CAPÍTULO VIII
"Os habéis quedado solos"
Clarence
Bowman, miembro del foro desde 1923, comunicó a su familia que el foro
y la comisión de contacto estaban deseando que terminara la Segunda
Guerra Mundial porque estaban convencidos de que The Urantia Book
finalmente se publicaría [145] . Cuando terminó
la guerra, parecía que el planeta había pasado por una pesadilla que
había amenazado su existencia misma, y al final pudo conseguirse la
paz. Sin embargo, cerca del fin del conflicto, una serie de explosiones
atómicas presagiaban una nueva amenaza para la civilización. Y pisándole
los talones, el comunismo empezaba una incansable campaña de conquista
del mundo.
El doctor Sadler le
contó a Meredith J. Sprunger que los reveladores informaron a la comisión
de contacto, inmediatamente tras la guerra, que creían que el comunismo
representaba la mayor amenaza a la religión de Jesús y a la libertad
de la humanidad jamas existida. Los reveladores se alarmaron ante el
emergente espectro de la Tercera Guerra Mundial y su más urgente prioridad
era evitar un conflicto así. En enero de 1946 los Medianos Unidos de
Urantia informaron a la comisión de contacto acerca de su intención
de vencer al comunismo. Esta comisión de contacto se sintió decepcionada
cuando supo que no se iba a producir la tan esperada publicación inmediatamente
tras la guerra [146]
.
Formación de La Fundación Urantia
Durante más de cinco
años, las planchas de The Urantia Book habían estado almacenadas
en la planta de Crawfordsville, Indiana de R.R. Donnelley & Sons,
esperando su impresión. En las mencionadas "History One" y "History
Two" se informa que en enero de 1950 estas planchas servirían de base
para la formación de una organización diseñada para publicar los escritos
y mantener perpetuamente la integridad del texto original:
Las planchas de The
Urantia Book que se habían hecho con anterioridad constituyeron
la base para la creación de la Fundación Urantia mediante la declaración
de fideicomiso bajo las leyes del estado de Illinois el 11 de enero
de 1950. Se trata de una organización sin ánimo de lucro.
Uno de los objetivos
para los que se creó la Fundación fue para preservar el texto de The
Urantia Book perpetuamente inalterado y diseminar sus principios
y enseñanzas" [147]
.
La declaración de fideicomiso
Un fideicomiso
es un título legal a una propiedad para ser asumida por una parte en
beneficio de la otra parte. El documento de fideicomiso generalmente
define la propiedad y las condiciones por las que la propiedad se transfiere
al cuidado de la otra parte. Su propósito es establecer los parámetros
de este fideicomiso y prevenir que la insensatez y las pretensiones
humanas puedan dañar la propiedad que se ha dado en fideicomiso. Una
declaración de fideicomiso es un documento legal que especifica un acuerdo
vinculante para ambas partes en este sentido. En el caso del libro de
Urantia, la comisión de contacto, asesorada legalmente, la definió previendo
la elección de cinco fideicomisarios que estarían en sus cargos de por
vida. Los nuevos fideicomisarios serían elegidos por los restantes.
En el caso de la declaración
de fideicomiso que sirvió de base para la constitución de la Fundación
Urantia, la propiedad que tenía que ser protegida era el texto original
de The Urantia Book. Este "texto original" se refería a las planchas
que habían sido grabadas y moldeadas a partir de la galerada, compuesta
a su vez del texto mecanografiado, destruido antes del fin de la Segunda
Guerra Mundial. Estas planchas se usaron para publicar el libro, del
que tenían que conservarse en perpetuidad tres ejemplares. Así pues,
bajo dicha declaración, la Fundación asumía provisionalmente plena responsabilidad
por el texto y se convertiría en la editora de The Urantia Book.
La primera junta de fideicomisarios estaba compuesta por William Hales,
presidente; Bill Sadler, vicepresidente; Emma L. Christensen, secretaria;
Wilfred C. Kellogg, tesorero y Edith Cook, secretaria adjunta.
Hay que recalcar la
precaución con la que la comisión de contacto actuó ya que tres de sus
miembros -Bill Sadler, Emma L. Christensen y Wilfred C. Kellogg- eran
también fideicomisarios y tenían la mayoría absoluta en caso de decisiones.
Bill Sadler y Christy residían en el 533 de Diversey Parkway, y Wilfred
C. Kellogg vivía en un bloque de pisos a algunas calles de allí. La
declaración de fideicomiso establecía con claridad que se reconocía
en ese momento a la Fundación como la responsable de conservar el texto
original. Además cualquier "consejo" celestial dirigido a la Fundación
podría llegarles de manera informal a través de la todavía operativa
comisión de contacto. Los otros dos fideicomisarios, William Hales,
presidente, y Edith Cook, secretaria adjunta, tuvieron el honor de ser
las primeras personas externas a la comisión de contacto con responsabilidades
respecto al libro, aunque, obviamente, sin mucha capacidad de decisión.
Hay quien piensa que la constitución de un grupo interno dentro de un
grupo interno sembró la semilla de la actual política de la Fundación,
algo que continúa hasta hoy en día.
Aunque tres miembros
de la comisión de contacto eran fideicomisarios, William S. Sadler y
Anna Bell Kellogg no lo eran. De acuerdo con la declaración de fideicomiso
mencionada la Fundación estaba organizada de forma que terminara funcionando
de manera autónoma. No era la sucesora de la comisión de contacto.
Sus primeros tres párrafos lo especifican claramente:
POR EL PRESENTE SE DA A CONOCER,
QUE CONSIDERANDO que se ha escrito un original de un libro titulado
"THE URANTIA BOOK", y que se han producido del original aproximadamente
dos mil doscientas (2.200) planchas [148] matrices laminadas de níquel
de una longitud base ordinaria para la impresión y reproducción de
tal libro; y
CONSIDERANDO QUE ciertas personas,
de aquí en adelante referidos como "contribuidores", estando deseosos
de que se cree una fundación con los objetivos aquí definidos denominada
"FUNDACIÓN URANTIA", han contribuido con ciertas aportaciones económicas
para tal fin, y dichas aportaciones económicas se han gastado en la
producción de tales planchas para la impresión y reproducción de THE
URANTIA BOOK; y
CONSIDERANDO QUE los contribuidores,
estando deseosos de que su identidad permanezca desconocida para que
la creación de dicha fundación no tenga límites en razón de su asociación
con sus nombres, coincidente con el cumplimiento de esta declaración
de fideicomiso y con pleno conocimiento y en consideración de esto,
han ocasionado que sus nominatarios entreguen a los abajo firmantes
dichas planchas para la impresión y reproducción de THE URANTIA BOOK,
para mantenerlas en fideicomiso para hacer posible el logro y la realización
de esos deseos y llevar y perpetuar los objetivos aquí definidos ..."
El Dr. Sadler
permaneció como líder de la comisión de contacto, y aunque ésta había
transferido, de manera provisional, a la Fundación Urantia la responsabilidad
sobre el texto, seguía manteniendo control sobre el foro-grupo de estudio
y el grupo de los Setenta. La comisión de contacto continuaría funcionando
durante cinco años más a partir de enero de 1950, momento en el que
se constituyó la Fundación Urantia.
La declaración
de fideicomiso establecía también que el deber principal de los fideicomisarios
"será preservar [...] el texto original de The Urantia Book
[...] de pérdida, daño o destrucción, y de alteración, modificación,
revisión o cambio de ninguna manera o circunstancia." El bien
sustantivo que se confió a la Fundación mediante esta declaración era
el texto original del libro y se definía en dos partes: [1] "planchas
y otros medios para impresión y reproducción de The Urantia Book"
y [2] "ejemplares autenticados del texto original de The Urantia
Book, pero no menos de tres (3) ejemplares"
[149] . El documento dio a la Fundación un control discrecional
del bien sustantivo con excepción de "los tres ejemplares del texto
original" que se iban a imprimir a partir de las planchas. La Fundación
tenía la responsabilidad de preservar estos tres libros "de pérdida,
daño o destrucción, y de alteración, modificación, revisión o cambio
de ninguna manera o circunstancia".
Para llevar a cabo su principal deber de conservar el texto
inalterado, a la Fundación Urantia también se le confió la publicación
del texto original, dándosele autoridad total sobre "las planchas y
otros medios" para la "impresión y reproducción de The Urantia Book."
Se les permitió transferir las planchas con la condición de que se "devolvieran
a los fideicomisarios cuando el propósito por el que se transfirió se
hubiese llevado a cabo (se supone para la impresión del libro). Finalmente
se les otorgó permiso para destruir las planchas si todos los fideicomisarios
estuviesen de acuerdo de que éstas "no se necesitarían más para cumplir
los propósitos por los que la Fundación se creó" o si "se le impide
a los fideicomisarios preservar tales porciones del bien sustantivo
[las planchas] por circunstancias fuera de su control."
Estas condiciones permitirían
a los fideicomisarios crear nuevas planchas cuando las originales se
deteriorasen por el uso o fueran ya inservibles, algo que ocurriría
tras haberse imprimido un millón de ejemplares. Se podría realizar entonces,
cuado fuese necesario, un duplicado de las planchas a partir de las
láminas monotipadas, como se explicó en el Capítulo VII, o quizás por
medio de cualquier otra tecnología que permitiese la reproducción del
texto original inalterado. También hay que observar que todos los fideicomisarios
tendrían que estar de acuerdo antes de que se destruyera cualquier porción
del bien sustantivo. Veremos en el siguiente capítulo cómo, tras haberse
imprimido sólo 10.000 ejemplares, parte de este bien se destruyó en
1967, muy posiblemente sin el consentimiento o incluso con conocimiento
de todos los fideicomisarios.
Los fideicomisarios
aceptaron sus responsabilidades diciendo:
Nosotros, los abajo firmantes aceptamos para nosotros y nuestros
sucesores en fideicomiso como se ha definido aquí, y mediante la presente
reconocemos que se nos han transferido y entregado aproximadamente dos
mil doscientas (2.200) planchas matrices laminadas de níquel de un longitud
base ordinaria preparadas a partir del original mecanografiado de THE
URANTIA BOOK para la impresión y reproducción de éste, cuyas planchas
están actualmente almacenadas en las cámaras de Donnelley & Sons
Company en Crawfordsville, Indiana [...]"
Hay que indicar que
no se menciona el original mecanografiado como parte del fideicomiso,
porque se había destruido cuando las planchas se grabaron. Las planchas
eran ahora el texto de The Urantia Book al que se refiere la
declaración de fideicomiso. Tras 1945, los miembros de los Setenta y
del foro-grupo de estudio usaron las pruebas que se habían hecho de
las planchas -no el original mecanografiado- para estudiar los escritos.
Estoy de acuerdo con
muchos urantianos que el permiso otorgado a la comisión de contacto
de normalizar la ortografía, las mayúsculas y la puntuación del texto
original mecanografiado, no se transfirió a la Fundación Urantia a través
de la declaración de fideicomiso. Está claro que su tarea era la de
proteger el texto original (o planchas) y ser responsables de la publicación
y reproducción del libro. Es lógico pensar que si se es responsable
por el texto original, hay que imprimirlo sin alteraciones.
Ya comentamos que,
años antes, Clyde Bedell y algunos otros miembros del foro habían mostrado
muchas reservas sobre la manera en la que los fideicomisarios iban a
ser elegidos y sustituidos. Lo que preocupaba a esos primeros urantianos
era el hecho de que se había establecido una oligarquía que se elegía
a sí misma y que, al menos por una generación, controlaría totalmente
el texto de la revelación.
Sadler le dijo a Meredith
J. Sprunger, Clyde Bedell y a otros que una vez que los abogados habían
redactado la declaración de fideicomiso se le presentó para su consideración
a la comisión de medianos. Puede que se hubiese presentado más de una
vez. De acuerdo con Sprunger, en una entrevista en vídeo mencionada,
y lo que Clyde me dijo personalmente, los medianos se negaron a dar
instrucciones específicas respecto al documento. Finalmente, sin embargo,
dijeron: "Si es esto lo mejor a lo que podéis llegar se hará". Sprunger
y Bedell citan prácticamente las mismas palabras.
Cambio de responsabilidad
De acuerdo con Mark
Kulieke, la cantidad y la naturaleza de los contactos tras 1952 cambiaron
bastante, y las "organizaciones se habían quedado solas"
[150] . Al parecer, estas organizaciones incluían la Fundación
Urantia, el grupo de los Setenta y el foro-grupo de estudio dominical.
Sin embargo, había restricciones provisionales, ya que la Fundación
todavía no había obtenido permiso para realmente publicar el libro,
a pesar de tener ya las planchas.
En noviembre de 1951,
se le leyó al grupo de los Setenta y al foro-grupo de estudio dominical
una importante comunicación del Príncipe Planetario en funciones despachada
por su regente a la comisión de contacto. Sin duda habría una gran expectación
porque se esperaba el anuncio de la impresión de The Urantia Book.
En dicha comunicación se le hacía saber que el príncipe planetario en
funciones había tomado algunas decisiones, que tenían que ver con las
responsabilidades de los ángeles respecto a la revelación. También se
trató del tema de la reciente formada Fundación Urantia con estas palabras:
Los aspectos humanos
de The Urantia Book se colocarán en las manos de los fideicomisarios
de la Fundación Urantia, sujeta a las sugerencias y consejos y poder
de veto de la comisión de revelación de los medianos unidos de Urantia.
Cuando, como y si la comisión de medianos no se comunica con los fideicomisarios
de la Fundación durante un período de tres años, éstos pueden entonces
considerar que los asuntos de The Urantia Book están completa
y exclusivamente en sus manos y bajo su jurisdicción. [...] De momento,
la mediación entre la supervisión global y sobrehumana de esta comisión
y el funcionamiento humano directo de los fideicomisarios de la Fundación
recaerá en la comisión de medianos, la sucesora de la comisión de revelación
de Urantia. Esta comisión continuará funcionando como consejera tanto
de los supervisores celestiales como de los fideicomisarios, pero su
poder de veto se extenderá sólo a las decisiones y actos de los fideicomisarios
humanos.
En ese mismo supuesto mensaje, también se incluía algo
que parecía echa por tierra la noticias que estos primeros urantianos
estaban esperando:
En ausencia de intervención de los medianos después del
11 de febrero de 1954, los fideicomisarios de la Fundación Urantia
pueden proceder de acuerdo con su propio criterio
[151] .
Hay que hacer notar que una vez que se habían fabricado
las planchas y se había transferido en fideicomiso a la Fundación Urantia
el cuidado de éstas, la comisión de revelación fue sustituida por la
comisión de medianos.
Casi un año más tarde, el 21
de agosto de 1952, día del cumpleaños de Jesús, se recibió otro mensaje
del regente Príncipe Planetario en funciones que se leyó a los grupos.
El foro-grupo de estudio permanecería bajo la dirección de la todavía
operativa comisión de contacto. Se aprobaba provisionalmente la constitución de una nueva organización
llamada Urantia Brotherhood (la Hermandad Urantia), con el comentario
de que el documento "proporciona los medios para su propia enmienda."
Se dejaba al arbitrio de la Fundación Urantia el momento de poner en
marcha la nueva y autónoma Hermandad Urantia. Respecto al destino de
The Urantia Book, el regente hacía el siguiente anuncio:
Yo, y sólo yo, decidiré
el momento de la publicación de The Urantia Book. Si no proporciono
instrucciones al respecto el día 1 de enero de 1955 o antes, entonces
los fideicomisarios de la Fundación Urantia procederán con los planes
para su publicación de acuerdo con su propio criterio
[152] .
Aunque provisionalmente,
por fin se había previsto una fecha para la publicación del libro. Además,
en ese mensaje también se aprobaban los planes para publicar, en un
volumen separado, un índice del libro y se le pidió a los Setenta que,
con la inauguración de la Hermandad Urantia, concluyeran sus actividades
como grupo independiente.
La comisión de contacto
no recibió noticias del regente para la fecha fijada y los fideicomisarios
tomaron sus propias decisiones. La Hermandad comenzó oficialmente a
funcionar el 2 de enero de 1955. Ese día el Dr. Sadler dio algunas directrices
a los Setenta para la inauguración de ésta y, después, William Hales,
que presidía la reunión, solicitó la elección de sus directivos, eligiéndose
a Bill Sadler como presidente de la Hermandad. Tras esto, se procedió
a la elección de los presidentes de las nueve comisiones
[153] . Así pues, los 36 miembros del grupo vespertino de
los miércoles, llamado los Setenta, se convirtieron en los miembros
de la Hermandad.
Poco después tras el mensaje del regente del Príncipe Planetario,
el 11 de febrero de 1955, los fideicomisarios firmaron una "declaración
de intenciones para publicar The Urantia Book", y la leyeron
al foro. Finalmente, tras diez años, se les quitó el polvo a las planchas
y en Crawfordsville comenzaron las prensas de impresión a dar vueltas.
Hay que indicar que aunque los fideicomisarios eran conscientes de los
errores que se habían descubierto desde que se moldearon las planchas,
no había provisión en la declaración de fideicomiso para corregirlas
alterando el texto original. Además, cinco de los seis miembros de la
comisión de contacto estaban todavía en activo, y tres de ellos eran
fideicomisarios. No tengo constancia de ninguna pregunta formulada a
la comisión de medianos al respecto ni de preocupación alguna sobre
los errores que las planchas contenían.
El
mandato para publicar The Urantia Book
El primer
documento conocido que menciona el mandato para publicar el libro es
un artículo de 26 páginas, escrito por el Dr. Sadler en 1958, titulado
"Consideration of Some Criticisms of The Urantia Book", en el
que el doctor parece tan enérgico e intelectualmente agudo como siempre.
En este artículo Sadler nos dice también que el mandato para la publicación
del libro venía acompañado de algunas recomendaciones de la comisión
de medianos, sucesora, como se ha indicado, de la comisión de revelación.
Así se refiere Sadler a ellas:
Antes de proseguir con esas críticas individuales, les ruego
que presten atención a algunas de las recomendaciones relacionadas con
el mandato para la publicación de The Urantia Book. Entre otras
cosas se nos recomendó lo siguiente:
Estáis llamados a un
gran servicio y el vuestro va a ser un privilegio de transcendencia
presentar esta revelación a las gentes de este atormentado mundo.
Científicos altaneros
os ridiculizarán y algunos incluso os acusarán de connivencia y fraude.
Personas religiosas bien intencionadas os condenarán como enemigos de
la religión cristiana y os acusarán de difamar al mismo Cristo.
Miles de almas con
hambre de espíritu os bendecirán por el mensaje que traéis, y otros
miles os condenarán por perturbar su complacencia teológica.
¿Estáis listos para
este bautismo de gozos y penas que traerá la temprana distribución de
la revelación Urantia? [154]
Posteriormente,
en "History One", también se hacen referencias a estas recomendaciones:
En el momento de la
publicación de The Urantia Book los reveladores hicieron algunas
recomendaciones respecto a los métodos a emplear en la labor de distribución.
Estas instrucciones se resumen de esta manera:
1. Estudiar los métodos empleados
por Jesús al presentar su labor a la tierra. Observad cómo él trabajó
silenciosamente al principio; muy a menudo tras un milagro, él instruiría
al recipiente de su ministerio diciendo: "No le digas a nadie lo que
te ha sucedido."
2. Se nos recomendó que no intentáramos
obtener un reconocimiento rápido y espectacular.
Durante los primeros
cinco años estas recomendaciones se han seguido y la distribución aumenta
cada año. La inmensa mayoría de los miembros de la Hermandad ha estado
de acuerdo con esta forma tranquila y paulatina de presentar el Libro.
Sin embargo, una cosa debe quedar clara. Mientras que la norma de la
Hermandad es trabajar de forma tranquila en la distribución del libro,
no se va a hacer nada que interfiera con los deseos energéticos y entusiastas
de cualquier persona que quiera introducir el libro a sus amigos y allegados [155] .
Al contrario que en algunos textos apócrifos, nunca se dio
una serie permanente de "mandatos" a la comisión de contacto en relación
a la distribución de la revelación Urantia. Hubo un mandato de publicación
de The Urantia Book y éste se acompañó de instrucciones o recomendaciones
claramente referidas a las fases iniciales de distribución. Según mi
información, estos pasajes mencionados son la única referencia a dichas
recomendaciones publicadas en vida de Sadler.
En "History Two" se
dedica una página al mandato de publicación y a citas de su introducción.
Por lo general se advierte que "el libro pertenece a la era que sigue
inmediatamente al fin de la actual lucha ideológica." También se indica
que el libro se ha proveído pronto para "estar listo para el entrenamiento
de maestros y líderes" y para permitir traducciones tempranas en otras
lenguas [156] .
No hay documentación fiable que pruebe que los reveladores estaban en
contacto con la Fundación Urantia: toda comunicación era con la comisión
de contacto.
Las recomendaciones
que acompañan al mandato de publicación del libro se parafrasearon,
revisaron y se usaron y adoptaron de manera selectiva en algunas notas
internas de la Hermandad. Bill Sadler preparó un articulo en 1955 titulado
"Timing of The Urantia Book" ("Temporización de The Urantia
Book") de forma interna para el comité ejecutivo de la Hermandad
Urantia en los que parafrasea las recomendaciones calificándolas de
"dichos agudos." Bill leyó este artículo al foro-grupo de estudio. En
ese momento, la amenaza comunista seguía avanzando. Los soviéticos habían
adquirido armamento atómico, y se les daba de forma rutinaria a los
escolares norteamericanos instrucciones sobre lo que había que hacer
en caso de un ataque con arma atómica. Bill Sadler recordó al grupo
que la revelación se iba a distribuir pronto y estaba pensada para la
era tras la "presente lucha ideológica". Entre otras cosas, Bill dijo:
El Libro pertenece
a la era inmediatamente posterior a la conclusión de la presente lucha
ideológica. Ese será el día en que los hombres y las mujeres desearán
buscar la verdad y la rectitud. Cuando el caos de la presente confusión
se haya acabado, será más fácil poder formular el cosmos de una era
nueva y mejorada de las relaciones humanas. Y por este mejor orden de
las cosas se preparó el Libro.
Pero la publicación
del Libro no se ha pospuesto para esa (posible) fecha remota. Se ha
proveído una pronta publicación del Libro para que esté listo para el
entrenamiento de líderes y maestros. Su presencia es también necesaria
para atraer la atención de personas de medios que puedan sentirse inclinados
a proporcionar fondos para la traducción en otras lenguas. Los que dedicáis
vuestras vidas al servicio del Libro y la Hermandad no os dais mucha
cuenta de la importancia de lo que hacéis. Sin duda viviréis y moriréis
sin daros cuenta de que estáis participando en una nueva era de religiosidad
en este mundo. [157]
Hay que señalar que los miembros de la comisión de contacto
y los primeros miembros del foro habían envejecido esperando la publicación
y propagación de la revelación. Muy pocos de los que oyeron este mensaje
vivirían para ver el colapso repentino del comunismo soviético casi
treinta años más tarde.
El registro
de la propiedad intelectual de The Urantia Book
Parece claro que los reveladores pidieron a los miembros de
la comisión de contacto que se obtuviera la propiedad intelectual del
libro a nivel internacional. Meredith J. Sprunger recuerda con claridad
cómo Christy y Sadler le comentaron este hecho
[158] . Esta propiedad intelectual a nivel internacional permitiría
el listado de los autores divinos como en el caso del libro, algo no
posible en los Estados Unidos, donde sólo los ciudadanos norteamericanos
pueden obtenerlo. También ambas historias mencionan el hecho de que
el libro se publicó el 12 de octubre de 1955 ostentando dicha propiedad
intelectual a nivel internacional, pero no mencionan nada en relación
a una propiedad intelectual a nivel de Estados Unidos.
En el registro de la propiedad intelectual de The Urantia
Book consta que la Fundación Urantia es la autora del libro. Parece
muy poco probable que los reveladores pidieran a la comisión de contacto
el registro fraudulento de la propiedad intelectual del libro en Estados
Unidos. Más bien sería una idea humana como lo prueba el discurso titulado
"¡Unidad, no uniformidad!", que Martin Myers dio en 1973 a los lectores.
En este discurso, escrito con la estrecha colaboración de Christy, se
lee lo siguiente respecto a la propiedad intelectual:
Los primeros líderes
del movimiento Urantia idearon un ingenioso plan. Su estrategia era
doble. [...] Para proteger el texto de revisiones, alteraciones y distorsiones,
previeron la necesidad de colocar a The Urantia Book bajo una
propiedad intelectual a nivel de Estados Unidos e internacional, garantizando
a las futuras generaciones el privilegio de tener la Quinta Revelación
de los Tiempos inalterada. Para tal fin se formalizó la Fundación Urantia
y se obtuvo legalmente una propiedad intelectual [159] .
Este pasaje merece
algún comentario por lo perturbador y por sus perniciosas consecuencias.
¿Por qué dice Myers, en colaboración con Christy, que eran los "primeros
líderes" y no los reveladores, los que idearon ese "ingenioso plan"?
¿Qué tenía de ingenioso obtener una propiedad intelectual ordinaria?
¿Era lo ingenioso el tener que obtener la propiedad intelectual del
libro en Estados Unidos y el hecho de que la Fundación Urantia tuviese
que aparecer como su autora? Esta es la primera mención que tenemos
de esa propiedad intelectual a nivel nacional. Como hemos comentado,
ambas historias y Meredith J. Sprunger sólo aluden al requerimiento
de los reveladores de obtener una propiedad a nivel internacional. Además,
¿por qué dice Myers "de forma legal"? ¿Es que íbamos a pensar que la
propiedad intelectual no era legal?
La propiedad intelectual se renovó en 1983
con la base de que The Urantia Book era una antología, una colección
de escritos de varios autores, y las preguntas del foro constituían
una co-autoría. Durante el litigio de Kristen Maaherra [160] en los noventa se pusieron en tela de juicio tanto
la propiedad intelectual inicial como su renovación. Maaherra alegaba
que si la Fundación Urantia hubiese intentado solicitar la propiedad
intelectual diciendo la verdad, la oficina del registro jamás se la
hubiesen concedido. Como resultado de este litigio, la propiedad intelectual
quedó muy debilitada.
Ilustración:
Bill Sadler y Clide Bedell en un picnic (junio de 1952).
Ilustración: Vista de los edificios de Chicago junto al lago (sobre 1955).
Ilustración: Instantánea del momento en que los primeros libros de Urantia
llegaron de R.R. Donnelley & Sons.
Por fin los libros de Urantia
Uno puede imaginarse
la alegría que sentirían los primeros urantianos cuando tuvieron en
sus manos los primeros libros. Mark Kulieke se hace eco de la gran emoción
sentida la noche de un miércoles de 1955 cuando su padre llegó a la
casa con 4 libros de Urantia [161] . Carolyn Kendall relata que
su padre creía que el libro iba a ser el "mayor éxito en cientos de
años, y que se iban a hacer reseñas en todos los periódicos más importantes."
Su idea era comprar ejemplares de todos esos periódicos con las históricas
reseñas de la nueva y gran revelación
[162] .