El Libro de Urantia
TEXTO COMPLETO

Un estudio del
universo maestro

ESTUDIO AVANZADO



Escrito por Larry Mullins con la colaboración del Rev. Dr. Meredith Sprunger;
traducción y adaptation del Rev. Dr. Ángel F. Sanchez-Escobar





 

 
CAPÍTULO IX

"En mi opinión, sólo puede haber una
edición de The Urantia Book: la primera."

            Llegamos ahora a una definida línea de demarcación en la historia de la revelación urantiana. Un reducido grupo de personas, que de alguna manera había podido comunicarse con unos seres invisibles, había conseguido algo extraordinario durante un arduo proceso de cinco décadas: colaborar en la publicación de un manuscrito sin igual en la historia de nuestro planeta: la quinta revelación de los tiempos.

            Dando lo mejor de sí mismos, los seis miembros de la comisión de contacto habían cumplido su sagrado juramento de conservar el texto exactamente tal como se había recibido. Ninguna deliberada intromisión humana había viciado los escritos de Urantia y, ahora, su  imperfecto pero valiente y honrado esfuerzo había dado su fruto y en 1955 se había imprimido el texto. La Dra. Lena C. Sadler, si embargo, no había podido vivir para tenerlo en sus manos.

            Se habían realizado importantes sacrificios durante todos esos años. Habían centrado una gran parte de sus vidas en torno a un colectivo de medianos que, en cada momento, les había infundido las fuerzas y dado la guía que necesitaban. Pero ahora se habían quedado solos, sin esa guía. Durante algún tiempo les invadió la emoción y euforia de tener por fin ejemplares impresos de The Urantia Book. Se mandaron libros a gente prominente, a amigos, a familiares. Se fundaron la Fundación Urantia y la Hermandad Urantia. Se formó la Escuela de la Hermandad Urantia en 1956. El 17 de junio de 1956, se estableció la Primera Sociedad Urantia en Chicago:                       

            ... y el foro, tras 33 años, pasó a la historia y muchos de sus miembros se convirtieron en los 156 miembros primeros de la nueva sociedad. Los intrépidos miembros del foro se preparaban ahora para compartir The Urantia Book [163] .

            La Escuela de la Hermandad Urantia tuvo su primera sesión en septiembre de 1956 con 71 estudiantes. Sadler había adquirido un terreno en Pine Lodge en Beverly Shores, Indiana, con la idea que los estudiantes pudieran vivir en casas de campo en este terreno, mientras se preparaban para salir como maestros y líderes de la nueva revelación. Para 1960, 14 estudiantes se graduaron y recibieron su diploma de líderes [164] . También se concedieron diplomas de Maestros Ordenados.

            Pero sólo los profesores y los jubilados podían dedicar todo el verano al programa de Pine Lodge y las actividades de la escuela acabaron por tener lugar en el 533 de Diversey, en Chicago, con clases por la tarde. Estas clases tenían bastante asistencia. Meredith J. Sprunger relata el caso del reverendo David Schlundt, que viajaba 120 millas desde Goshen, Indiana, para asistir a estas clases.

            Desafortunadamente, para 1975, el programa de formación de profesores perdió su impulso inicial [165] ,  y se abandonó el currículum completo de formación de profesores y el curso intensivo diseñado por el Dr. Sadler [166] . Posteriormente se abrieron otras escuelas como The Boulder School, establecida por John Hay a mediados de los ochenta (ahora cerrada), y la Escuela de Contenidos y Valores de Los Ángeles, de Polly Friedman.

            Sadler decía que el mandato para publicar el libro venía acompañado de instrucciones y recomendaciones, que animaban el desarrollo de escuelas de formación de profesores y líderes. Carolyn Kendall se lamenta de la desaparición de las escuelas urantianas:                        

            Si tomamos estos consejos con seriedad, sería un imperativo considerar la reinstitución de escuelas regionales para acometer la formación profunda y la cualificación de profesores de The Urantia Book. [167]

            A pesar de toda esta actividad, es posible que se llegara a pensar: "se nos ha dado una revelación de los tiempos pero nadie sabe cómo dirigirla. Y ahora nos hemos quedado solos. Ya no podemos comunicarnos con esos seres sobrenaturales ni pedirles consejos. Y se han ido sin ceremonias, sin ni siquiera decir adiós."

El destino de la comisión de contacto

            En los siguientes ocho años, otros tres miembros de la comisión de contacto seguirían a Lena C. Sadler en su viaje a la otra vida. El 31 de agosto de 1956, menos de un año tras la publicación del libro, Wilfred C. Kellogg murió a la edad de 75. Su esposa Anna Bell Kellogg murió el 24 de febrero de 1960 a la edad de 82 [168] . Entretanto, se producía un distanciamiento entre Bill Sadler y su padre William S. Sadler.

            Bill Sadler y su esposa Leone habían vivido en el 533 de Diversey Parkway con el Dr. Sadler, pero se divorciaron alrededor del momento de la publicación. En 1955, al día siguiente del de Navidad, el hijo de Bill y Leone, de 19 años, tomando una taza de café con su madre y el Dr. Sadler, entró en coma y murió. Su salud se había ido deteriorando posiblemente debido a un tumor cerebral. Había perdido la visión en un ojo y empezaba a perderla en el otro. Posteriormente, durante 1956, Bill Sadler se casaría con Florine Seres. Bill era un fumador compulsivo y un bebedor empedernido. Pero además de la tragedia y la infelicidad de su vida, él y su padre tenían grandes desavenencias, principalmente debido a su divorcio. 

            A pesar de ello, Bill formó la Second Society Foundation de Chicago. Durante este periodo un grupo de Oklahoma descubrió The Urantia Bok y por sí mismos comenzaron una iglesia urantiana. Bill empezó a realizar visitas regulares a Oklahoma City, donde su sabiduría, percepción filosófica y profundo conocimiento de los escritos eran sumamente valorados. Como primer representante de la Hermandad Urantia, Bill daba conferencias sobre el libro por todo Estados Unidos [169] .

            Bill Sadler había escrito ya su extraordinario A Study of the Master Universe (Un estudio del Universo Matriz) y estaba trabajando en un volumen de los Appendices [170] cuando su salud empezó a deteriorarse. Una repentina apoplejía le dejó sin habla, y mientras se recuperaba de ella tuvo que ser hospitalizado por cirrosis hepática. Más tarde, en 1963, fue de nuevo hospitalizado con embolismo en ambas piernas. Unos meses más tarde, el 22 de noviembre de 1963, a los 56 años de edad, un ataque cardíaco acabó con su vida en la tierra [171] . Ese mismo día caería otro príncipe de la mala fortuna: John F. Kennedy. Clyde Bedell, que era un gran amigo de Bill Sadler, escribiría:

Ilustración: Pine Lodge, en Beverly Shores, Indiana, lugar de la primera Escuela de la Hermandad Urantia.

Ilustración: (Derecha) Chisty en los años cuarenta. (Izquierda)  Bill Sadler, en 1960.


Ilustración: Christy da clases en una sesión de verano en 1963, a los setenta años de edad.

Ilustración: El fideicomisario  Thomas A. Kendall, en agosto de 1965.

La cuestión de la guía celestial continuada

            ¿Cuándo dejaron los medianos de comunicarse con la comisión de contacto? ¿Fue en 1955, tras el mensaje "Os habéis quedado solos" o continuaron dando instrucciones verbales? Tenemos constancia de que la comunicación cesó en 1955, aunque, como veremos, la Fundación Urantia y mucho de los que apoyan su política creen que la guía celestial continuó al menos hasta 1982.

            Se hace necesario, debido a la importancia de estas cuestiones, tratar el tema en profundidad. Y puesto que yo admito estar en contra de dicha guía celestial, he reunido casi toda la documentación que apoya mi punto de vista a partir del material que esas mismas personas -incluida la Fundación- aportan para defender el suyo. También expongo de forma separada la perspectiva de Meredith J. Sprunger, que tiene ciertas diferencias con la mía propia. La intención es que el lector sea capaz de dar respuesta por sí mismo a estas preguntas y a sus implicaciones.

            Podemos comenzar este análisis en los años 1967-1968, momento en que se preparó la segunda impresión. De acuerdo con Kantor, la Fundación obtuvo la propiedad intelectual en 1967, pero el libro no se imprimió en realidad hasta mayo de 1968 [172] . Estudiemos ahora el singular proceso de preparación de esta segunda impresión, a la que me referiré como a la de 1967.

Ilustración: El Dr. Sadler en los años cincuenta.

Ilustración: El Dr. Sadler dando clases en el 533 de Diversey Parkway.

La segunda impresión (1967) de The Urantia Book

            En el momento en que se preparó la segunda impresión, de la comisión de contacto sólo quedaba el Dr. Sadler, que tenía entonces 92 años, y Christy de 77. Muchos años antes, éste le había dicho a Meredith J. Sprunger y a Clyde Bedell que tras haberse cortado la conexión con el sujeto dormido en 1955, no hubo más mensajes y ni la comisión de medianos ni la de revelación estaban disponiblen. No conocemos la fecha del fallecimiento del sujeto dormido, ya que los reveladores habían previamente advertido a los miembros de la comisión de contacto que, tras la publicación, no se debía realizar ningún comentario o anuncio sobre si éste estaba vivo o no [173] . Si el protocolo establecido para los contactos permanecía en activo, podemos razonablemente suponer que estaba vivo cuando la comisión de contacto recibió en 1955, al poco tiempo de publicarse el libro, el mensaje final "os habéis quedado solos".

            Está claro que en marzo de 1959, por las respuestas a la carta del reverendo Adams, Sadler no tenía contacto con los reveladores [174] . Sadler no sabe realmente cómo contestar a los puntos planteados por Adams, un erudito en la Biblia. Donald Green, uno de los miembros del consejo de redacción de este libro, observa que si Sadler hubiera tenido la oportunidad de formular estas preguntas a los reveladores, lo hubiera hecho. Como se observa en su respuesta, el único comentario que Sadler hace es: "...nuestro mandato nos prohibe alterar el texto del manuscrito de manera alguna" [175] .

            En "The Plan for the Urantia Revelation", Carolyn Kendall, según le había dicho Christy, se refiere a estos errores:

            En los años tras la publicación, se agradecían los errores que se le presentaban a Christy o a Marian. La Fundación quería un libro perfecto. Sin embargo, Christy era inflexible: no se iban a hacer cambios de forma arbitraria. Entre 1955 y 1982 uno de los dos supervivientes de la comisión de contacto exponía las correcciones y cambios propuestos a los reveladores para pedirles permiso [176] .

            Observamos que Kendall da a entender que entre 1955 y 1982 todavía había comunicación con los "reveladores". Curiosamente 1982, cuando según ella, se pierde el contacto con los medianos, es el año en que fallece Christy. Pero según lo que el mismo Dr. Sadler le dijo a Sprunger y a Bedell, esto no es cierto ya que ni la comisión de medianos ni la comisión de revelación estaba disponible tras 1955. Además, para 1958, en un memorándum interno, Bill Sadler se refería a la comisión de contacto como "terminada" [177] . Si, como dice Kendall, Sadler o Christy, los dos últimos supervivientes de la comisión de contacto, hubieran podido contactar de forma unilateral con las inteligencias sobrehumanas y exponerles estos cambios en 1967, aquello hubiera significado una forma de comunicación totalmente diferente a la que había existido durante el proceso de revelación de los escritos.

            Vemos, además, que Kendall no menciona a la persona de contacto, y, en  ninguna de las dos historias citadas, se menciona la existencia de comunicación con miembros individuales de la comisión de contacto sin la presencia del sujeto dormido. De hecho, tal como la misma Christy le dijo a Kantor, existía una regla por la que no se podía establecer comunicación con los reveladores a menos que dos o tres miembros de la comisión de contacto estuviesen presentes. Hay bastante documentación que indica que era Christy, por su cuenta, quien al parecer se "comunicaba" con los medianos durante la preparación de la segunda impresión. Sin duda, el doctor hubiese desaprobado aquello, por su largo y probado rechazo frontal a toda actividad paranormal.

            En relación con las correcciones de la segunda impresión es, si cabe, más sorprendente, lo que Carolyn Kendall comenta a continuación; aunque, según dice, es parte opinión personal, parte información tomada de su marido Thomas Kendall, fideicomisario en aquel momento, y de Richard Keeler, igualmente fideicomisario y presidente de la Fundación Urantia hasta 2003:

            Los fideicomisarios de la Fundación Urantia no participaron en el proceso de corrección del texto de The Urantia Book. Su labor era la de publicar el texto con los cambios, cualesquiera que fueren, que aprobasen los medianos. Tenían que conservar el texto sin alteraciones, y protegerlo con el registro de la propiedad intelectual. La Fundación debe dejar claro a los lectores que las correcciones realizadas después de 1982 se hicieron al parecer sin la aprobación de los medianos. Se dice que al publicar su última edición, la Fundación está revirtiendo los cambios realizados después de 1982 [178] .

            Por un lado, Carolyn informa que su marido, Thomas Kendall, fideicomisario en aquel momento, le había dicho que "los fideicomisarios de la Fundación Urantia no participaron en el proceso de corrección del texto de The Urantia Book." Sin embargo, hay que recordar que, de acuerdo con la declaración de fideicomiso, en su artículo III, bajo la sección titulada "Protección del texto", se dice respecto a los deberes de los fideicomisarios que:

            Será la obligación principal de los fideicomisarios conservar inalterado el texto de The Urantia Book. [...] preservar y salvaguardar ejemplares del texto original de The Urantia Book de pérdida, daño o destrucción y de alteración, modificación, revisión o cambio de cualquier manera o en cualquier particular.

            Además en la parte 3 de esa misma sección se dice:

            Será el deber de los fideicomisarios retener un control absoluto de todas las planchas y de otros medios para la impresión y reproducción de The Urantia Book.

            Estos deberes son lógicamente complementarios. Al mismo tiempo, si los fideicomisarios tienen que ser responsables por la conservación del texto original, han de tener autoridad absoluta sobre la reproducción del libro. ¿Cómo es posible, pues, que los fideicomisarios no tomasen parte ni en las decisiones para corregir el texto de la segunda impresión ni en el proceso mismo de impresión?  

            Esto resulta desconcertante, y uno se hace la siguiente pregunta: Si Christy en 1967 era  fideicomisaria -no lo sería emérita hasta 1971 [179] -, ¿cómo puede ser esto exacto? Tanto Christy como Thomas Kendall, como fideicomisarios, estaban bajo juramento de proteger el texto original de cualquier cambio. ¿Bajo qué autoridad y en capacidad de qué actuaba Christy independiente de los otros fideicomisarios? Y, ¿cómo sabía el mismo Kendall, si resulta cierto lo afirmado por su esposa Carolyn,  que los cambios estaban siendo supuestamente autorizados por los medianos?  Además, si Christy había informado de aquello a Thomas Kendall, ¿no estaba él obligado a informar a su vez a los demás fideicomisarios?

Ilustración: Jacques Weiss con un Dr. Sadler bastante envejecido en el aeropuerto de O'Hare. A la derecha está Edith Cook.

Ilustración:  Christy el día de su cumpleaños (29 de enero de 1980).

Ilustración: Christy con J.J. Johnson y su hijo Michael Andrew en 1980.

Ilustración: Jim Mills dando una conferencia en cosmología, en Berkeley, California, alrededor de 1977.

            En segundo lugar, señala Carolyn que "La labor (de los fideicomisarios) era la de publicar el texto con los cambios, cualesquiera que fueren, que aprobasen los medianos. Tenían que conservar el texto sin alteraciones, y protegerlo con el registro de la propiedad intelectual." Pero ni los medianos ni los derechos a la propiedad literaria se mencionan en el fideicomiso. Tampoco se menciona nada de la viabilidad de hacer correcciones en el libro. Si los reveladores lo hubiesen deseado, podemos razonablemente suponer que lo habrían dispuesto.
           
            En tercer lugar, Carolyn, que advierte es su opinión personal, indica que "la Fundación debe dejar claro a los lectores que las correcciones realizadas después de 1982 se hicieron al parecer sin la aprobación de los medianos." Pero esto da a entender que los cambios anteriores junto a los realizados en la impresión de 1982 se hicieron bajo la aprobación de los medianos. Sin embargo, como ella misma indica, es únicamente Christy la que menciona la aprobación de los medianos para realizar cambios y omisiones en palabras y números. Esto indicaría una especie de contacto individual con los reveladores, muy diferente al que se había realizado con anterioridad. Pero además, esas afirmaciones o reivindicaciones sobre supuestas comunicaciones son problemáticas y se encuadran en la esfera de los fenómenos paranormales, porque no se pueden ni validar ni refutar por medios empíricos ni corroborar por otras personas. Resulta desconcertante la idea de que los reveladores y la comisión de contacto se hubiesen esforzado tanto durante 50 años para impedir que se descubriera la persona de contacto y, de repente, tenemos a Christy conversando de manera informal con un mediano y desvelando este hecho a otras personas de manera tan distendida.                                          

            En cuarto lugar, Carolyn cita a Richard Keeler para afirmar que en la última impresión del libro, "la Fundación está revirtiendo los cambios realizados tras 1982." Sin embargo, según el análisis realizado por Merritt Horn [180] , esta reversión de los cambios nunca se llegó a realizar.  Pero, ¿por qué tras 1982 y no a partir de 1955? Una posible razón está en "Setting the Record Straight", cuando se explican los cambios tras la primera impresión: (Mis cursivas)

            Aunque no hay documentación oficial respecto a las razones de algunos de los cambios tras la primera impresión de The Urantia Book, sabemos, al analizar estos cambios, (véase el documento de la Fundación: "Changes to the Text") que la mayoría de los cambios era tipográficos. Tenemos razones para creer que ninguno de los cambios más significativos se realizaron sin la aprobación de los reveladores [181] .

            De estas palabras se desprende que la Fundación Urantia apoya la idea que los reveladores efectivamente conocían esos cambios significativos realizados en el texto. Sin embargo, como se ha señalado, los reveladores no estaban disponibles cuando éstos se realizaron. Richard Keeler declaró en el litigio Maherra (1991-1999) que tras 1955 no se habían tenido más contactos, y si  la Fundación, en este pasaje, se refiere a mensajes de entidades anónimas supuestamente recibidos por Christy, esto constituiría una flagrante contradicción de las enseñanzas de los escritos de Urantia. Concedería, además, a esos supuestos mensajes "comunicados", no verificables, un valor por encima del juramento de los fideicomisarios de la Fundación Urantia y contra la declaración de fideicomiso.

            Finalmente, los tres "autenticados ejemplares del texto original de The Urantia Book" que la Fundación Urantia está obligada a proteger de "pérdida, daño o destrucción y de alteraciones, revisión o cambio de cualquier manera o particular" ya no se ajustan palabra a palabra ni con las planchas ni con lo que la Fundación imprimió en 1967. De las 16 posteriores impresiones desde 1967 a 1999, 12 son diferentes y ninguna de ellas se equipara al texto original de 1955, algo problemático desde el punto de vista del lector, ya se autorizaran "celestialmente" estos cambios o no. Como dijo el fideicomisario emérito James C. Mills a Ken y Betty Glasziou en su carta fechada el 5 de marzo de 1991 [182] :

            Parece que necesitamos comparar detalladamente la actual impresión con la primera. En mi opinión, sólo puede haber una impresión de The Urantia Book, la primera.

Ilustración: Diversas impresiones de The Urantia Book.

¿Qué salió mal?

            Según la opinión de los que apoyan dicha continuada y especial ayuda celestial nada salió mal. Estas personas creen que Christy estaba en contacto con los medianos. Sin embargo, los que refutamos esa idea nos preguntamos qué pasó para que Christy se sintiera impulsada a alterar el texto original o las planchas -confeccionadas durante 1942-45-, en contra de la expresa prohibición de la declaración de fideicomiso, creyendo que tenía la aprobación de los medianos. Aunque no sabemos exactamente qué pasaba por su mente, lo sucedido guarda cierta relación con el caso de Vern Grimsley, bastante cercano a Christy [183] , que también llegó a creer que los medianos hablaban con él.

            Uno se pregunta si realmente nos podemos engañar a nosotros mismos hasta el punto de creer verdaderamente que oímos voces. Parece que sí. En un informe fechado en 1984 sobre las comunicaciones de Grimsley, Hoite Caston, un antiguo fideicomisario, citaba, en este sentido, las palabras de Julian Haynes: 

Cualquiera que sea el área del cerebro utilizada, es totalmente cierto que esas voces existen y que sentirlas es como oír un sonido de verdad. [...] Las oyen en diversos grados muchas personas corrientes. A menudo, en momentos de ansiedad, se oye la voz consoladora de un padre [184] .

            ¿Qué situación provocó esa ansiedad en Christy? Ciertamente sentir sobre sus hombros la responsabilidad de toda una revelación de los tiempos hubiera sido suficiente. Como he indicado, Sadler tenía 92 años y se deterioraba rápidamente, y no quedaba ningún otro miembro de la comisión de contacto. Christy estaba prácticamente sola, muchas decisiones que tomar y sólo la sabiduría humana en la que confiar. La comisión de medianos hacía tiempo que se había alejado, pero ella había continuado creyendo, quizás para sobreponerse a esa responsabilidad, que era una especie de elegida y que éstos seguían a su lado. Christy llegó a confiarle a Grimsley que creía ser una reservista del destino [185] .

            Con cierto paralelismo con el caso de Christy, meses tras la muerte de Christy en 1982, Vern cayó en una profunda crisis emocional. Christy ya no estaba y él se creía a sí mismo el líder espiritual del movimiento urantiano. En cierto momento, cuando tenía que decidirse a comprar en California, para su fundación Family of God o FOG (a partir de ahora "Familia de Dios") un terreno de 25 acres y un espacioso edificio de 75 habitaciones, creyó oír una voz, estando bajo un árbol contemplando aquel terreno, que le ayudó a tomar aquella decisión. En los Apéndices del informe de Caston [186] hay una carta del Dr. Paul Knott, que, de manera informal examinó a Vern, mencionando este hecho: 

            Vern, en este estado de consternación, deambuló fuera de sí mismo y de repente, "salida de la nada" (palabras de Vern) una voz que venía de arriba, por el lado derecho, le habla con autoridad (y le dice lo que él quiere oír) "Ya está." De esta manera toma él una decisión tan difícil. Su ansiedad desaparece, y la compra se hace a continuación.

            Hoite Caston añade:

            Un "invisible amigo", uno de los únicos consejeros sobre el planeta en el que Vern indiscutiblemente podía creer, poseía la sabiduría para aconsejarle y aparentemente le había "hablado".

            Christy en el proceso revelatorio había llegado a oír voces desencarnadas de los medianos y ahora, cuando se sentía sola y necesitada de consejos, como Vern, oiría alguna voz que le diera permiso para modificar el texto y su ansiedad desaparecería.

            Parece que Carolyn y Thomas Kendall creían que Christy tenía una conexión especial con los seres celestiales, y es muy probable que fuera ese apoyo externo el que la animara a creer en su singular condición de elegida para modificar el texto. Tenemos constancia de ello en una carta enviada a J.J. Johnson, fechada el 4 de septiembre de 1981 [187] , en la que ella responde a una lista de preguntas y de aparentes errores tipográficos que éste le había entregado sin esperar que se usaran para cambiar el texto. Sin embargo, en una breve carta adjunta a la lista de cuestiones, Christy le dejó perplejo al informarle que dos de sus observaciones habían sido aceptadas: 

            Estimado J.J. Johnson:

            Sé que se habrá afanado extraordinariamente para encontrar estos errores, pero tenemos órdenes estrictas de mantener el texto inalterado. Por lo tanto, no cambiamos errores a no ser que sean tipográficos, ortográficos o de puntuación. Usted y yo no podemos cambiar la revelación Urantia. Es lo más idéntica a la presentada por los medianos que hemos podido hacer. Tengamos eso siempre en mente.

            Marian y yo hemos examinado sus observaciones con atención y estamos de acuerdo en este informe.

            P.D. No hemos recibido su carta a tiempo para realizar cambio alguno en la séptima impresión, pero se harán las correcciones necesarias en la octava impresión.

Ilustración: Carta de Christy a J.J. Johnson.

Ilustración: Página número dos de la anterior carta conteniendo los comentarios de Christy a las dudas de J.J. Johnson. Sus observaciones 5 y 13 se habían aceptado.


            La carta de Christy dejó perplejo a Johnson. Por un lado, Christy le había dicho que tenía órdenes estrictas de mantener el texto original inalterado, algo con lo que él estaba de acuerdo y, por otro lado, decía que corregiría para la siguiente impresión dos de las erratas descubiertas, incluso si una de éstas cambiaba el sentido de una frase. No obstante, Chisty murió al año siguiente y los cambios nunca se llegarían a realizar

            Sin embargo, sigue la misma cuestión: ¿Cómo es que los fideicomisarios no cuestionaban la labor de Christy? Como veremos, parece probable que sólo esos fideicomisarios que se mostraban favorables a los mensajes "comunicados" conocían el hecho del gran número de planchas que habían sido reemplazadas por otras corregidas, y que posteriormente se habían destruido.

¿Estaban todos los fideicomisarios informados de los cambios?

            Hay lectores a los que les resulta difícil creer que no todos los fideicomisarios estaban informados de los cambios; si bien, es cierto que algunos no lo estaban. Lo prueba el hecho de las documentadas afirmaciones de James C. Mills, que había sido seleccionado para sustituir como fideicomisario a Christy en octubre de 1971.  Mills había sido presidente de la Hermandad Urantia, y había servido durante muchos años como fideicomisario emérito, función gracias a la que respondía a mucha de la correspondencia de la Fundación.

            El 5 de marzo de 1991, Mills escribió una carta a Kenneth y Betty Glasziou de Australia, contestando a sus cuestiones, que demuestra que no era consciente ni del número ni del alcance de los cambios textuales realizados por Christy en su condición de fideicomisaria:

            Sólo he conocido un cambio textual realizado entre impresiones. Se lo dije durante mi visita a Pensacola. Esto se debió a la diligencia de un profesor de ciencias de la escuela secundaria, licenciado en ciencias, que había leído, en una revista científica, esa cifra específica en The Urantia Book, en la que se expresaba que la relación entre la masa del núcleo y los electrones planetarios había cambiado en un dígito. Esta persona pudo persuadir a la gente del 533 a cambiarlo en la segunda impresión. En ese momento yo me había mudado a Wisconsin y la persona que aprobó el cambio me había seguido como presidente de la Hermandad. De manera fortuita, me lo indicó una estudiante, que estaba bastante airada con la obvia alteración de lo que ella firmemente y correctamente creía que debería mantenerse alejado de manos humanas. Armé un jaleo bastante grande sobre el particular y se devolvió a su estado original en la siguiente impresión. Desde que me mudé, con la excepción del período 1973-1975, no he residido en Chicago, y no se me ha informado de ninguna otra discrepancia entre impresiones hasta su carta del 20 de noviembre. Voy a referir este asunto inmediatamente a la Fundación.      

            Está claro que los fideicomisarios eran personas honorables e inteligentes, conscientes de su solemne fideicomiso y de sus responsabilidades, pero la realidad práctica era que la mayoría de éstos se reunían periódicamente en el 533 de Diversey Parkway, mientras que Christy vivía y trabajaba allí de forma permanentemente. A medida que los fideicomisarios se distanciaron de su participación real con el texto, todo empezó a resolverse predominantemente en torno a la persona de Christy como centro.

            Parece que la afirmación de Carolyn en cuanto al hecho de que los fideicomisarios no participaron en tal corrección es correcta y que, por tanto, no todos eran conscientes de que Christy estaba alterando el texto de la impresión de 1955, ante la siguiente impresión de 1967 [188] , creyendo que lo estaba devolviendo a su estado original y que aquellos eran errores de copiado. Pero, ¿qué referencia tenía? Sabemos que el original escrito a máquina hacía tiempo que se había destruido.

¿Hubo algún problema técnico en la impresión?

            En otra parte de la mencionada carta, Mills parece creer que el libro completo tuvo que recomponerse en 1967, debido al cambio de la tecnología de la impresión y esto originó muchas erratas:

En los doce años de intervalo entre la primera y segunda impresión, las planchas originales quedaron obsoletas debido a las nuevas técnicas fotográficas y a las imprentas de alta velocidad, y se tuvieron que confeccionar nuevas planchas. Puesto que las planchas originales estaban pensadas para realizar un millón de ejemplares, aquello fue un duro golpe.

            Sin embargo esto no es cierto. Las planchas originales se usaron para imprimir la impresión de 1967 de The Urantia Book, con la excepción de al menos unas 48 páginas que se reemplazaron con el texto alterado. También, lo que había cambiado era la tecnología para hacer las planchas. En The Urantia Brotherhood Bulletin de 1979 [189] , se informa que "[Las primeras] cinco impresiones se habían realizado con la misma prensa." Esto concuerda con lo afirmado por los citados dos empleados de R.R. Donnelleys, que manifiestan que una prensa modelo M‑1000 tuvo que haber realizado las impresiones de 1955 y la de 1967. En el boletín también se informa de que:

Ilustración: Un empleado de la R.R. Donnelley & Sons atornilla una plancha de impresión a un cilindro de la prensa (Fotografía tomada  de la World Book Encyclopedia de 1958).

Ilustración: Dos empleados de la R.R. Donnelley & Sons comentando la tercera impresión con Mark Kulieke (a la derecha), representante de la Fundación.

            Sabemos ahora que los cambios realizaron fueron más lejos de lo que esta contradictoria nota señala. Para realizar los cambios editoriales en la segunda impresión, está claro que alguien decidió que el procedimiento más simple era reemplazar esas 48 páginas por otras nuevas, como se muestra al comparar la primera con la segunda impresión [190] .

            Clyde Bedell escribió en 1976:

            Cada palabra de los escritos de Urantia, incluso el uso de 'los más elevados conceptos humanos existentes', fue colocada en los escritos de Urantia por los reveladores. Ningún ser humano añadió nada. Lo juro por mi vida [191] .

            Al hacer su Concordex, [192] Clyde se dio cuenta de que en 1976 había problemas tipográficos con varias impresiones del texto [193] . Sin embargo, si hubiese sabido que el texto original había sido alterado deliberadamente, basado en unos supuestos "mensajes celestiales" recientes, seguro que los hubiese cuestionado. No todo el mundo del 533 de Diversey Parkway se tomó con seriedad esos mensajes, tal como me dijo Meredith J. Sprunger. Fue a partir de la muerte de Sadler, cuando empezaron a conocerse estas "comunicaciones" de Christy más allá del entorno de la Fundación Urantia y de la Hermandad Urantia, y, paralelamente, empezaron a circular entre los urantianos historias de una supuesta y especial "guía" de la Fundación. En 1981, Clyde Bedell realizó una evaluación crítica de estos supuestos mensajes y de aquella especial guía que se suponía disfrutaba la Fundación: (Énfasis del original)

            No creo que los fideicomisarios estén más guiados de forma divina que cualquiera de vosotros o que yo mismo. Creo que son verdad y que se dijeron en serio las palabras "Os habéis quedado solos", por todos lados repetidas que, según se dice, se comunicara al foro cuando se publicó el libro en 1955. Estamos solos y debemos tomar nuestras prerrogativas y responsabilidad mucho más en serio de lo que lo hacemos [...]

            Sí, he oído en ciertas ocasiones las murmuraciones y divagaciones: Los fideicomisarios deben tener razón. Están tan aferrados a sus normativas que deben tener alguna guía, alguna comunicación. Examinen esta idea, la cual, cuando se dice, se hace generalmente con un tono de queja sobre el tema [de la propiedad intelectual] que he estado desarrollando en este artículo. Para cualquier lector que lo crea, lo que se está diciendo, en efecto, es que las enseñanzas de nuestra inmensa y grandiosa revelación, The Urantia Book, están siendo ahora suplantadas por comunicaciones secretas dirigidas a un puñado de los humanamente llamados servidores del movimiento urantiano. [...] Creo que The Urantia Book nunca será reemplazado hasta que en un futuro remoto lo sea por otra revelación de los tiempos, no por unos espíritus anónimos diciendo "hazlo" o "no lo hagas" a los falibles fideicomisarios [194] .

La perspectiva de Meredith J. Sprunger

            Veamos ahora la perspectiva de Meredith J. Sprunger en cuanto a la situación que acabo de describir. Estas son sus palabras: 

            La mayoría de los estudiantes de The Urantia Book están de acuerdo en que los escritos fueron compuestos por seres sobrenaturales y, excepto por cambios en ortografía, mayúsculas y puntuación, no fueron corregidos por ningún ser humano. Se publicaron exactamente tal como se recibieron de los reveladores.

            Puesto que los escritos se pasaron a máquina varias veces y siguieron un proceso de composición en R. R. Donnelley & Sons, es obvio que se pudieron cometer, y con toda probabilidad así fue, errores al copiarlos. Es muy posible que los medianos fuesen conscientes de estos errores e inconsistencias pero no lo considerarían lo suficientemente importante  como para detener la publicación.

            En mi opinión, el mayor error de los fundamentalistas religiosos es creer en una inspiración literal, en la infabilidad de las escrituras. El propósito primordial de una revelación es incrementar la percepción espiritual expandiendo el paradigma espiritual.

            En los años siguientes a la publicación de The Urantia Book en 1955, se descubrieron muchos de estos posibles errores e inconsistencias y algo tenía que hacerse sobre éstos en la impresión de 1967. Algunos intentaron corregir estas áreas problemáticas del texto alterando las planchas. En retrospectiva, el gran error de la Fundación fue no confeccionar una lista de los cambios junto con las razones en notas aclaratorias finales.

            En este punto, debemos revisar la documentación existente en cuanto a quién realizó estos cambios. Carolyn Kendall nos dice, a partir de la información que le facilitó Tom Kendall, que los fideicomisarios de la Fundación Urantia no participaron en el proceso de "corrección" del texto de The Urantia Book. Esto podría indicar que fue Christy quien realizó los cambios en la impresión de 1967, y en las posteriores impresiones hasta su muerte en 1982. Esta suposición parece estar confirmada por Scott M. Forsythe, auxiliar administrativo de la Fundación Urantia, cuando escribió a JJ Johnson, diciendo "la relación de Christy con el texto de The Urantia Book era singular".

            Carolyn Kendall y Tom Kendall creyeron que la comisión les había aprobado los cambios. Esta suposición, por supuesto, la rebate la afirmación que me hizo el Dr. Sadler de que todos los contactos con los reveladores sobrehumanos habían cesado, y el cuestionamiento surgido de la dirección de la Hermandad sobre la autenticidad de los supuestos contactos de Christy con los medianos.

            En mi opinión, al menos que uno sea un fundamentalista de The Urantia Book que cree en la "inspiración literal", en la absoluta verdad de cada palabra del dicho libro, no hay mucha diferencia, desde un punto de vista pragmático, si la comisión de medianos aprobó o no esos cambios, ya que no interfieren con la autenticidad de la quinta revelación de los tiempos. En cualquier caso, no hay forma objetiva de probar definitivamente si los medianos aprobaron o no esos cambios.

            Quizás la mejor solución para este desafortunado revuelo es enumerar todos los cambios realizados tras la edición de 1955, junto con las razones para ellos, y permitir a cada cual tomar su propia decisión sobre el texto original de los reveladores. Es de esperar que los fideicomisarios de la Fundación lo hagan y coloquen notas a pie de  página en futuras impresiones.

            La cautela expresada por Sprunger sobre un fundamentalismo urantiano es aceptable, pero no creo que sea esa la cuestión importante. Mientras que, desde un punto de vista pragmático, se puede decir que los cambios en el texto hasta la fecha han sido menores y no afectan a nuestro destino espiritual, creo que debemos tener muy en cuenta a los futuros lectores así como el futuro de toda la revelación en uno, tres o quinientos años. Si lo hacemos así, en mi opinión, sí importa si la comisión de medianos "aprobó o no esos cambios". No se puede pasar por alto la cuestión de la especial guía celestial tras 1955, por la que supuestamente se hicieron estos cambios, ya que se pueden relacionar los escritos con actividades paranormales, algo que en éstos mismos se rechaza. Las consecuencias pueden ser muy serias para ignorarlas y pueden poner en peligro, a largo plazo, la viabilidad y la integridad de la revelación.

            Hay, por tanto, necesidad de una línea fiable de impresiones sucesivas del texto original auténtico (1955),  que sirva de referencia importante para futuros estudiosos. El 15 de enero de 1996, Mark McMenamin, profesor de geología en Mount Holyoke College, respondiendo a  una carta de J.J. Johnson decía:

            Si se escribió en 1955, algunas de sus partes son sorprendentemente avanzadas para su tiempo. Sólo he podido localizar la edición de 1984. ¿Puede confirmarme si las páginas 664-671 son las mismas que en la edición de 1955?

            Gracias a los esfuerzos y persistencia de Johnson, McMenamin incluyó un comentario favorable de The Urantia Book en su propio libro The Garden of Ediacara [195] .  Johnson me escribió posteriormente:

            Debe resultar evidente que esto va a crecer y crecer [...] En cuanto antes podamos dar una respuesta a esto [...] antes científicos como Mark no tendrán que hacer estas preguntas y dudar si incluirlas en su investigaciones/libros y en otras obras.

            Johnson añade que si un estudioso en 1998 tiene dificultades para conseguir una impresión de 1955, hay que imaginar lo que será en doscientos años. De hecho, ¿qué valor tienen esos tres ejemplares del texto original de The Urantia Book, que se supone se conservan inalterados en un lugar desconocido al que nadie tiene acceso, si la Fundación está imprimiendo textos diferentes en contra de la declaración de fideicomiso?

            Está claro que no puede haber dos o más versiones del texto, diciendo que cada cual es una reproducción inalterada del original. Richard Keeler, presidente de la Fundación Urantia, me dijo en 1998 que la Fundación sigue el mandato de la declaración de fideicomiso de conservar estos tres ejemplares del libro impresos a partir de las planchas originales. Con ello él cree que se satisface el juramento de los fideicomisarios en cuanto a la protección del texto original inalterado. Sin duda, la política de la Fundación pone en riesgo al texto original, y su negativa de buscar una solución al problema divide y daña a la comunidad urantiana.

            Casi dos años después del fallecimiento de Sadler, el 6 de mayo de 1971, justo tras la tercera impresión, la Fundación Urantia requirió a R. R. Donnelley & Sons completar la destrucción de aproximadamente "dos mil doscientas planchas estereotipadas laminadas de níquel de un grosor ordinario para la impresión y reproducción de tal libro", de las que se hace referencia en la declaración de fideicomiso. Esta destrucción ya se había realizado anteriormente, parcialmente, con la impresión de 1967. Es decir se destruyeron las planchas tras la tercera edición, cuando solamente se habían hecho 10.000 ejemplares del libro. Es casi seguro que Donnelley Company también destruyó las cintas de papel de las que se hizo la composición y los negativos de los que se hicieron las planchas. Estas cintas y negativos se guardaban de forma rutinaria para rehacer las planchas desgastadas. 

            Pero, al igual que la alteración del texto, la destrucción de las planchas conllevaba igualmente destruir el estado sustantivo y con ello infringir la declaración de fideicomiso y las instrucciones de los reveladores. Hay que recordar que el texto de las planchas, tras el largo proceso de corrección de pruebas, había sido aceptado por los reveladores, cuando todavía estaban en contacto con los humanos. Al parecer fue el deseo humano de publicar, como menciona Kendall, "un libro perfecto" el que incitó a los fideicomisarios a hacer esto. Así pues, todo lo que queda ahora de la propiedad sustantiva son esos tres libros impresos de 1955 mencionados, los últimos vestigios materiales de toda una revelación. Pero éstos, al no estar en papel libre de ácido, acabarán también por desaparecer, a pesar de que los supuestos guardianes del texto, aseguren que están "protegidos" en algún almacén.

            Hay que señalar igualmente, la forma clandestina en la que se hicieron los cambios y lo que esto implica. Mark Kulieke expresa esta paradoja:

            El Dr. Sadler y Christy indicaron que los escritos de Urantia se habían publicado exactamente tal como se recibieron excepto por los errores de copiado, muchos de los cuales fueron posteriormente identificados y corregidos. La comisión de contacto estaba limitada a realizar cambios en ortografía, mayúsculas y puntuación [196] .

            Pero no hay constancia alguna de parte de Christy, de Sadler, de los fideicomisarios, de miembros del foro o de las dos historias mencionadas de que los escritos se habían publicado tal como se habían recibido "excepto", tal como indica Kulieke, "por errores de copiado, muchos de los cuales se identificaron y corrigieron".  Nunca se le concedió permiso a la comisión de contacto o a la Fundación para realizar estas "corecciones".

            Además el hecho de los límites impuestos a la comisión de contacto nos lleva a otras cuestiones:

1) ¿No fue la Fundación Urantia quien publicó The Urantia Book? La comisión de contacto no lo publicó porque para 1967 hacía tiempo que no existía.

2) ¿No se transfirieron las planchas, descritas en la declaración de fideicomiso como el texto, a la Fundación Urantia en 1950?

3) En 1967 Christy era fideicomisaria, ¿por qué se le permitió, independientemente de los otros fideicomisarios, hacer alteraciones en las planchas, algo expresamente prohibido en la citada declaración y en franca contradicción con la autoridad dada a la comisión de contacto original?

            Scott M. Forsythe, auxiliar administrativo de la Fundación Urantia, contestando a ciertas preguntas de J.J. Johnson, escribió a éste una carta en 1988, en la que le comenta la "singular" relación de Christy con el texto:

            Como bien sabe, la relación de Christy con el texto de The Urantia Book era singular [...] Es bastante probable que la actual junta de fideicomisarios no crea tener la misma relación con el texto del libro que tenía Christy. En otras palabras, los fideicomisarios no creen poder tener en estos asuntos la misma flexibilidad de que disponía Christy [..] Por razones obvias, un asunto así resulta delicado y confidencial, y la junta no desea dar a conocer detalles escritos de este asunto [197] .

            Lo que sorprende de este pasaje es la política de decidido silencio y encubrimiento de la Fundación, que continuó hasta la defensa de los cambios realizados en 1999 por la Fundación Urantia en "Setting the Record Straight", tal como se puede leer en su portal en la red.

            A pesar de ello, tenemos que señalar que, no más tarde de 1994, todos los fideicomisarios eran conscientes de los cambios que se habían realizado y de sus consecuencias. Hasta la fecha, no se ha hecho ningún esfuerzo respecto a la corrección de este problema, a pesar de que en 1994 la Fundación Urantia publicó una lista de las modificaciones realizadas en el texto, porque no se ha incluido en el libro con el objeto de informar al lector. De todos modos, estas medidas a medias son totalmente inadecuadas para la mayoría de los urantianos, cuyo deseo es que se publique una fiel reproducción del texto original y que se cumpla la declaración de fideicomiso.

Comparación entre las impresiones de 1955 y 1967

            En el proceso de impresión, pueden ocurrir ciertas anomalías entre impresiones que hacen que haya páginas que no se impriman de forma idéntica. Esto sucede con la intensidad de la tinta de las páginas, que puede incluso variar dentro de la misma impresión. Existen sin embargo casos en los que hay detalles, como el de una letra rota, que pueden indicar esta diferencia o no entre dos impresiones.

            Cuando Merritt Horn y yo examinamos, no de forma exhaustiva, algunas impresiones de 1955 y la impresión de 1967 y la de otros años llegamos a la conclusión de que, en contraste con lo que comúnmente se cree, las planchas de 1955, con algunas importantes excepciones, se usaron para la impresión de 1967 [198] . Estas excepciones incluían esas mencionadas 48 páginas modificadas, que tuvieron que insertarse reemplazando a las originales de 1955.

Ilustración: Página primera de la impresión de 1955 en la que se muestra una "w" deteriorada.

Ilustración: La misma página en la impresión de 1967.

Ilustración: Página 3 de la impresión de 1955.

Ilustración: Página 3 de la impresión de 1967.

Debemos poder confiar en el copista

            En definitiva, además de la necesidad de una línea fiable de fieles reproducciones del texto original como referencia para futuros estudiosos, de la contradicción de preservar el texto e imprimir otro, de la prohibición expresa la declaración de fideicomiso en cuanto a la realización de cambios, que prohibe a la Fundación Urantia realizar cambio alguno en el texto y del cuestionable proceso por el que los cambios se hicieron en primer lugar, hay que añadir un argumento que, de forma sucinta, señala Eric Schaveland: "Debemos poder confiar en el copista".

            El hecho ineludible es éste: nadie sabe de verdad -incluso los fideicomisarios- cuánto varían las actuales impresiones de The Urantia Book del texto original de la edición de 1955. No lo sabremos hasta que sigamos el consejo del mencionado fideicomisario,  James C. Mills, que en 1971 sustituyó como fideicomisario a Christy, cuando nos decía que con determinación y sin temor usáramos toda la tecnología disponible para comparar el texto actual con el original de 1955 [199] . Quizá descubramos que el actual es "razonablemente cercano" a la impresión de 1955, como algunos defensores de la Fundación afirman, aunque está claro que la declaración de fideicomiso no dice nada de esta "razonable cercanía" entre textos.

            Seguramente que los medianos tenían una buena razón para no dejar nada a la discreción de los humanos en relación al texto de The Urantia Book. La comisión de contacto diseñó la declaración para proteger el texto de la insensatez humana. A pesar de esta garantía, sabemos que se abrió la puerta en 1967, y los cambios se realizaron bajo la responsabilidad de la Fundación, una oligarquía de cinco personas nombradas por sí mismas, que ha continuado modificando el texto. Y si en un principio hubo muchos fideicomisarios que no eran conscientes de estas modificaciones, hoy en día esto no es así. Uno de éstos, Morris (Mo) Siegel, me dijo, en 1988, que era indiferente al tema del texto porque desde una perspectiva comercial reconocía que había "poca preocupación de parte de los lectores" por las alteraciones del texto.

            David Kantor, un investigador urantiano, cree que si los lectores permanecen pasivos ante esta postura flexible de los fideicomisarios, el texto continuará modificándose e incluso se podrían tomar otra serie de libertades con el texto. Sabemos por Carolyn Kendall y Richard Keeler que los cambios del texto continuaron después de 1982. Si es cierto lo que dice Kendall, Keeler prometió revertir los cambios, pero la investigación de Merrit Horn muestra que esta promesa nunca se  cumplió [200] . Está claro que nadie puede predecir hacia dónde nos va a conducir algún día esta política de la Fundación de alterar el texto a su antojo. Si el texto no tiene a custodio digno de confianza, una versión auténticamente inalterada del texto original y una línea establecida que lleve de nuevo a la impresión original, se ha traicionado tanto el espíritu como la letra de la declaración de fideicomiso.

La búsqueda de la verdad

            En el análisis hasta ahora realizado me he dejado llevar por la búsqueda de la verdad. La revelación nos pertenece a todos nosotros. Es un regalo que se nos ha hecho, y somos nosotros los responsables de su destino. Los reveladores nos encargaron una tarea grande, noble, creativa. La Fundación Urantia se constituyó para servirnos a nosotros. Y para realizar esa tarea hay que buscar la verdad, porque ésta es parte misma de los valiosos valores inherentes a esa misma meta.

            La verdad no desaparecerá haciendo callar a las personas ni evitando tratar el tema ni intentando redefinir astutamente el término "inalterado". Además, la preocupación sobre las alteraciones no es hacer un fetiche del texto. Todo lo contrario, quizás quienes hagan un fetiche del texto sean ésos que intentan hacer un  libro perfecto inalcanzable. Pero la más grave consecuencia de deferir a una oligarquía la responsabilidad de la revelación no es una cuestión de la calidad personal de cada uno de sus miembros. El filósofo Mortimer Adler expresó de esta manera las graves consecuencias de una oligarquía:

            Dando por supuesto que puedan hallarse estos hombres [superiores], el hecho es que dejarles gobernar, con sabiduría y benevolencia, reduce al resto de la población a una perpetúa niñez [...] [201]

            La cuestión de la publicación y de la preservación del texto original continúa en nuestros días por ser "un tema delicado y confidencial". Sin embargo, son precisamente estas mismas razones las que deben incitar el valiente escrutinio de los urantianos, y mientras los urantianos debatamos de forma creativa sobre este tema con tolerancia y respeto, significará, de forma esperanzadora,  que no habremos todavía caído del todo en ese satisfecho letargo utópico en nombre de la "unidad". La unidad a cualquier precio ha sumido en el olvido muchas de las gloriosas empresas de los mortales.

            Tras la muerte del Dr. Sadler el 29 de abril de 1969, a la edad de 93 años, el escenario estaba preparado. Se había formado un círculo interior dentro de otro círculo interior que había reemplazado a los fideicomisarios como los encargados del texto de la revelación. Lo que sucedió en las décadas que siguieron lo describiría hábilmente Sprunger al decir que la revelación había empezado a navegar sobre "los  turbulentos mares de la lucha evolutiva [202] ."