestras vivencias más duras pueden aparecer muy bien en relación a esos grupos que tan fuerte proclamarán su creencia en las enseñanzas del Libro y que continuamente tratarán de adherirse al movimiento. Se necesitará sensatez para proteger a la recién formada Hermandad de influencias distorsionantes y de la distracción de esos variopintos grupos y de personas que igualmente perturben y trastornen, algunos bien intencionados, otros siniestros, que anhelan formar parte de la auténtica composición de la Hermandad Urantia. 

            A pesar de esto, parece haber una atracción irresistible hacia tales cosas. Hay también un continuo flujo en este sentido en la oligárquica Fundación Urantia. Tras la dimisión de Hoite Caston y Thomas C. Burns de sus cargos de fideicomisarios, sorprendentemente, tal como se pudo ver en su portal en la red, en noviembre 1999, los fideicomisarios Keeler, Siegel y Jameson, que habían colaborado con la Familia de Dios viajaron a California para tener una larga reunión con Grimsley. No se sabe con exactitud de qué se habló allí; si bien, tras la reunión, la Fundación Urantia empleó los servicios de Grimsley para preparar una ponencia sobre la necesidad de unidad. Richard Keeler pronunció aquella ponencia, escrita casi completamente por Grimsley, en el Congreso de la Fraternidad en Vancouver, British Columbia.


Fecha de inicio

Miembros de la Junta con fecha de terminación [231]

Observaciones

11/1/1950

William H. Hales

21/4/73

Bill Sadler

18/6/63

Wilfred C. Kellog

31/8/56

Emma L Christensen

15/10/71

Edith E. Cook

30/3/86

Primera Impresión (1955).

Se modifican las planchas originales para la edición de 1967.

Sadler fallece (abril 1969).

Se destruyen todas las planchas originales (mayo 1971).

Myers: "Unidad no uniformidad" (1973).

Comienzan las denuncias con la de B. King (1974).

Se renueva la propiedad literaria del libro (1983).

La crisis provocada por Grimsley (1983-84).

1/10/1956

William H. Hales

Bill Sadler

Russel W. Bucklin

 30/3/63

Emma L Christensen

Edith E. Cook

1/4/1963

William H. Hales

Bill Sadler

Thomas A. Kendall

Emma L Christensen

Edith E. Cook

6/1/ 1964

William H. Hales

Kenton E.Stephens

18/6/75

Thomas A. Kendall

Emma L Christensen

Edith E. Cook

16/10/1971

William H. Hales

Kenton E.Stephens

Thomas A. Kendall

James C. Mills 

10/5/75

Edith E. Cook

12/5/1973

Martin Myers

16/4/93

Kenton E.Stephens

Thomas A. Kendall

James C. Mills

Edith E. Cook

9/8/1975

Martin Myers

Kenton E.Stephens

Thomas A. Kendall

Arthur C. Born

23/2/81

Edith E. Cook

20/9/1975

Martin Myers

William M. Hales

12/1/85

Thomas A. Kendall

Arthur C. Born

Edith E. Cook

1/3/1981

Martin Myers

William M. Hales

Thomas A. Kendall

Arthur M. Burch

5/23/86

Edith E. Cook

30/9/1984

Martin Myers

William M. Hales

Gloriann Harris

Dimite: 7/11/89

Arthur M. Burch

Edith E. Cook

12/4/1985

Martin Myers

Helena E. Sprague

 Dimite: 7/7/89

Gloriann Harris

Arthur M. Burch

Edith E. Cook

7/6/1986

Martin Myers

Helena E. Sprague

Gloriann Harris

Frank Sgaraglino

Dimite: 3/7/89

Hoite C. Caston

22/8/95

20/7/1986

Martin Myers

Helena E. Sprague

Gloriann Harris

K. Richard Keeler

Hoite C. Caston

 

Martin Myers

Helena E. Sprague

Gloriann Harris

K. Richard Keeler

Hoite C. Caston

14/7/1989

Martin Myers

   

K Richard Keeler

Hoite C. Caston

Se desautoriza a la Hermandad Urantia (1989).

18/8/1989

Martin Myers

Neil Waldop III

3/8/92

 

K Richard Keeler

Hoite C. Caston

Se declara inválida la propiedad intelectual del libro (10/2/95)

Se restablece la propiedad intelectual (10/6/1997)

Se declara de nuevo inválida la propiedad intelectual del libro (14/8/2001)

25/3/1990

Martin Myers

Neil Waldop III

Patricia Mundellius

3/12/97

K Richard Keeler

Hoite C. Caston

22/8/1992

Martin Myers

Thomas C. Burns 1/12/97

Patricia Mundellius

K Richard Keeler

Hoite C. Caston

17/4/1993

Philip A. Roinick

12/31/96

Thomas C. Burns

Patricia Mundellius

K Richard Keeler

Hoite C. Caston

25/8/1995

Philip A. Roinick

Thomas C. Burns

Patricia Mundellius

K Richard Keeler

George Dupont

26/3/1997

Kwan Choi

Thomas C. Burns

Patricia Mundellius

K Richard Keeler

George Dupont

16/2/1998

Kwan Choi [232]

Morris Siegel

Gard Jamesson

K. Richard Keeler

George Dupont

2003

Seppo Kanerva

Morris Siegel

Gard Jamesson

K. Richard Keeler

George Dupont

 

Ilustración: Clyde Bedell dirigiéndose a los urantianos en Boulder, Colorado, 1984.

            Clyde Bedell fue la voz más enérgica que se alzó contra el anunciado "crecimiento lento" de la Fundación Urantia y de la Hermandad Urantia. Tras 60 años de participación en el movimiento urantiano dijo antes de su muerte:

            Es hora de que el gran secreto urantiano salga a la luz y se sepa que hay una revelación de los tiempos aquí y ahora, dada para transformar a nuestro tristemente enfermo planeta a través de la transformación de hombres y mujeres. "Oh, oh", dicen ustedes. "Estaríamos violando las estrictas instrucciones de la Fundación y de la Hermandad si anunciamos con tanto empuje el mensaje urantiano" [...] pero no he encontrado ni una sola frase en el más del millón de palabras de [The Urantia Book] que diga: "Obedecer a Jesús y a The Urantia Book [...] a difundir eternamente este evangelio, excepto cuando los fideicomisarios de la Fundación Urantia en Chicago digan: 'No obedezcáis a Jesús, obedecednos a nosotros!'" [233] . 

Conflictos, confusión y demandas

            Los roces entre la Fundación Urantia y la Hermandad Urantia aumentaron cuando Martin Myers se convirtió en el presidente de la Fundación. Thomas Kendall comenta:

            La separación entre la Fundación y la Hermandad ha hecho que su relación se haya ido erosionando paulatinamente. Cada vez más la Fundación ha ido adoptando una actitud de propiedad no sólo hacia The Urantia Book, sino también hacia la Hermandad [...] al aplicar su martilleante control de las marcas [234]

            En octubre de 1989, Martin Myers, presidente de la Fundación Urantia, desautorizó a la Hermandad Urantia, prohibiéndosele usar el sustantivo "Urantia" y los tres círculos concéntricos -las llamadas marcas-. Al no poder usar más dicho sustantivo, ésta tuvo que cambiar su nombre, de forma obediente, y se convirtió en la Fellowship (la Fraternidad) [235] . Casi todas las sociedades de la Hermandad votaron para permanecer en la ahora denominada "Fellowship" [236] .

            Siguiendo a esta serie de agitaciones, en los noventa surgió un renovado interés en comunicaciones paranormales, provocando otro factor de desconcierto y división en el movimiento. En algunos casos los grupos de estudio se convertían en sesiones de comunicación en las que supuestos seres celestiales desencarnados hablaban a los crédulos humanos a través de receptores humanos. La Fundación Urantia, bajo la dirección de Keeler, dio permiso para que se publicaran incluso obras escritas en estas sesiones con citas de los escritos. 

            Hubo una sesión de comunicación en el Congreso Internacional de la Fraternidad en 1999, en la que una supuesta entidad llamada Ham, que hablaba supuestamente a través de su receptor humano, contestaba a preguntas de la audiencia. Aunque con respeto a que cada cual pueda o no aceptar estas prácticas, el  resurgimiento de este tipo de comunicaciones muestra una desafortunada desviación de las enseñanzas de los escritos, contraria además a las advertencias expresadas por el Dr. Sadler. Meredith J. Sprunger, que desde el principio también se opuso a estas comunicaciones, resume muy bien todo el ambiente de conflictos y demandas de aquel momento:

Muchos de nosotros nos damos cuenta ahora de que la quinta revelación de los tiempos ha empezado a navegar sobre los turbulentos mares de la lucha evolutiva [237] .

            Sin duda, las comunicaciones paranormales de Christy y su aprobación por  parte de líderes urantianos han confundido a muchas personas y han abierto la caja de Pandora de los errores.

Nace la Asociación Internacional Urantia

            Tras  la escisión de la Hermandad, la Fundación decidió crear la International Urantia Asociation (IUA), aquí referida como AIU (Asociación Internacional Urantia). En sus estatutos la AIU se define como "una organización con un cometido social y de servicio creada por la Fundación Urantia para promocionar el estudio en profundidad de The Urantia Book y de sus enseñanzas." Pero en contraste con la escindida Hermandad, que, como los medianos habían aprobado, era una organización separada de la Fundación, la AIU no es autónoma sino que está íntimamente vinculada a los fideicomisarios de la Fundación. Sus miembros prometen respaldar a ésta y a sus derechos sobre la propiedad intelectual del libro. Además, la AIU continuamente solicita donaciones para proyectos de la Fundación. También declara abiertamente no ser una organización religiosa, en paralelismo con la Fundación Urantia y la misma Fraternidad, ni tener, por consiguiente, objetivos de tipo religioso.

Más demandas

            Tras haberse convertido Martin Myers en presidente de la Fundación Urantia, la política de demandas judiciales contra los urantianos continuó ahora con nuevos bríos. Entre la serie de pleitos se incluye el efectuado contra Kristen Maaherra, un ama de casa de Arizona, por haber mandado índices computerizados gratis con el texto de The Urantia Book [238] . J.J. Johnson también recibió notificación, sin previo aviso, de parte de la Fundación, acusándole de "co-conspirador". Y, aunque los cargos contra él se retiraron, sin explicación o disculpas, Johnson tuvo que gastar miles de dólares al objeto de defenderse de unas acusaciones sin base alguna. Algunos años más tarde, la Fundación demandó también a Eric Schaveland, el esposo de Kristen, por separado, por usar los tres círculos concéntricos azules en su portal en la red.   

            Las demandas contra Maaherra y Schaveland fueron la perdición del invencible equipo de abogados de la Fundación Urantia. Con el apoyo de las donaciones de muchos urantianos, Kristen y Eric se enfrentaron con firmeza a la avasalladora fuerza legal de la Fundación colocándola en un punto muerto. Pero la demanda contra Maaherra fragmentó la comunidad urantiana por casi una década, con consecuencias en la actualidad, destrozando la vida familiar de Kristen y Eric y desviando millones de dólares de la Fundación hacia gastos legales. Durante los dos años del litigio, The Urantia Book fue declarado de dominio público, basándose en una resolución judicial  de que la propiedad intelectual de 1955 era inválida. No obstante, la Fundación consiguió que se revocara esta decisión obteniendo una victoria con un excesivo coste. Si bien, la ambigüedad de esta revocación dejó el asunto de la propiedad intelectual abierto a otras demandas.

            La posición desafiante de Kristen y Eric inspiró a otros urantianos a retar a la Fundación Urantia y a su control del texto. En 1994, durante el litigio, antes de que se conociera la resolución judicial, la Pathways Company igualmente retó la propiedad intelectual con la publicación y venta de 5.000 ejemplares de La vida y enseñanzas de Jesús, Parte IV de los escritos de Urantia. Durante el período en que los escritos fueron de dominio público, en 1995, Pathways también publicó el texto original de 1955, enumerando para el lector, en sus páginas finales, los cambios más significativos efectuados por la Fundación tras esta primera impresión. Por otro lado, en 1996, Uversa Press, dependiente de la Fraternidad, publicó los escritos de Urantia en doble columna. En 1999, la Michael Foundation de Oklahoma City publicó la parte IV (sin el escrito 120) bajo el título de Jesus: A New Revelation. Esta publicación contiene también una lista de los cambios hechos por la Fundación Urantia al texto original.

            En 1994, tras conocerse que no estaba imprimiendo el texto original de 1955, la Fundación se vio forzada a publicar un documento titulado "Correcciones del texto", en el que se admitían por fin los cambios realizados:

            Casi la mitad de los cambios, incluyendo un número pequeño que hay que considerar de poca importancia, se hicieron en la segunda y tercera impresión. Los realizaron aquellas personas directamente responsables de preparar el texto original para su publicación.

            Con los "responsables" se refiere supuestamente a Christy y a Marian Rowley. Pero, como se indicó en el Capítulo IX, en el libro mismo no se informa al comprador de estos aproximadamente 150 cambios.

            Cuando terminaba el segundo milenio, casi un cuarto de siglo de una serie de litigios llevados con agresividad, la Fundación Urantia, con el consentimiento unánime de los fideicomisarios, entabló uno nuevo contra la Fundación Michael y su fundador, Harry McMullan, por haber publicado los escritos de Jesús. Así se anunciaba:

            La propiedad intelectual de la Fundación sobre The Urantia Book hace posible preservar el texto inalterado en los próximos cincuenta años.

            McMullan es un prominente urantiano, miembro del consejo general de la Fraternidad, que prestó sus servicios en el comité ejecutivo de la Hermandad Urantia y de la posterior Fraternidad. Ésta última, sin embargo, se negó a implicarse en la demanda, declarando que el conflicto entre McMullan y la Fundación Urantia era un asunto privado. Sin embargo, hay muchos urantianos que creen que la carta de Janet Farrington Graham, presidenta de la Fraternidad, a los miembros de ésta organización, parecía apoyar la postura de la Fundación de que la publicación por separado de los escritos de Jesús arriesgaba la integridad del texto.

            Graham, en el Mighty Messenger, la revista de la Fraternidad, en otoño de 1999, se refiere, aunque de manera ambigua, al debate ocurrido en agosto de 1996 en el consejo general sobre la impresión de los escritos de Jesús por separado:

            Se le recordó entonces al consejo que, cuando The Urantia Book fue de dominio público, se votó de forma unánime proteger y preservar el texto inalterado. El proyecto de publicar la Parte IV por separado estaba en conflicto con esa resolución.

            Graham indica además que los dos consejeros que querían financiar esta  impresión retiraron su petición para "replantearse el proyecto". Pero sus palabras dan a entender que el tema había quedado zanjado en el consejo general y que la impresión de la Parte IV por separado alteraba el texto. Esto es incierto. No se puede hacer un dogma de las palabras de advertencia, supuestamente "comunicadas", de Vern Grimsley: "No dividáis el libro."

            Por otro lado, el fin de las demandas no tiene nada que ver con la protección del texto de alteraciones sino con la propiedad literaria y el consiguiente control de éste. La acción de McMullan, que llegaría a ganar la demanda en 2001 y situar de nuevo el libro en dominio público, no afectaba la conservación del texto tal como la Fundación Urantia la define: guardar tres ejemplares de la impresión de 1955 en un entorno a temperatura regulada. Pero lo que es más, desde 1955, es la misma Fundación la que ha violado esta norma al no realizar, desde esa fecha, una impresión de la copia exacta del original.

Ilustración: Berkeley Elliott.

Berkeley Elliott (1917-1995) tenía una gran amistad con Bill Sadler, hijo del doctor Sadler, y era un gran líder del movimiento urantiano en Oklahoma. Fue miembro del comité ejecutivo de la Hermandad Urantia durante muchos años y dirigió algunos grupos de estudio e innumerables programas de diseminación del libro.

Ilustración: Meredith J. Sprunger habla de formar una organización religiosa urantiana en 1993, en Boulder, Colorado.

La Hermandad Urantia

            La Hermandad Urantia surgió para funcionar como una organización afín, pero independiente de la Fundación Urantia. Desafortunadamente, como Sprunger señala, los líderes del foro encargados de formular los detalles de su constitución no se tomaron el tiempo para estructurarla directamente a partir de las enseñanzas de The Urantia Book, sino basándose en un modelo presbiteriano del siglo XVI, cuando la misma iglesia presbiteriana ya lo había descartado por otro más contemporáneo. Así pues, los 36 ancianos de este modelo se reflejaron en los 36 miembros del consejo general de la Hermandad procedentes del grupo de los miércoles de los "Setenta". Los medianos aprobaron tácitamente la constitución de la Hermandad con el comentario de que permite "su propia corrección". De acuerdo con "History One" e "History Two", estos consejeros y sus sucesores iban a dirigir a la Hermandad durante los primeros nueve años, tras los cuales, sería una asamblea trienal compuesta por varios delegados elegidos por las sociedades urantianas la que la gobernaría [239] . En un memorándum, fechado en 1958, dirigido a los fideicomisarios de la Fundación Urantia, Bill Sadler, indicó que la Hermandad estaba destinada a convertirse en un institución republicana  de representación directa [240] .

            En 1955, la recién constituida Hermandad Urantia proyectaba organizar miles de grupos de estudios sobre el libro y progresivamente constituir sociedades urantianas. La naturaleza exacta de estas sociedades era sin embargo ambigua. La mayoría de los miembros fundadores de la Hermandad vislumbraban un tipo de organización religiosa. El Dr. Sadler pensaba que las sociedades urantianas se desarrollarían como auténticos grupos religiosos, y en numerosas ocasiones tocó este tema con Meredith J. Sprunger [241] . La figura del instructor ordenado, bajo la dirección de Sadler, constituía de hecho un elemento fundamental de la constitución de la Hermandad. Como se ha señalado, poco tiempo después de la publicación del libro se estableció una escuela para entrenar y ordenar a instructores.

Temor a la creación de una iglesia

            Pero la Hermandad tuvo un desarrollo muy diferente al que habían imaginado para ella Sadler y Sprunger. La mayoría de los primeros miembros de la Hermandad compartían un cierto temor a lo que llamaban con sorna "la creación de una iglesia" y una actitud en contra de una religión institucionalizada. Incluso se llegaba a rechazar la oración al comienzo de las reuniones. El consejo general de la Hermandad llegó a excluir las palabras "instructor ordenado" de la constitución, por su connotación de tipo institucional. La Hermandad se definió entonces a sí misma, no como organización no religiosa, sino como "organización social y educativa con un propósito religioso" [242] .

            Tras el fallecimiento del Dr. Sadler, la Fundación Urantia quitó de la circulación todos sus estudios en los que se relacionaba The Urantia Book con la Biblia. A pesar de todo, a muchos miembros de la Hermandad les entusiasmaba la idea de presentar el libro a líderes ya fueran religiosos, educativos o de otra área de conocimiento.  Sprunger escribió en esos primeros días:

            La gran ilusión de que se iba a dar en nuestro planeta el origen de un renacimiento espiritual dio pie a muchos congresos urantianos. Si bien, paulatinamente, la realidad evolutiva empezó a cambiar el escenario. Los líderes religiosos y políticos no quedaron tan impresionados y el libro, o bien, de manera sucinta, se desestimó considerándose un documento gnóstico o, con buenos modales, se ignoró [243] .

            A comienzo de los noventa, la asamblea trienal de delegados (que consiste en representantes directamente elegidos de las sociedades) votó para tener representación directa en el consejo general. Las sociedades querían representantes que fueran elegidos por ellos mismos y que fueran directamente responsables ante ellos. Como respuesta, el consejo general de la Fraternidad de The Urantia Book votó para enmendar la constitución y permitir la representación directa de las sociedades, y establecer la separación del poder ejecutivo y judicial. Sin embargo, el comité ejecutivo de la Fraternidad fue, por alguna razón, incapaz de lograr la enmienda de la constitución y se aparcó sin resolverse.

La nueva Fraternidad

            Pero a pesar de que la Fraternidad sustituía a la Hermandad, mientras que la última se había concebido, de manera monolítica, como asociación de personas con inquietudes religiosas afines, la nueva Fraternidad se dedica a facilitar asociaciones locales o regionales. David Kantor, miembro del comité del consejo ejecutivo, ha jugado un papel decisivo en este nuevo objetivo, en especial a través de la red. Bajo su dirección, el portal de la Fraternidad y sus actividades en esta área han tenido por primera vez un gran éxito y han conseguido que se tenga acceso a una información fiable, a noticias y a la historia del movimiento urantiano.

            Desde la perspectiva de Kantor, resulta más útil para la revelación en estos momentos desarrollar grupos urantianos de base a nivel local, que tendrán "más oportunidad de sobrevivir a las luchas políticas que hacen desfallecer a las organizaciones sociales más grandes." Kantor es partidario de una Fraternidad libre de trabas religiosas que sea capaz de promocionar, sin prejuicios, formas diferentes de expresión religiosa socializada. Si bien, para algunos urantianos, el problema consiste  en saber hasta dónde debe llegar dicha expresión y, al mismo tiempo, en si ésta es capaz de satisfacer igualmente las necesidades del desarrollo religioso a nivel individual.

Una religión basada en los escritos de Urantia

            Los escritos de Urantia no son una religión más de lo que Jesús de Nazaret es una religión, pero sí son profundamente religiosos. El afán de controlar los escritos de Urantia ha jugado un papel predominante en el movimiento, haciendo que se olviden otras cuestiones de mayor calado: ¿Nos cambian los escritos?, ¿nos hacen sentirnos mejores, más benevolentes, más bondadosos, más dedicados al servicio de la humanidad?

            Sorprendentemente, en los primeros días del movimiento, estas cuestiones estaban sorprendentemente ausentes. Los escritos de Urantia surgieron en un mundo en el que reinaba el intelectualismo. A los primeros miembros del foro se les advirtió de esto.  Así nos lo cuenta Mary Lou Hales, que llegó al foro en 1932:

            Se nos dijo en efecto que: "estáis aceptando la revelación de forma intelectual y no de forma emocional. Estamos deseando que la dejéis obrar en vuestras vidas". Y así, era nuestra culpa, como ve, que nosotros no estuviéramos aceptándola de la manera correcta, emocionalmente, dejándola que obrara en nuestras vidas tal como debía ser. [La revelación] era maravillosa. Estábamos contentos y emocionados con ella y con lo que uno debía hacer respecto a esto o aquello, pero al parecer no estábamos dejando que produjera un cambio real en nuestras vidas que nos ayudara a ser más espirituales [244] .

            Carolyn Kendall, hija del miembro del foro Clarence Bowman, se refiere igualmente a esto: 

            El sentimiento espiritual que yo tenía estaba extrañamente ausente del foro [...] Fue más tarde, mucho después de la publicación, cuando me di cuenta de que su mensaje espiritual estaba allí. Quizás yo no lo percibía así, probablemente fuera eso. Había gente con mucha fuerza en el foro, pero nunca oí decir que el Padre te amaba y que todos éramos  hijos e hijas del Padre. Aquello no se recalcaba, se leía, y no se exteriorizaba" [245] .

            Kendall tenía 19 años cuando conoció al Dr. Sadler, y se incorporó al grupo de estudio dominical, en el que el foro se había convertido al completarse los escritos en 1942, tras la publicación de The Urantia Book

            Quizás, como consecuencia de esto, la falta de religiosidad caracterizó el movimiento urantiano en sus primeros momentos. Las tres mayores organizaciones urantianas -la Fundación Urantia, la Asociación Internacional Urantia y la Fraternidad de The Urantia Book-  se definen a sí mismas como laicas o no religiosas. No hay que dejar de valorar, no obstante, el esfuerzo de muchos de sus miembros por fomentar una expresión religiosa independiente. En el libro se nos dice al respecto que "toda actividad humana no religiosa trata de distorsionar el universo al servicio de uno mismo" (p. 67, pár. 1).

            Tradicionalmente, los grupos de estudios urantianos han sido foros intelectuales. Poco a poco, sin embargo, en los congresos organizados por la Fraternidad se ha instado a una mayor expresión religiosa, y, aunque con temor a convertirse en una iglesia, cada vez se aceptan más los himnos, las oraciones y las meditaciones en grupo. De todos modos, es fácil percibir una especie de caos general en el movimiento que nada tiene que ver con la filosofía y el mensaje espiritual de los escritos de Urantia. Hay quien cree que esta espiritualidad se perdió cuando la Hermandad Urantia abandonó sus escuelas de preparación de líderes e instructores certificados. Meredith J. Sprunger aboga por una cuarta forma de organizarse para satisfacer la necesidad de una salida puramente religiosa para los urantianos. 

Sprunger y una religión urantiana

            En "The Future of the Fifth Epochal Revelation" [246] , Sprunger nos habla de la gran necesidad que hay de nuevas y auténticas instituciones religiosas que sirvan de base para el desarrollo espiritual en este mundo, que sean receptivas a los más grandes anhelos espirituales de la humanidad, y cree que son los escritos de Urantia los que facilitarán la inspiración para ese venidero renacimiento espiritual. Indica además que tales instituciones constituyen un paso necesario para llevar a cabo la misión del movimiento urantiano. Éstas, sin embargo, no sustituirán ni competirán con las laicas urantianas, sino que abrirán caminos lo suficientemente grandes como para incluir y unir a muchos de esos buscadores espirituales -cada vez en mayor número por el desencanto de las instituciones religiosas existentes-, y complementar lo que se está haciendo ahora. En el movimiento urantiano hay un creciente deseo de una comunidad religiosa, de una familia espiritual con la que se puedan sentir identificados, que vaya más allá del grupo de estudio y de los congresos. Cada vez hay un mayor anhelo de alimento espiritual desde el nacimiento hasta la muerte, que los grupos de estudios y asociaciones urantianas -primordialmente foros sociales e intelectuales- no pueden satisfacer. Sprunger piensa que lo más importante en el movimiento urantiano sería centrarse en el desarrollo de recursos que ayuden a la creación de nuevas instituciones religiosas: 

            Las nuevas instituciones religiosas urantianas servirán de vehículos por lo que la quinta revelación de los tiempos se podrá llevar al mundo. También necesitamos urantianos dedicados que investiguen y desarrollen símbolos creativos y una apropiada expresión social y religiosa de la quinta revelación de los tiempos.

            Sprunger observa que se han dado, de forma espontánea y de corta duración, intentos de establecer este tipo de institución, pero se han hecho de forma improvisada y sin haber profundizado lo suficiente en las enseñanzas de The Urantia Book. Es necesario, dice, que haya un equipo de dedicados urantianos que estudien los escritos y sean capaces de guiar a las nuevas organizaciones para que sepan reflejar con autenticidad la percepción de esa verdad que se encuentra en la revelación. Sprunger advierte de que:

            La historia de la religión demuestra que cuando hay fuertes ideales espirituales y aspiraciones que motivan a las personas, y no hay suficientes bases estructurales sociales e intelectuales que las guíen  en su expresión creativa religiosa, es posible que aparezcan todo tipo de creencias irracionales tales como visiones de ángeles, comunicaciones con seres celestiales, hablar en lenguas, intentos de milagros y predicciones del fin del mundo.

            Para él, tales fenómenos emocionales y paranormales siempre ocurren en un entorno social y espiritual no estructurado. La forma más eficaz de establecer un orden racional, una estabilidad fiable y una genuina identidad espiritual es desarrollar organizaciones que ayuden a la expresión social y espiritual de los urantianos. Éstas a su vez motivarán al servicio amoroso a los demás.

¿Hace falta un nuevo paradigma?

            Rosey Lieske de Phoenix, Arizona, también aporta su propia perspectiva. Rosey pertenece a ese creciente número de urantianos que creen con pasión que los escritos de Urantia comunican un mensaje que no puede abarcase con un análisis intelectual ni tampoco someterse a la estructura de una organización. Para Lieskey, los escritos definen con precisa claridad la llamada de Jesús de Nazaret a una mayor profundidad de relación personal a través de la adoración, la meditación y la oración a Dios, de forma directa, sin intervención ni mediación. Esto dice:

            Vivimos en un mundo sediento y necesitado de un evangelio vivo de Jesús. Tendemos de forma simple y dinámica, siguiendo el plan de acción del Maestro, hacia el yo espiritual ―y hacia la actualización colectiva a nivel planetario―. Adoración y Servicio. Ni siquiera tres pequeñas palabras; sólo dos, listas para ser o enterradas o usadas como instrumentos de acción.      

            Las llamadas intelectuales y emocionales a la unidad en el movimiento urantiano dejan indiferente a Lieske. Ella cree que los escritos nos dicen que serán los objetivos y no los credos los que unificarán a las personas de ideales religiosos y que las formaciones en torno a credos, aunque inevitables, no producirán un resultado espiritual natural:

            Las comunidades espirituales no surgirán solamente de la base del acuerdo intelectual y del credo, sino de la experiencia real nacida de la fe en acción, la cual es la voluntad de amar a Dios, la voluntad de amar a su familia. Los objetivos, inspirados por la oración y dirigidos hacia el servicio, proporcionarán el dinamismo para el nacimiento y evolución de una verdadera comunidad espiritual.

            Para Lieske, todos los conflictos en el movimiento urantiano surgen porque las formas religiosas están unidas a las políticas. Las organizaciones urantianas no han conseguido hacer llegar el mensaje espiritual de los escritos porque, con demasiada frecuencia, han venerado más al mismo libro. Cree que el Reino no puede nunca interpretarse, construirse o hacerse manifiesto sólo con la energía humana. Efectivamente, únicamente se puede acceder al Reino a través de la adoración, que es el primer paso del programa trazado por el Maestro, y llevarse a cabo en el "mundo real" mediante el segundo paso: servicio. Sin embargo, Rosey se pregunta si hay en la actualidad muchos urantianos capaces de dar estos pasos:

            Queda la cuestión de que habrá muchos miembros de nuestra comunidad espiritual que maduren y comprendan la necesidad de ACTUAR en la revelación. ¿Pueden los urantianos sustituir política e intelectualismo por el mensaje transcendental del evangelio, colocándolo como su primera prioridad, y luchar para llevar de vueltas el rebaño al Maestro? Buscad a Dios y sed como Él. ¡Encontrad a vuestro hermano y servidle!          

            El proceso de "bautismo de gozos y penas" en los mares evolutivos de la lucha continua. Algunos urantianos creen que estamos ahora en las etapas preliminares de una auténtica nueva era de religión en el mundo. El tiempo lo dirá. No sabemos cuándo podrán los urantianos asumir ese papel de liderazgo. Bill Sadler cita unas supuestas palabras de los reveladores:

            Sin duda viviréis y moriréis sin daros cuenta de que estáis participando en una nueva era de religiosidad en este mundo. [247]

Ilustración: La tierra con el sol al fondo.